Havok: Nueva sangre del thrash

Havok, Deathweiser, Massive Power, Metal Command, NSD, Sobernot
Teatro Ex Mundo Mágico - 9 de junio de 2018
Santiago - Chile
Debutaron en tierras locales en 2014, teniendo un accidentado show destacado por su corta duración. Esta vez, los thrashers de Havok volvieron por su revancha a Chile liderando una nueva versión del Chargola FuckingFest. Tras una primera vez que no fue suficiente, el público llegó al Teatro Ex Mundo Mágico en medio de la lluvia que azotaba a la capital, razón que quizás afectó a la cantidad de asistentes, ocupando apenas la mitad del recinto.
Sobernot fue la primera banda de la jornada, presentando su primer larga duración Silent Conspiracy, lanzado a fines de mayo pasado. Su thrash con toques Groove tuvo una buena aceptación por parte de un público que crecía lentamente en número, pero que, durante todos los actos de apertura, mostró atención y respeto hacia lo ofrecido. Mismo caso con Nunca Seremos Dichosos, banda formada en 2015 que destacó por su buen sonido, particular estilo con letras en español y enérgica puesta en escena, siendo algo de cierta forma diferente respecto al resto del cartel. Por su parte, Metal Command y su propuesta con influencias más modernas que el resto del cartel siguió con la brutalidad que imperaba en el teatro de Lo Prado, mostrándose como otra joven oferta de metal nacional que se ha ganado un lugar cada vez mayor dentro del cada vez más amplio círculo de agrupaciones que mantienen los sonidos más pesados.
La banda con una mayor trayectoria, hablando en general, fue Massive Power, y lo demostraron entregando su thrash old school que generó los primeros mosh de la jornada al ritmo de canciones como Mass Crime Corporation , Head Banging Zone, o la canción que les da nombre. Ni siquiera un sonido que partió poco claro y con varios problemas mermó la actitud del quinteto. Uno de los puntos altos de la noche. Thrash hecho por thrashers, como exclamó su guitarrista Rodrigo Echeverría. Por otro lado, los ecuatorianos de Deathweiser, quienes también se presentaron junto a Havok en su fecha en Rancagua al día siguiente, debutaron en Chile, también cultivando un thrash de corte más tradicional, con un sonido poco favorable dados varios problemas con el bajo, provocando fuertes y molestas interferencias. De todas formas, también tuvieron una buena acogida para ser su primera vez, aunque sin la efervescencia de sus predecesores, al ser el mosh mucho más reducido en comparación y sin tanta intensidad.
El plato de fondo arrancaría, tras varios minutos de atraso respecto a lo anunciado, con un sonido potente y claro que se mantendría durante toda la presentación, desatando la locura total, tras un breve saludo por parte del guitarrista y vocalista David Sánchez, con Fatal Intervention, seguida de inmediato por Hang em High, parte de su más reciente álbum Conformicide. El mosh, con stage diving incluido, no se hizo esperar, incluso en un recinto que, dada su disposición con bancas, resultaba hasta incómodo de realizar. La banda estaba más que animada sobre el escenario, demostrándolo con energía y actitud al tocar e interactuar con los fanáticos de las primeras filas e incluso entre ellos mismos, notándose cómodos y con ganas de volver locos a sus fans, cosa lograda a cabalidad.
Sin mayores pausas, silencios, ni tiempo para discursos innecesariamente extensos más que para agradecer muy sutilmente y prometer volver en menos tiempo que la última vez tras lanzar un nuevo trabajo, la sólida jornada avanzó de una manera rápida e incluso precisa. La hora casi exacta en que los estadounidenses mostraron lo mejor de sus cuatro álbumes no tuvo problema alguno, haciendo olvidar su complicado debut de hace cuatro años. F.P.C., Point of No Return, Covering Fire, From the Cradle to the Grave, Ingsoc, D.O.A, que dio inicio al encore, y el final con Time s Up , fueron parte de un setlist que no tuvo puntos bajos en cuanto a recepción de los presentes o momentos que significaran una especie de calma, siendo todo disfrutado de una u otra manera. Siendo el show de una sola línea, la variedad de los enérgicos riffs y la disposición de la banda evitaron que se sintiera como algo monótono, cosa que puede pasar en un show de este tipo. Afortunadamente, nada fue así, y la acogida local fue más que positiva, sobre todo si se considera que por fin su show no estaba teniendo contratiempos de ningún tipo y se tocó todo lo programado, por más que algunos lo pudieran haber considerado corto entre tanta intensidad. ¿Una revancha esperada? Definitivamente.
La propuesta de los de Denver no aporta realmente nada novedoso al género, tomando los aspectos más clásicos de este como tantas bandas jóvenes lo han hecho en los últimos años. Dicho esto, lo de Havok no necesita innovar para que logre llegar a quienes disfrutan del acelerado estilo. Con menos de 15 años de carrera ya han conseguido una fanaticada considerable -aunque no se haya demostrado realmente dado el reducido número de asistentes en esta ocasión-, además de ser reconocida como una de las agrupaciones más importantes de thrash del nuevo milenio, demostrando que toda la furia y agresividad de esta corriente del metal no morirá jamás. Mismo caso con los exponentes locales, quienes, exceptuando en ese sentido a Massive Power dada su mayor experiencia (casi 20 años), también llevan menos tiempo sobre los escenarios, pero mantienen vivo un género que cada vez se ve más lejano de desaparecer con tanto exponente de calidad. Una sólida y algo extensa jornada llena de acelerado metal que demostró el poderío de la nueva sangre del thrash metal.
Luciano González
Fotos Cortesía: Tay Martínez (Resistance.cl)
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