Festival Trío: Historias salvajes
Viernes 7 de diciembre, 2018
Espacio San Diego
Tras el antecedente del exitoso Pulpa Fest que se llevó a cabo en el mismo espacio San Diego hace dos años, ya se podía vislumbrar que el Festival Trío iba a ser otro encuentro épico en el que la vibrante escena nacional daría cuenta de su buena salud a punta de mucha garra y actitud. Con los power tríos como criterio principal, el certamen no solo contó con un puñado de bandas que actualmente se desarrollan con gran actividad, sino que también permitió que el grupo argentino Eruca Sativa tuviera su revancha en tierras nacionales tras el suspendido concierto que no se realizó el 28 de septiembre en club subterráneo, e incluso traspasó su propio concepto para una agrupación tan querida como BBS Paranoicos rindiera tributo a uno de sus discos más importantes, lo que sin duda le agregó un condimento especial a un cartel que hizo sonar las guitarras hasta tarde.
La noche inició con Sangre de Toro y su rock a la vena con los toques de blues necesarios que ya son parte de su seña de identidad. Temas como La jaula, Carnaval, Ruta alternativa y Para ganar arrancaron una presentación que a ratos se volvió un poco tensa, ya que el baterista Andrés Silva se notaba algo incómodo por algunos problemas de sonido que lo aquejaban, pero fueron Felipe Toro y Johan Pastén quienes le pusieron el hombro a la situación con mucho carisma arriba del escenario, incluso cuando la guitarra se apagó totalmente en Cada día seremos más, pero fueron las incendiarias versiones de Junto a tí y Sale corriendo las que echaron por tierra cualquier falla técnica. Luego de Me salí, Toro colgó su guitarra y se sentó a un lado del escenario y pidió palmas a los presentes mientras se la colgaba de nuevo para finalizar su periplo con la apasionada Corazón de hierro, en la que Silva aporreó la batería con fuerza para exorcizar las incomodidades del principio y cerrar su periplo por todo lo alto.
Rápidamente los sonidistas alistaron todo para que Bonzo subiera al escenario, siendo recibidos con algarabía absoluta. Paso lento y Gato astuto, ambas de su nuevo Bola extra (2018) fueron coreadas a rabiar, dando cuenta del gran recibimiento que ha tenido una placa que los vio renacer tras su período de stand by. En ese sentido, Rodrigo Memo Barahona y Gerardo Elgueta se lucieron tanto en clásicos como Pájaro Nocturno, Perdido, Levanta muertos, Armadillo o Tongoy, pedida en varias oportunidades por los más entusiastas, como en las actuales Caballo cojo, Un clavo menos, Serendipia o Esqueleto, aportando lo mejor de sus estilos a canciones de estirpe callejera que detonan un mosh al final y que una concurrencia en llamas despidió con los brazos en alto.
Saltándose el formato de trío, Hijos de Algo dieron comienzo a su brutal actuación desenfundando Pecho, Ansias de poder y Reacción, con los potentes riffs que la ilustre Cler Canifrú emanó desde las seis cuerdas, lo que por momentos dejó libre a Feliciano Saldías para tomar el micrófono y apoderarse de un escenario que al son de Avanzar, Puede ser y Pagarás dio rienda suelta a la locura máxima de una banda con actitud de sobra que mantuvo una presentación aguerrida en todo momento. Formando una base inapelable, Daniel Robles y Mauricio Hidalgo lo entregaron todo gracias a ejecuciones volcánicas que en Oscuridad, Caliente y Sin miedo encuentran su punto exacto para explotar. El respetable quedó tan alucinado que pidió otra y la banda se lanzó con Siente vibrar, en la que Saldía se bajó del escenario totalmente enfervorizado para compartir con la gente, mientras arriba Canifrú, Robles e Hidalgo quemaban sus cartuchos finales dejando los ánimos cargados para lo siguiente.
Con uno de los mejores discos nacionales de este 2018, Alectrofobia asoló el Espacio San Diego mostrando lo mejor de su actualidad siempre con el acento marcado en lo social. Un conejito muy picarón, de colita blanca como el algodón empezó a sonar por los parlantes mientras el conejo aparecía entre el público y Como no me va doler quebraba la tonada infantil. La respuesta fue inmediata y se volvió mucho más intensa cuando Gerardo tomó la bandera mapuche y la puso sobre el escenario mientras frases de Piñera sonaban por los parlantes para introducir Violencia estatal, que se encumbró con guitarras punzantes y un tono oscuro que Elgueta rompió con su voz desgarrada. Así se dejaron caer trallazos como Anestesia, Nada que perder, Aún no quiero e Imbécil, todas con la potencia característica del trío que completan Rudy San Martín y Alonso Cabello, infalibles a la hora de administrar esa dosis letal de riffs rampantes y baterías tan brutales como las verdades que te tiran en la cara. Con América Latina, canción que según sus palabras no tocan mucho, 500 litros, Demolición, Carroñeros y Mierda pa consumir, Alectrofobia puso el punto final una presentación de lujo que llegó a tal intensidad que Elgueta y San Martín bajaron del escenario para ser uno solo con los suyos quienes no dudaron en entregarse hasta final.
Con un setlist dedicado exclusivamente a su insigne disco Capital (2003), BBS Paranoicos se lanzó de lleno para deleitar a una ferviente fanaticada que se paseaba desde temprano por el recinto con poleras alusivas a la banda. Y es que 15 años no pasan en vano, sobretodo para un registro tan marcador que sus feligreses disfrutaron en orden desde Capital hasta Nueva uno, un repaso intenso en el que las voces eran una sola con Omar Acosta, con momentos realmente de antología como el mosh de Cristales, el coro masivo que a altas horas de la madrugada se escuchaba en Ruidos o Contravientos y en la aparición de Memo Barahona para acompañar el tramo final compuesto por Velocidad y Sonríe . Finalizando con El regreso de su disco Collage (1999), BBS Paranóicos dio cierre a un gran año con un público fiel que sabía que la cita con un registro que caló tan hondo en la vida de la banda era un imperdible.
Finalmente la madrugada se tiñó de colores trasandinos con el flamante arribo de Eruca Sativa para abrochar el festival con un aforo menor que el acto anterior, pero que no paró de corear Nada salvaje, Confundiste, Para que sigamos siendo y Justo al partir. Mostrando un gran desplante ante sus fieles que estaban al pie del cañón a las 3:42 de la madrugada, Luisina Bertoldi, Brenda Martin y Gabriel Pedernera brindaron un espectáculo de primera, dominando cada espacio y cautivando a todos con el poderío instrumental que resonó fuerte en los momentos altos de Japón e incluso se demostró sobresaliente en los momentos más delicados de Somos Polvo o Amor ausente. La estampa sólida de Brenda en el slap de Inercia dejó atónitos a varios que destacaron la gran técnica de la bajista, que se unió a los riffs que Luisina sacó de la manga en El Balcón, Abrepuertas y Fuera o más allá con un Gabriel también muy certero en la batería. La aparición de Cler Canifru fue uno de los puntos altos de la velada, un encuentro impresionante que terminó con una de las mejores postales del evento teniendo a la chilena y ambas trasandinas haciendo vibrar todo a su paso para luego encaminarse hacia el final con Tarará, Magoo y Armas gemelas.
Con una jornada extensa que se extendió hasta 4:53 de la madrugada, el Festival Trío probó ser un intenso encuentro en el que la historia se escribió salvajemente, confluyendo en buena hora una amalgama de estilos más diversa que hace dos años atrás. Y es que encuentros de este tipo siempre valen la pena y marcan a fuego con experiencias que despiertan sensaciones intensas, visibles en cada una de las personas que deja la vida apoyando la escena nacional, incluso viajando desde regiones, como lo hizo notar un animado personaje que, totalmente exhausto, indicó: valió la pena el pique.
Pablo Cerda
Tags
Ultimos Contenidos
Got Back: Paul McCartney inició su gira sudamericana
Miércoles, 02 de Octubre de 2024
U2 lanzará material inédito de su época ''How to Dismantle an Atomic Bomb''
Lunes, 30 de Septiembre de 2024
'Heroes': Duff McKagan versiona clásico de David Bowie
Lunes, 30 de Septiembre de 2024