Max e Igor Cavalera - Las auténticas raíces
Domingo 18 de noviembre de 2018
Teatro Royal Center - Bogotá
La vigencia de Max Cavalera está fuera de toda duda. Ya han transcurrido más de veinte años desde que el guitarrista y cantante originario de Belo Horizonte abandonara a esa bestia llamada Sepultura para emprender un camino solista que le ha dado bastantes frutos. Acompañado de su hermano Igor mantienen el legado de lo que fueron sus primeras canciones, aquellas que marcaron un antes y un después para el heavy metal latinoamericano. Las raíces para muchos de los que se precian de escuchar este tipo de música.
Un par de años atrás los Cavalera trajeron un show a Bogotá en el que repasaban su disco de 1996 Roots. Ahora vinieron a tocar material más pesado, aquel correspondiente a su disco Beneath the Remains, lanzado originalmente en 1989 y Arise cuya salida se dio en 1991. Esos dos trabajos marcaron el debut de Sepultura en una casa disquera internacional Roadrunner Records. Un hito en la historia del metal latino.
Desconozco cuántas boletas se dejaron de vender pero debieron ser muy pocas vista la forma cómo se abarrotó la platea, los balcones y la zona posterior del teatro situado en el barrio Chapinero. La gente quería recibir la tralla de estos temas, thrash y el death metal abriendo una beta de clásicos puros. Aún se recuerdan las imágenes de unos jóvenes Sepultura tocando en la sala Celeste de Barcelona a comienzo de la década de los noventa. Esta noche se buscaba revivir ese ambiente salvaje.
Con largas filas en las afueras las puertas del recinto se abrieron sobre las ocho de la noche. Los teloneros se supondría que serían los paisas Witchtrap, sin embargo por motivos desconocidos la banda solo intervino hasta terminada la función de los hermanos Cavalera. Quizá ser un domingo en la noche con la dificultad de conseguir transporte llevó a la decisión.
La cinematográfica introducción del disco Beneath the Remains se escuchó por los altoparlantes en medio de la histeria por las sombras en tarima de Max Cavalera y compañía. Junto al baterista Igor encontramos a dos músicos que complementan la actual alineación de Soulfly, la banda paralela de Max. Ellos son el bajista Mike Leon y el extraordinario guitarrista Mark Rizzo.
Con la audiencia sacudiendo las cabezas y los primeros pogos en el lugar, el cuarteto descargó canciones como Inner Self, Mass Hypnosis, Arise, Dead Embryonic Cells y Alterate State, entre otras. La temperatura subió varios grados a medida que se ejecutaba el nostálgico set.
Max poco fue lo que habló entre temas pero si tuvo sus momentos para conectar con los presentes, ya fuera pidiéndoles alzar las manos, encender la pantalla de sus celulares o corear gritos de batalla. Igor por su parte, expuso porque sigue siendo un percusionista de pegada violenta, con una rica escuela hardcore-punk que alimenta su característico ritmo. Rizzo es un complemento ideal, gran sustento en guitarra, ya que son varios los momentos en que Max abandona el instrumento en pro de empujar el show con su energía.
Hubo lugar para rendir tributo a Slayer y a los mismísimos Motörhead por cuenta de un cover que siempre le funcionó a Sepultura: Orgasmatron. El sudoroso viaje en el tiempo cuando estos músicos pusieron a Brasil en el mapa del metal mundial vino con interpretaciones de Refuse/Resist, Roots Bloody Roots y un medley con piezas de los álbumes Arise y Beneath the Remains. Nada que objetar.
Los hermanos fueron los únicos en dar la venia mientras sostenían una bandera colombiana. Era su show, son una dinastía que incansablemente se mantiene girando por el mundo. Max no solo vive en el glorioso pasado, su banda Soulfly es muy activa, este año lanzó su Ritual, el undécimo título en su discografía.
A continuación vino el turno de los nacionales Witchtrap, sin embargo quién escribe no tuvo oportunidad de verles. Este trío es un gran animador de festivales y cuenta con una larga trayectoria. Fue una pena perderse su show. El calor en el teatro y la compleja hora para conseguir un vehículo de vuelta a casa mellaron anotar sobre el paso de los nacionales por tarima.
Muchos aún aguardan la reunión de los antiguos integrantes de Sepultura más lo que hacen Max e Igor en Cavalera resulta explosivo. El sistema de sonido no defraudó esta noche, tampoco la puesta en escena con ese enorme telón que fusiona las portadas de los discos tributados con el apellido de la dupla escrito a la antigua forma. Dudo que alguien no haya disfrutado con este vendaval metálico.
Pedirle a los brasileños no olvidarse de ese gran álbum que es Chaos A.D, editado hace 25 años. Lo demás, solo recuerdos de uno de los mejores shows del presente año.
Alejandro Bonilla Carvajal
Fotografías: Khristian Forero
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