Metal Attack II: Espectáculo visceral
Teatro Caupolicán - 26 de septiembre
Santiago - Chile
Un cartel realmente de lujo, una amalgama de riffs y subgéneros diseminados por los parapetos de un Caupolicán que detonó algarabía en un público beligerante y que no dio tregua ante una verdadera aplanadora musical.
Recrucide llegaba en un buen momento para abrir un festival de esta envergadura, al volver hace tan sólo unos días de su exitosa gira europea, por ende eran los indicados para encender un show caracterizado por el ardor y la actitud incontenible del público. La banda ya es reconocida tanto por sus últimos galardonados trabajos, además de su exposición mediática dado su calidad de agrupación invitada en varios shows internacionales, y una vez más no decepcionaron, dejando en claro por qué son una carta segura para este tipo de eventos. Con el sonido a su favor, mostraron su más reciente trabajo, el aclamado The Cycle a un Teatro Caupolicán (como ya es costumbre con las primeras agrupaciones) ocupado a una cantidad mucho menor comparado a lo que se vendría más adelante, además de no generar mayor movimiento en la cancha, aparte del clásico headbanging por parte de quienes más disfrutaron la media hora exacta de show. Encomiable es el trabajo de la banda en su conjunto y el excelente nivel instrumental que han alcanzado, por otro lado cabe destacar a su guitarrista Rodrigo Alpe, cuya habilidad resulta fundamental para impregnar ese sonido más técnico que muestran los locales, especialmente en los cortes del mencionado The Cycle, que resulta ser una propuesta death metal con identidad propia. Sólida presentación por parte de los nacionales.
Considerar a Destruction un viejo conocido es algo que viene totalmente al caso, considerando las múltiples visitas de los alemanes a Chile. Dicho esto, sorprende también ver la misma reacción positiva en cada show, por más que sea algo que no varíe mucho entre una y otra, es cosa de ver la respuesta que generó la clásica Curse the Gods al dar inicio a la presentación. Siendo una canción obligatoria en cada concierto, incluso en varias ocasiones como intro, no parece aburrir a nadie que vibre con el thrash de Schmier y compañía, mismo caso con varios cortes clásicos que fueron interpretados anoche. Si es por mencionar una novedad, se trató del primer recital en Chile con el baterista Randy Black, llegado a la banda este año, el cual apenas terminado este primer tema, realizó un breve solo de su instrumento para dar paso al clásico Tormentor, del demoledor debut Infernal Overkill. Un breve saludo de Schmier y la potencia siguió desatándose con Nailed to the Cross, canción de The Antichrist que ya es recibida como un clásico de la primera época.
El show sería más breve que en otras ocasiones. El mismo Schmier lo hizo ver al dirigirse muy brevemente al público, destacando a Chile como su segunda casa. Ni siquiera su enojo al amedrentar a un sujeto que le arrojó una zapatilla hizo bajar la intensidad y potencia de lo que se vivía. Además de él, el eterno guitarrista Mike Sifringer también se veía completamente animado, moviéndose a lo largo del escenario y tocando a la perfección cada nota, definitivamente un guitarrista de menor reconocimiento dentro de los más destacados del género. El sonido fue potente y claro, con excepción de breves momentos donde dicha potencia se percibía con menos intensidad. El mosh provocado al son del agresivo thrash alemán fue considerable, pero menor si pensamos que el Caupolicán no estaba a su capacidad total aun, además de calmarse un poco con Dethroned, única canción de Under Attack, última placa a la fecha. El resto fue ovacionado y celebrado como corresponde, tanto por quienes ya han visto Destruction anteriormente como a aquellos que los presenciaban por primera vez. Mad Butcher, Life Without Sense, Release from Agony, la instrumental Thrash Attack, Total Desaster y Thrash till Death fueron parte del setlist, pero dejando de lado varios clásicos que venían sonando en su actual paso por Latinoamérica. Eternal Ban, Antichrist, Black Mass o el cover a Dead Kennedys Holiday in Cambodia fueron algunas de las que más de uno pudo haber esperado en el caso de saber de antemano lo que se mostraba en el recorrido, pero quedaron en el tintero.
No pocos expresaron una cierta decepción una vez que Schmier anunciara Bestial Invasion, conocida por ser la encargada de cerrar sus shows. Una hora que se percibió como insuficiente, sobre todo si consideramos la trayectoria de este emblema teutónico y la euforia que logró desatar entre los más cercanos al thrash de la vieja escuela. Se entiende que en una situación así deban mostrar algo más breve, pero definitivamente no era algo que se pueda reducir a banda invitada con un show como el entregado, con energía y solidez en cada momento. Destruction, como se ha dicho más de una vez, siempre serán bienvenidos, ya sea como parte de un festival o liderando una jornada.
21:30 hrs y era el turno del cuarteto británico Napalm Death, íconos de la crítica con ansias de emancipación social, lo que se condice con su actitud iracunda propia del Hardcore/Punk, espíritu fundacional e identitario que poseen como banda y que anoche demostraron en cada intervención que realizaba Barney Greenway entre tema y tema. Si bien su voz está sumamente gastada y difiere mucho de su tono vocal de antaño tan característico, la fuerza interpretativa sigue intacta y probablemente mucho más acrecentada por el evidente esfuerzo, eso sumado a una agrupación que le acompaña y que se mantiene estable desde hace 28 años, no sin antes recordar la sensible baja de Jesse Pintado (RIP) el 2006 y la ausencia de Mitch Harris por razones familiares desde hace ya unos años. Sin embargo, la incorporación de John Cooke como apoyo en vivo desde 2014, se ha transformado en el pilar fundamental de las seis cuerdas que da como resultado una agrupación sólida, legendaria en múltiples aspectos, y que anoche dieron rienda suelta a lo mejor de su repertorio.
Ese mismo desenfreno y crítica social que los caracteriza, permitió elucubrar un setlist centrado en interpretar clásicos de sus primeros discos, que muchas veces se ven lejanos en época pero tan vigentes para nuestros tiempos y contexto social. Multinational Corporation e Instinct of Survival, ambas del emblemático Scum, estimulaban la batalla campal que se armaba en el sector cancha. El set alternaba algo más contemporáneo como When All Is Said and Done pero donde rápidamente se retomaba la mística de sus primeros años con Unchallenged Hate o Scum que arremetía en medio del show como otro hit vitoreado al máximo, al que se sumaban cortes como You Suffer y Dead, ambas de sus dos primeros discos respectivamente, canciones que rayan en lo absurdo, la primera considerada la canción más breve en ser grabada, avalada por los Records Guinness, la otra con un segundo más de duración, que se trasforma en otro grito lleno de rabia contenida, pese a ello reacción eufórica del público fue permanente con los distintos tracks. Narcoleptic y Victims of a Bomb, cover de la legendaria banda sueca Anti Cimex, preparaban el ambiente para la algarabía que generaría Suffer the Children; un sonido machacante, oscuro, con un mosh pit realmente arrasador y que arrastraba prácticamente al 80% de quienes se encontraban en cancha. ´Breed to Breathe vendría a calmar un pocos los ánimos, de lo que a esa altura, se observaba como un show extraordinariamente virulento y asesino, que no cesaba ni un solo minuto.
Una mención aparte merece Silence Is Deafening, la cual fue dedicada a Víctor Jara, curioso detalle, puesto que las reivindicaciones sociales alusivas directamente a figuras emblemáticas de nuestra música popular son muy poco usuales en conciertos de metal, sin lugar a dudas, en eso, Napalm Death marca una diferencia importante con sus congéneres, y que más da, algo tiene Barney, que su carisma y básico español permitieron que se ganara al público durante todo el show. Ya en la parte final, se anunciaba una canción antifascista y donde a su vez se escucharon algunos cánticos de la consigna Alerta, alerta fascista, que todo el territorio se vuelva anarquista, en eso llegaría el cover de Dead Kennedys Nazi Punks Fuck Off, junto al debido agradecimiento de parte de la banda hacia el público, llegaba el cierre de una presentación heterodoxa en todas sus ángulos, con Siege of Power, también del Scum.
Muy por el contrario, con una actitud menos social pero más carnal, a las 23:00 hrs. sale a escena Cannibal Corpse, quienes a estas alturas no están para reducir el estándar de sus shows que ostentan en cada una de sus visitas, puesto que el sonido fue el más nítido y aplastante de las cuatro agrupaciones, sin lugar a dudas el oficio de los neoyorkinos es algo evidente y sus permanentes visitas a nuestro país, permiten que su set list siempre tenga asignado una parte importante a su última producción, además de los clásicos de siempre. Esta vez no fue la excepción, ya que desde su última concierto el año 2015 hasta ahora, nos encontrábamos con una producción nueva (2017) y el inicio con Code of the Slashers Only One Will Die, Red Before Black o Corpus Delicti en mitad del concierto, mostraban que su último disco tendría un lugar importante en su presentación.
No obstante, Cannibal Corpse no puede darse el lujo de omitir clásicos de su primera época, tan espectacular en lo técnico y en impregnar ese espíritu originario. Ya transcurrida la primera media hora llegaba Devoured by Vermin, la que fue alguna vez la carta de presentación de Fisher como el nuevo frontman. Luego de ello, el tiempo seguiría retrocediendo hasta llegar a A Skull Full of Maggots, la que satisfacía a esa gran horda de seguidores que añoran un poco de nostalgia de su sonido más oscuro y primitivo. Con lo anterior, se allanaba el camino para la parte final, que será precedida del enorme desafío impuesto por Corpsegrinder de hacer Headbanging y lograr superarlo a él, ¿es posible?, algunos lo intentaron, pero con I Cum Blood la gran mayoría optó por adentrarse en probablemente el Moshpit más alocado y espectacular que se viera en toda la noche, lo que no cesaría, puesto que Make Them Suffer, la espectacular Stripped, Raped and Strangled y probablemente, no sólo tema más importante en la carrera de Cannibal Corpse, sino que un verdadero himno del Death Metal mundial, Hammer Smashed Face, cerraría una jornada épica, delirante y agotadora.
Aunque suene cliché mencionarlo, fue un total acierto de la productora el no parcelar el evento y jugársela por aglutinar a un público heterogéneo, pero con un mismo espíritu, que supo responder a las recomendaciones de seguridad y comportamiento, esta vez el protagonismo se lo llevó el show en sí mismo, que a pesar de la extenuante jornada, una vez finalizada ésta, cada quien esbozaba una sonrisa que denotaba júbilo, probablemente por haber presenciado un show extraordinario en todas sus aristas y con bandas pertenecientes a la élite del metal mundial.
Maximiliano Sánchez (Cannibal Corpse / Napalm Death)
Luciano González (Destruction / Recrucide)
Fotos: Peter Haupt
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