Thrice: Comiendo fuego

Miércoles 29 de agosto, 2018
Espacio San Diego
Afuera de Espacio San DIego hay un frío en el ambiente. No tanto como el de otras jornadas de este invierno, pero sí a considerar. Dentro, un calor abrasador impregnaba cada esquina y recoveco. El recinto estaba lleno, pero la temperatura al alza obedecía a otros factores. La comunión y entrega del pública hacía simbiosis perfecta con el set de Thrice. Sus canciones tienen un fuego interno, una llama que puede derretir todo. O dejaré que las llamas puedan lamer mis pies, o respiraré fuego y sabré que soy libre, dice Firebreather, uno de los instantes en que la alquimia se reveló ante todos los ojos. Un coro inmenso que partió desde el fuego y llegó hasta el último asistente al debut del cuarteto estadounidense en nuestro país. Fue una espera de años, pero todo se pagó y disfrutó holgadamente. La verdad es que el fuego (o el calor) es un concepto muy presente en Thrice, desde su discografía -Fuego es uno de los elementos del inmenso The Alchemy Index (2008)- hasta piezas del show, como Stare at the Sun, Daedalus y la mencionada Firebreather. The Earth Will Shake se apropia de una intensidad que quema.
Habían seguidores de la época en que Thrice estaba asociado al post hardcore, de sus primeros discos. Stare at the Sun y The Artist in the Ambulance fueron algunos de los fieros testimonios de aquella época, pero ojo: si crees que con los años la propuesta del cuarteto ha perdido filo, hay muestras recientes listas para refutar todo. The Grey, matemática y letal; también Black Honey, no tan urgente pero que en vivo es una aplanadora; y The Earth Will Shake -que cerró la sesión-, sirven como notable contrapeso a aquella tesis. La aceitada maquinaria de Dustin Kensrue y compañía ha ganado sabiduría, sabe cuando aplastar oídos (All the World Is Mad) y dar rienda suelta a la explosión sonora (Of Dust and Nations) sin perder los detalles y la construcción que les hacen capaces de entregar joyas increíbles, como la ya mencionada Firebreather, junto con In Exile o The Weight. La voz de Kensrue es exuberante, totalmente consciente de sus posibilidades, llenando cada rincón. Por cierto, el armazón rítmico formado por los hermanos Eddie (bajo) y Riley (batería) Breckenridge es brutal (sólo hay que prestar atención a Yellow Belly y The Long Defeat) y la labor de Teppei Teranishi en riffs y texturas le otorga identidad a lo que es Thrice.
En Chile, Thrice encontró un público caluroso y entregado, formando una comunión de postal, que será recordada por un largo tiempo. Desde el escenario, una propuesta de calidad incuestionable -pocos shows han sonado tan bien en Espacio San Diego, y este es uno de ellos-, canciones que hablan de calor, trascendencia, amor y de algo más grande que nosotros mismos. No encontrarán show más emotivo en este 2018.
Jean Parraguez
Fotos: Juan Pablo Maralla
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