SAM Fest 2018: La república independiente
Teatro Mundo Mágico, 11 de agosto de 2018
Luego de dos versiones en 2017, la primera en Club Chocolate y la segunda en el teatro Mundo Mágico, el SAM Fest volvió a tomarse el recinto de Lo Prado para desarrollar un encuentro en el que los músicos independientes dieron a conocer el interesante trabajo que están llevando a cabo, demostrando cómo este flujo constante de bandas revitalizan el panorama. Además de otorgar esta gran oportunidad a proyectos de corte underground, este año el certamen se la jugó invitando a Jamie Stewart, figura que ha deambulado por muchos estilos desde lo convencional hasta lo abstracto y que se ha ganado un estatus de culto en la vanguardia internacional por su labor en el grupo experimental Xiu Xiu, completando así un ecléctico cartel que llevó a los asistentes a un viaje por distintos paisajes musicales.
Con una hora de retraso, el telón se abrió para dar paso a Elefantes Sonoros, agrupación de Curacaví formada hace dos años y que profesa un rock alternativo muy cuidado que dejó el camino allanado para Zoo Claret, quienes mostraron un post rock indie de buena factura, con sólidas composiciones que van creciendo de a poco, pero con fuerza. Así, la jornada avanzó con el rock más frontal de Artificiales, que se lanzaron a la piscina confiando ciegamente en su vibra más acelerada, dando paso a las ricas melodías del dúo argentino-chileno Helado Infinito, que ostentan canciones llenas de colores que mezclan el folk con la música urbana con resultados refrescantes, mientras que No Tan Humano corrió el dial nuevamente hacia lo alternativo, pero con un tono mucho más sentimental, apoyado con imágenes de la serie animada El Extraño Mundo de Gumbal.
Tras su paso por Patio Solar y El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco, Yaney se embarcó en una aventura solista cargada a las melodías dulces en tono dream pop que se expresan perfectamente en No sé, Naranja o Última canción, presentada como la única pieza que tienen en Internet y que en vivo toma distancia de su versión de estudio debido al peso que gana gracias a su gran banda de acompañamiento, formato distinto al de Mono o Estéreo?, dúo formado por Loreto Ríos Montecinos y José Toro Concha que mantuvo el ambiente en una rave constante que oscilaba entre la tensión de secuencias y loops, los reventones de guitarra y los sonidos tribales de la percusión, todo en una exquisita conjunción que hizo vibrar los sentidos.
El tramo final del encuentro fue de contrastes. Con una puesta en escena basada en su último disco Despegue (2017) que tuvo luces de colores en el suelo del escenario, el espacio exterior en el proyector y al vocalista Claudio Rivery disfrazado de astronauta, desarrollaron una performance magistral, emocionante, y con altura escénica que se confabuló con la gran intensidad que emanaban desde sus instrumentos en cortes como Nave espacial, En el fondo del mar y Despertar, puntos altos de una notable presentación que los de Conchalí supieron complementar con una puesta en escena imbatible. Lo orgánico de las guitarras de Franja de Gaza dio paso a lo sintético del synth pop de MKRNI, binomio que invitó a los más prendidos a la pista de baile, efecto irresistible que provocan Inercia, Sobrenatural o el estreno Déjalo Ser, de teclados punzantes, secuencias profundas y sintetizadores que a ratos parecen viajar en una máquina del tiempo desde los 80 y en otras nos llevan 20 años hacia el futuro, con un electrizante dominio escénico de Elisita Punto bailando por el escenario y Marcelo Peña encendiendo la fiesta.
Finalmente, la electrónica incandescente dio paso al intimismo de la presentación del plato fuerte: Jamie Stewart de Xiu Xiu, quien figuraba solo en el escenario respaldado por un gran amplificador Marshall a sus espaldas y una pedalboard a sus pies, con la que estrujaba la guitarra para sacar sonidos alucinantes y extraños. Temas como Dr Troll, Dear God, I Hate My Self o Petite, cantados a todo dar con su voz dramática y atormentada característica, que a veces se hundía en lo más profundo solo para reventar en aullidos espasmódicos. A excepción de cuando pidió que arreglaran un par de problemas técnicos, tuvo escasa interacción con el público durante su presentación, la que cerró con Get Up para finalmente agradecer a los asistentes y pararse rápidamente de la silla a fin de abandonar el escenario. Tirando la uñeta con total desparpajo, puso punto final a una jornada que no mermó en calidad ni en entrega en todos los frentes.
La historia del rock nos ha enseñado que muchas veces la unión hace la fuerza, ya que trabajar en conjunto es un elemento fundamental para el desarrollo de escenas independientes en todo el mundo. En ese sentido, SAM Fest es importante como vitrina que permite la visibilidad de tanto sonido que deambula por las entrañas de nuestras ciudades. Además, el hecho de haber invitado a una figura internacional también es un paso para que el certamen vaya creciendo y se establezca como una instancia más que de un testimonio de la gran fauna musical que hace tiempo está rompiendo perjuicios estilísticos para arrimarse bajo un mismo contexto en el que se puede y debe crear comunidad desde la república de la independencia.
Pablo Cerda
Fotos: Andrés Borie
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