Nine Inch Nails: Agresión despiadada

Sábado 14 de julio, 2018
Festival Mad Cool. Madrid, España
Es cerca de la 1 de la madrugada. Trent Reznor aparece con sus clásicas botas militares en medio de una niebla de humo que inunda el escenario principal del Mad Cool. El viento es leve, la temperatura es de 20 grados. Todo perfecto para un concierto que irá por la misma senda. La voz profunda y sosegada de Trent hipnotiza a las ochenta mil personas que se dan cita en el recinto de Valdebebas, a las afueras de Madrid, en la tercera jornada del festival de moda en España.
El primer golpe de la banda nacida en Ohio es letal, iniciando la hora y media de concierto con Somewhat Damage , del inmenso "The Fragile" (1999). Esta creación envejece como el buen vino. Los poderosos riffs del bajo se funden con los sonidos industriales que salen de los amps de guitarra de Robin Finck. Este sube el volumen de su Reverand Sensei RA y toca unos densos rasgueos que explotan en todos los recovecos. The Day the World Went Away es la siguiente bomba y un halo de metal se apodera del lugar. La mayoría del público vestido al estilo Coachella corren a esconderse, a refugiarse detrás de los food truck porque lo que se viene es un aguerrido Trent Reznor, que no tendrá misericordia. Lo confirman los potentes golpes de la batería de Wish y su grito potente.
Atticus Ross, productor de varios discos de Nine Inch Nails y socio de Reznor en varios proyectos, mueve las perillas de su máquina multisonidos, y los loops hipnotizan a los fans españoles, que han esperado casi diez años para volver a ver en directo a la banda alternativa por antonomasia. Ilan Rubin es la máquina que cumple a rajatabla con los breaks y ritmos que apoyan a los riffs. El italiano Alessandro Cortini, músico de electrónica, también guitarrista y bajista, cierra el círculo del ejército fundado por Trent en los 80. Sin dar respiro, Ross toma otra vez la iniciativa, con sonidos que se meten en los cuerpos que bailan y se mueven como si estuviesen poseídos. Es Less Than del impresionante EP "Add Violence" (2017), otra evidencia de que NIN no ha perdido su ADN. La melodía es muy pegajosa, y potente, provocando una respuesta muy entusiasta del público, lanzando sus cervezas al aire.
El concierto continúa con la industrial March of the Pigs y Piggy , ambas del disco "The Downward Spiral" (1994). Casi ha pasado un cuarto de siglo desde su aparición y su contenido sigue más actual que nunca. El olor a cannabis invade todo y se posiciona en medio de la multitud. Reznor deja la guitarra para apoyar con el piano que de a poco llama a un fade out. Se regresa a "Add Violence" con la tranquila The Lovers . Atticus y su máquina acompañan a Reznor que emociona. Al terminar, agradece a todos por apoyar a la banda e informa la posibliblidad de que dejen de girar una larga temporada por el viejo continente. Una pena si es cierto lo que dice. Para cambiar de tema se opta por tocar tres canciones del flamante "Bad Witch" (2018). En Shit Mirror destacan los riffs punkies y la voz de Finck. Luego tocan Ahead of Ourselves , un tema electro-industrial de libro, que hilan directamente y sin pausas con el ácido God Break Down the Door . Lo último publicado por Nine Inch Nails es una obra de arte.
La verdad es que el sonido del concierto es de lujo. Todos los instrumentos se distinguen y escuchan sin problemas. Es lo que esperábamos de Reznor y compañía. Son unos perfeccionistas, no dejan nada al azar. También hay que destacar la puesta en escena. Se mezclan las luces con humo, generando una penumbra en el escenario. Las pantallas gigantes transmiten imágenes en blanco y negro de los músicos, que a su vez son perseguidos por una cámara casi psicótica. En algunos momentos parece un video de Anton Corbijn. Además los telones del fondo muestran sombras que se mueven y desaparecen como si fueran fantasmas. Alucinante.
El éxtasis llega con Closer. Los sonidos electro-espaciales de Atticus Ross vuelven con fuerza. El bajo distorsionado de Cortini ataca con un ritmo industrial, que hace cabecear a todo ser vivo presente como si fuese un virus. En medio del público varios grupos de jóvenes hacen mosh y slams. La locura ha tomado el festival. Van sólo cuarenta minutos hasta el momento y parece como si hubiesen pasado dos horas. Reznor y su guerrilla se han ganado a la multitud y estos piden más. Es cierto que los temas de Nine Inch Nails no son fáciles de digerir pero su propuesta electrónica y pesada convence a los que no han escuchado antes a estos magníficos músicos. Por ejemplo, pasa cuando tocan Copy of A y I m Afraid of Americans, el temazo grabado con David Bowie.
Aún quedan más electroshocks. Se escoge Survivalism del disco "Year Zero" (2007) que sigue la estela del industrial y Gave Up , que provoca otra vez un mosh. Sin embargo, lo que viene es mejor aún: The Hand That Feeds y tras de este, Robin Finck canta la muy punky Head Like a Hole . La despedida llega con la oscura balada Hurt . La mayoría recuerda a Johnny Cash, que popularizó el tema gracias a su maravilloso cover. Reznor canta a capella, acompañado sólo con los breves arpegios de guitarra. Fue una presentación histórica e inolvidable.
Emilio Leighton V.
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