Finalmente y luego de un largo receso de inactividad provocado por la pandemia y que dejó como saldo negativo la salida del sempiterno y fundamental bajista Marco Hietala, Nightwish regresaba con su primer concierto en streaming que tenía un doble objetivo: presentar a su nuevo bajista y tocar por primera vez en vivo las canciones de su último y aún sin estrenar disco “Human. :II: Nature.” editado el 10 de abril de 2020.
Por ello la velada se inició con una generosa entrevista de 30 minutos con Jukka Koskinen (Wintersun), el elegido como nuevo bajista de la banda para la inminente gira mundial que debería comenzar el próximo 30 de julio. Koskinen se mostró como un tipo muy tranquilo y centrado, y dijo estar muy nervioso y ansioso, pero también feliz por la tremenda oportunidad y responsabilidad que se le viene encima. Tras cartón la pantalla nos muestra un mundo de fantasía distópico donde un gran dirigible se estaciona a las afueras de la taberna “The Inslanders Arms”, construida en un mundo virtual que le da un marco como de video juego a la actuación de la banda.
La calidad de imagen y sonido son perfectos, mientras la actuación se complementa con espectaculares decorados exteriores como nieve, cascadas de lava y diferentes elementos que enmarcan a la banda en una especie de cuento de hadas ecológico y en perfecta armonía con la naturaleza, todo para darle una marco de espectacularidad diferente a a lo habitual a este live streaming. Entrando en materia, el grupo suena muy poderoso y lo primero que podemos comprobar es que Koskinen tiene porte y presencia y a pesar de que su técnica para tocar difiere de la de Marco, el sonido no se resiente y el bajo suena poderoso. Lo complicado será tocar en vivo las canciones donde la voz de Hietala tenía un protagonismo estelar junto a la de la siempre estupenda e inmensa Floor Jansen. Quizás para la gira el grupo puede llevar a un corista masculino específicamente para esas canciones sin tener que sacrificar así ese tremendo material. Kai Hahto sigue siendo una bestia de la regularidad en la batería sin fallar un golpe, mientras el pequeño Emppu Vuorinen destaca con sus poderosos riffs. El multi instrumentista británico Troy Donockley como siempre tiene una participación destacada con su flautas, gaitas, guitarras rítmicas y voces solistas, recayendo como siempre el mayor protagonismo escénico en los teclados del líder Tuomas Holopainen y el porte y garbo de la gran Floor, cuya voz sonó perfecta en toda la velada que se extendió por 105 minutos de actuación.
Hay que decir también que los temas nuevos como ‘How’s The Heart?’, ‘Noise’, ‘Pan’ y ‘Harvest’ sonaron realmente muy bien, con mayor peso específico que en sus versiones de estudio, algo que también se pudo percibir en el repaso bastante comprensivo que la banda hizo al resto de su discografía (sin centrarse en demasía en los ‘hits’), lo que le dio una gran cuota de novedad a la actuación, y donde, lo dicho, el sonido me pareció más filoso y un punto más crudo que lo habitual. Sin duda se inicia una nueva etapa para Nightwish (de hecho tienen un show pendiente en Chile), donde no tengo ninguna duda que en vivo el grupo sabrá como sacar la tarea adelante y seguir ofreciendo grandes y sólidos conciertos. Lo otro será ver como se las arreglan al momento de volver a componer un disco de estudio, con Tuomas aportando la mayoría de las ideas aunque creo que en esta nueva etapa los aportes de Emppu, Floor, Troy y el nuevo bajista Jukka, pueden ser más que bienvenidos para renovar las musas creativas de Holopainen. Fue una gran velada que deja con ganas de tener a la banda pronto en Chile. Que así sea.
Cristián Pavez
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