GOJIRA: La revolución francesa no ha terminado.
Gojira estuvo en nuestra tierra para prolongarla.

Texto: Francisco Alejandro Ortiz / Fotografias: Khris Forero
No podemos asegurar si ustedes saben como se siente que su corazón oscile inevitablemente a toda potencia de afuera hacia adentro debido a una descarga sonora, que primero golpea tu pecho - como si fuera el impacto de un asteroide llegando a la tierra, como ha sido visto en una de tantas películas apocalípticas de ciencia ficción-, y luego, por más de una hora y media, te transporta a un estado alucinante hecho de una mezcla de absorción extrasensorial y supraterrenal. En nuestra mundología de conciertos, pocas bandas actuales lo logran, llámense Opeth, Porcupine Tree, Devin Townsend o Meshuggah. Pero si nunca habían vivido tal experiencia en algún evento musical de rock o metal extremo, anoche fue la ocasión en la capital colombiana para que este tipo de viajes astrales interplanetarios hiciera su debut.
Gojira no es el futuro del Metal: es el presente. No sé como muchos no lo visionamos inmediatamente hace década y media con su tercer álbum "From Mars to Sirius". Por supuesto canciones como "Flying Whales" y "Backbone", que tronaron esta alucinante noche en el Movistar Arena de Bogotá, más "The Heaviest Matter of the Universe" o "Global Warming" lo declaraban en el año 2005. "Toxic Garbage Island", "Vacuity" y "The Art of Dying" lo reafirmarían en el 2008. Mas no sería hasta hace exactamente 10 años que nos pudimos atrever a ratificar ese "la agrupación más relevante, impactante, importante, imponente", etc, cualquiera de estos adjetivos, para describir y denotar el innegable presente de los franceses en el espectro del metal moderno a escala mundial.
Otros países latinoamericanos ya lo habían presenciado en carne propia y a flor de piel, como Chile en anteriores giras, y México en el festival Hell & Heaven en el 2018 cuando su sexto disco "Magma" ya había hipnotizado al globo terráqueo entero, llámense seguidores acérrimos, crítica especializada, promotores, o incluso, oyentes casuales.
Puntualmente a las 8 pm entraría a tarima el acto de apertura. Los locales Syracusae habían sido seleccionados para tal honor y no decepcionaron en ningún aspecto. En ocasiones el público asistente a estos shows no le brinda la mejor actitud a estas propuestas, quienes tienen la misión de calentar motores, pero aquí se contempló total respeto, admiración y apoyo a los chicos enfrente. Su sonido contemporáneo basado en características Djent y Metal Core fue del agrado de todos los presentes a nuestro alrededor; incluso escuché decir a alguien a mi lado "Me callaron la boca. Pensé que eran de esas bandas con placas discográficas súper producidas que no lo respaldan en vivo, y vea". ¡Fan al bolsillo! Aplausos para Syracusae por su media hora de extrema energía y habilidad técnica.
"¿escuchan esto? Se acercan las ballenas", diría el vocalista de los locales en algún momento de su toque. ¡Y por fin 9 pm! Luego de un corto video introducción en las pantallas laterales, se daría paso a un conteo de 180 segundos marcados en una gigante fuente litográfica, dándole esto más adrenalina y ansiedad a todos antes de por fin tener a las bestias francesas al frente de nuestros ojos en todo su esplendor.
El setlist fue exactamente igual al de Chile, si ustedes son de los que gustan indagarlo antes en setlist.fm. Sin embargo fue como si cada tonada nos sorprendiera. De las 7 pistas que se interpretaron de su actual álbum "Fortitude", "Born for One Thing" dio el batacazo inicial y la euforia fue inmediata. Vi volar en los aires vasos plásticos de cerveza, botellas de agua, lentes, -incluso unas llaves-, y más adelante, las ya clásicas ballenas orcas inflables, así mismo otra azul clara, las cuales de verdad surcaron toda la zona de platea durante todo el recital, porque nunca tocaron el suelo durante las 16 canciones interpretadas.
Luego de “Backbone”, Joe Duplantier, vocalista y guitarrista, nos gritaría “Are you alive?”, y con una sorpresiva y cercana pirotecnia de donde estábamos ubicados, estallaría “Stranded”, una de las composiciones más reconocidas de Gojira de su mencionada anterior producción “Magma”. “The Cell” y “Silvera” también estarían presentes en el setlist y la audiencia no pararía de saltar, mover sus cabezas, poguear y admirar la excelsa calidad musical de los galos en cada segundo.
Otros aspectos destacados de esta inolvidable noche tatuada en nuestros corazones: el provechoso uso de las altamente calificadas instalaciones del Movistar Arena tales como activaciones, zonas de alimentación, hidratación y de higiene, además de las acertadísimas luces, las pantallas, el papel picado o confeti, la ya dicha pirotecnia y los veloces cañones de humo a lo largo del concierto; el acompañamiento del público coreando las melodías de las guitarras en piezas como “Flying Whales”, y más meritoriamente, en “The Chant”, poniéndonos los pelos de punta y la piel de gallina y transportándonos a Nepal (como en su video) mientras tratábamos de alcanzar el nirvana al unísono, incluso aún terminada su ejecución; “esta canción es dedicada a todos ustedes” antes de tocar su tema más antiguo “Love”; el típico y futbolero “olé, olé, olé, olé, Mario, Mario” donde Joe diría “siempre es para Mario -el baterista y hermano de Joe- . ¿Qué tal si lo hacemos para Cristian?”, el otro guitarrista; y todos explotamos con un “Cristian, Cristian” y luego con el respectivo olé para él también.
El momento más jocoso de la noche fue cuando, antes de interpretar “Grind”, Mario levantó desde su posición de batería un letrero que tenía escrito en español “Parce, no se escucha un culo” luego de haber solicitado una bulla a los asistentes. Y en efecto logró el objetivo deseado de recibir una respuesta mayor en estruendo después de ello, seguido esto por otro cartel que ilustrada un “Qué chimba”.
Nadie quería un final para esta descrestante y más que exultante noche, y que se dio gracias a la arriesgada apuesta por Move Concerts Colombia (nos ponemos de pie para aplaudirlos por favor) por llevarla a cabo con todas las garantías de un espectáculo ultra profesional para una agrupación de METAL a poco más de dos meses de anunciar boletería, y a sabiendas de la abarrotada oferta de shows que se vienen para el resto de este 2022, y quién sabrá el año entrante. No obstante Joe Duplantier nos mandó a regresar a nuestros hogares luego de agotar sus picks de guitarra hacia la concurrencia y de agradecer de nuevo a todos y mostrar, como es ya un cliché pero también una esperada señal de agradecimiento, levantar la bandera del país presente con el logo de la banda en sus colores, obviamente Colombia en esta oportunidad.
La revolución francesa no ha terminado. Y Gojira estuvo en nuestra tierra para prolongarla.
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