Katatonia: Celebrando el presente

31 de agosto - Teatro Cariola
Santiago - Chile

Era febrero de 2011 y Katatonia ofrecía su primer show en Chile, ante poco más de mil fanáticos que repletaron La Cúpula del Parque O Higgins. Esa vez la banda vino en la promoción de su magnífico álbum "Night is the New Day", mostrando su material reciente y también desempolvando piezas del recuerdo, como Murder o Without God , puntales de su época death doom. Cinco años más tarde y con dos nuevos discos de estudio bajo el brazo —además de cambios en el line-up—, el conjunto que lideran Jonas Renske y Anders Nyström regresó a Santiago, esta vez al Teatro Cariola, desplegando un espectáculo en vivo mucho más depurado, con un setlist que celebró lo mejor de su presente, sin espacio para la nostalgia de los primeros años.

Antes de que los suecos salieran a escena, fueron los nacionales de Lapsus Dei los que comenzaron la velada, ofreciendo un doom metal vieja escuela, con atmosferas opresivas y riffs densos. Fueron cinco canciones en poco más de media hora de show, un aperitivo para el plato de fondo, que vendría poco después de las 21 horas. Sin mayor parafernalia, Katatonia salió a escena con Last song before the fade , corte de su último trabajo "The Fall of Hearts", seguida por grandes rendiciones de Deliberation y Serein . El desempeño en directo del conjunto no admite críticas: Renske, siempre algo escondido en su larga cabellera, estuvo sólido en las labores vocales. Las caras nuevas, el baterista Daniel Moilanen y el guitarrista Roger Öjersson, tampoco desentonaron, éste último aportando además con coros y segundas voces. Nyström incuestionable en las seis cuerdas y Niklas Sandin regalando seguridad con el bajo.

El espectáculo, de dos horas de duración, se cimentó casi en su totalidad con canciones de los últimos cuatro álbumes de la banda, con especial énfasis en "The Great Cold Distance" (2006) y el mencionado "Night is the New Day". Las influencias más progresivas de los escandinavos se hicieron notar en piezas como Dead letters , Liberation , Onward into battle u Old Heart Falls , temas que alternan riffs con pasajes más sutiles, mientras que la intensidad y la potencia aumentaron en Hypone , en la aplanadora que fue Forsaker o en Soil s song , uno de los puntos álgidos de la velada y donde Moilanen se lució. En tanto, Nephilim trajo de vuelta el doom metal pero con un envoltorio moderno, en otro de los peaks de la cita. Un pequeño viaje al pasado vino con Teargas , de su coqueteo con el shoegaze de comienzos de siglo, y con impecables versiones de Criminals y Evidence , clásicos de "Viva Emptiness" (2003) y que se llevaron fervientes aplausos de los fanáticos que llegaron al recinto de San Diego.

¿Puntos débiles? El sonido del concierto fue perfectible, por momentos poco nítido y desnivelado —la voz de Renske se perdía en algunos pasajes ante tanto decibel—, aunque con el desarrollo del espectáculo fue mejorando paulatinamente. Y para ser un concierto de metal, el público —al menos en el sector de cancha— optó por una actitud más contemplativa y sin mucha complicidad con el grupo. De hecho, el propio Renske preguntó en varias ocasiones si lo estaban pasando bien, aleonándolos en los momentos más intensos de cada canción. Ya para el final del concierto, con los clásicos modernos que son My Twin , Lethean y July —que puso punto final al espectáculo—, la respuesta de los espectadores fue mucho más palpable. Quizás algunos quedaron con las ganas de escuchar al Katatonia de sus primeros años, pero nada de eso ocurrió. Lejos de apelar a la añoranza, el quinteto sueco sacó a relucir lo mejor de su repertorio contemporáneo, y se ve que disfrutan recreando los temas en vivo. Por entrega arriba del escenario, este segundo concierto en Chile dejó un mejor sabor que el primero.

Javier Valladares
Fotos: Jorge López

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