Genetics: The Lamb Lies Down on Santiago
Teatro Nescafé de las Artes, 27 de julio de 2016: Ciclo Santiago Fusión
Al enfrentarnos a una presentación de una banda tributo (con todos los prejuicios que eso puede conllevar), la principal interrogante que surge, es el impacto real de un show de estas características: ¿cuál es la novedad y, principalmente, qué es lo que esperan los fanáticos? ¿Una interpretación textual de un disco específico, con variaciones, o una demostración excesiva de talento?
En el caso de la última presentación de Genetics en el país, el desafío no era menor: una recreación íntegra de The Lamb Lies Down On Broadway, una de las obras cumbres de Genesis, tanto a nivel musical como intelectual. Y, qué duda cabe, la banda cumplió con creces: es imposible que podamos ver en vivo a la formación dorada de una banda que, simplemente, es sagrada (entiéndase Peter Gabriel, Mike Rutherford, Steve Hackett, Tony Banks y Phil Collins), por lo que el ejercicio de nostalgia se transforma en LA oportunidad para disfrutar de un espectáculo épico, inigualable, entregándonos la experiencia de acompañar a Rael en su viaje por Nueva York, en busca de su hermano John, tal como se narra en el disco.
Como si se tratara de una obra sinfónica, la interpretación es idéntica, incluso con los mismos instrumentos: por un momento, y más allá de pequeños errores en la ejecución (como la intro de The Lamb Lies Down on Broadway) era posible imaginar estar viendo a Genesis en 1974, especialmente en los momentos de mayor intensidad, cuando quedaba en evidencia la cohesión de la banda: Daniel Rawsi, un baterista sólido, perfecto en el rol de Phil Collins; Leo Fernández, excepcional guitarrista que sigue al pie de la letra las enseñanzas de Steve Hackett (no sólo en su ejecución, sino también en su performance en el escenario); Horacio Pozzo, utilizando los teclados de forma magistral, tal como Tony Banks; Claudio Lafalce, concreto y metódico en su rol de Rutherford. Y por cierto, Tomás Price, quien ejecuta de gran forma el complejo e inigualable papel de Peter Brian Gabriel, con un registro vocal similar y una interpretación (como era lógico) con los clásicos elementos teatrales y la infaltable flauta traversa.
Sobre las canciones de un disco tan esencial, creo que no es necesario profundizar; sin embargo, los mejores momentos se vivieron en Cuckoo Cocoon (interpretación emotiva y con sentimiento), The Carpet Crawlers (cómo no, un tema esencial, con un legado eterno de Collins en el ritmo de la batería), In The Cage, donde impactó la calidad instrumental del grupo (la ovación del final lo confirmó), las bellas The Chamber of 32 Door y The Lamia, y el final oficial, con mucha potencia, que constituyó It.
Pero después de escuchar las 22 canciones que componen The Lamb Lies Down On Broadway, todos esperaban escuchar algo más: por ello, la banda agradeció con una excelente versión del clásico Firth of Fifth, en la que Fernández realizó un solo igual al de Hackett (por cierto, uno de los 10 mejores de la historia de la música), y, como una manera de mostrar que el fanatismo real por Genesis apunta a la banda en sí, sin entrar en las comparaciones de las épocas Peter Gabriel Phil Collins, cerraron con Dance on a Volcano (no olvidemos que en la original, el buen Phil imita el registro/tono de Gabriel, por lo cual no sonó extraño).
El teatro Nescafé de las Artes repleto, fue la señal palpable sobre el significado de todo esto: más que una banda tributo, es la única instancia que tienen los fanáticos de viajar imaginariamente hacia los 70, para disfrutar de la música de un conjunto esencial, inigualable. Y en este sentido, el espectáculo cumplió las expectativas, porque de eso se trata todo esto: sobre el valor de la música.
Emilio Garrido R.
Fotos: Jorge López C.
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