Homenaje a Soda Stereo - Un bien familiar
Sábado 12 de noviembre de 2016
Parques Figueroa y Alcorta Buenos Aires, Argentina
Los argentinos se conocen por su energía constante e intensa en los conciertos. Si es un recital de chacareras, un ritmo folclórico que ha recorrido el continente gracias a grupos como Los Chalchareros o Los Visconti, los asistentes cantan y forman rondas y parejas para ejecutar el baile tradicional. Si es rock, tararean a todo pulmón si no se saben la letra y, si se la saben, en coro suenan tan duro que entre el público no se escuchan los vocalistas y la única opción es unírsele a la mayoría para no notar la ausencia de la voz principal. De ese país vienen los cánticos de las hinchadas futboleras, los que adoptaron las barras de los equipos en otros países como Colombia.
El verano se acerca en Argentina. Unos días hace sol y otros llueve intensamente. Por fortuna el clima decidió celebrar con los bonaerenses un nuevo homenaje a Soda Stereo, uno gestionado por la compañía de telefonía móvil Movistar para sus usuarios. La curaduría artística fue de Zeta Bosio, bajista de la legendaria banda, que nunca podrá reunirse de nuevo porque el ídolo, Gustavo Cerati, ya no nos acompaña. Han pasado dos años de su muerte, más de seis desde su caída en coma y siete desde su último álbum de estudio, Fuerza natural (2009).
La cita fue el pasado sábado 12 de noviembre en los parques de Figueroa Alcorta y la Pampa, a lado de Palermo, un barrio pudiente de Buenos Aires, donde pasan varios aviones volando muy bajo cada hora. Tres tarimas. Las dos principales, Signos y Zoom, eran una grande dividida por la mitad, donde se alternaban las bandas principales para no dar espacio a ningún silencio entre una y otra. La tercera, alejada y mucho más pequeña, alojó a grupos emergentes, escogidos a través de una convocatoria abierta.
Y no hubo silencio desde las dos de la tarde hasta las 11 de la noche, aunque tampoco hubo el ambiente típico de los conciertos argentinos. Fue un recital tranquilo y diferente a los de la capital. No se trató de grupos de fanáticos hardcore, sino más bien de quienes llevan la música en el ADN sin andar demostrándolo a toda hora. Las treinta bandas invitadas tocaron sus repertorios propios y una o dos versiones de Soda Stereo. Indios, Massacre y Banda de Turistas fueron fieles a las originales como Primavera 0 y El rito, que se repitieron a lo largo del día, y otras fueron más experimentales.
Kevin Johansen + the nada hizo un arreglo solemne de Corazón delator, uno de los momentos más emotivos del tributo, seguido de Trátame suavemente, compuesta originalmente por Daniel Melero, a quien el cantautor dedicó unas palabras de admiración. Otros que se salieron del libreto de las versiones originales de las canciones de Soda fueron los del colectivo sonoro Satélite 23, un proyecto electrónico liderado por el vocalista de Miranda! Ale Sergi, que mostró su versatilidad con samplers y extractos de canciones como Juegos de seducción y Ella usó mi cabeza como un revólver.
Quienes sí interpretaron el cover tradicional del tema que abre el Sueño Estéreo (1995) fueron los de Illya Kuryaki and the Valderramas conocidos ahora como IKV, quienes no solo homenajearon a Cerati sino a Luis Alberto Spinetta. Después de prender la fiesta con El gallo negro y Coolo invocaron a El Flaco con Águila amarilla, la canción del álbum Chances, compuesta para él, justo después de su muerte en el 2012. Dante, heredero de uno de los grandes del rock argentino, les dio gracias a Spinetta y a Soda por toda la música.
El otro descendiente de los grandes y protagonista del día fue Benito Cerati, quien explicó que no tocaría un cover de Soda. Mi homenaje es un poquito más personal, así que espero que les guste lo que venimos a hacer, le dijo al público antes de interpretar Reencarnar de su autoría y Perdonar es divino, de la etapa solista de Gustavo. El heredero, de 23 años de edad, anda presentando el más reciente álbum de su agrupación Zero Kill, Alien Head, e intentando desprenderse de la idea del público de tener que continuar el legado de su padre.
Verlo a Benito en el escenario fue muy fuerte para mí, porque seguís siempre la vida personal y musical de Gustavo, comentó Sergio Gutierrez, un aficionado a Soda. Vestido con una camiseta remera con la cara impresa de Cerati, asegura que ha viajado varias veces desde su casa en Tucumán, en el noroeste Argentino, para ver los distintos homenajes. Estuvo en uno hace cuatro años y en uno postmortem en el Teatro Gran Rex.
Sergio estaba en el punto de venta de mercancía oficial del concierto buscando algún souvenir. Vinilos a 600 pesos argentinos (40 dólares), remeras a 300 con frases como Te hacen falta vitaminas y diseños clásicos de las portadas de los discos de Soda o tazas a 300, las primeras en agotarse. También había juegos de ping pong, atracciones recreativas de Movistar y el punto de venta para el espectáculo del Cirque du Soleil de Soda, con descuento.
Como él, otros asistentes fueron a ver especialmente a Richard Coleman por ser un reconocido guitarrista y una de las ramas intactas de Soda Stereo. Tocó con ellos y con la banda de Cerati de solista, además de otras cuantas importantes en la historia del rock argentino como Fricción. Coleman versión En remolinos del álbum Dynamo, que tocamos 70 u 80 veces juntos, recordó.
Fue una celebración llena de recuerdos para los asistentes. Pedro y Eugenia, que llevaron a su hijo de ocho años José Luis, estaban felices de poder compartir en familia de un recital tranquilo. Era gratis y no nos arriesgamos a la amargura de que se aburra habiendo gastado mucho dinero, dijo el padre, quien cuenta que Soda significa un montón, pues fue la razón por la cual empezaron a salir juntos hace 30 años, porque nadie más la acompañaba a ella a los conciertos de la banda.
Como ellos, grupos familiares disfrutaron de un atardecer con la luna casi llena a plena luz y una temperatura de 27 grados centígrados, a ratos agobiante, acompañado del típico mate argentino y la atmósfera alegre igual a la del video de Zoom, aunque sin besos apasionados. Había familias de padres, hijos y nietos. Yo nunca vi a Soda porque tengo apenas 23 y me empezó a gustar ya adolescente, pero mi mamá me los inculcó y, si ves, a la pequeña le gusta, dice un joven padre señalando a su hija de tres años, quien bailaba sonriente la electrónica de Shoot The Radio, la agrupación de Zeta Bosio.
La verdad es que son ustedes (público) lo que lo hacen posible. Nosotros hicimos nuestra parte. Gracias Soda, por siempre. Gracias Gustavo por iluminarnos la vida y por la música tan linda, por alegrarnos todos los días. Te extrañamos mucho. Gracias a ustedes por mantener viva la llama porque si no, se apagaría, dijo Bosio, a quien acompañó Carlos Alomar en la guitarra, uno de esos personajes bajo la sombra que tal vez fue la aparición más destacada del día. Alomar no habla mucho, pero tiene en su hoja de vida haber trabajado con David Bowie e Iggy Pop, entre otros grandes, una joya del rock argentino poco reconocida por estar bajo la sombra.
Ya de noche, llegó el visitante colombiano. Juanes fue la cuota más pop del festival y entre su Camisa negra y su Mala gente, incluyó en su repertorio El temblor y repitió Zoom, para darle paso a Café Tacvba. Mucha gente, especialmente jóvenes, se habían ido justo después de IKV, que ha sabido conquistar a las nuevas generaciones en los últimos cuatro años.
Les mandamos un saludito a Leonard Cohen, a Prince, a David Bowie y a Juan Gabriel. A todos nuestros parientes que ya caminaron. Ahí vamos detrás de ellos, dijo Rubén Albarrán en su clásico estilo conciliador y de gratitud con la vida. La canción escogida fue Juegos de seducción y, justo antes del final, como respuesta al coro del público de una más y no jodemos más, el vocalista invitó a varios músicos a la tarima a tocar y cantar De música ligera.
Para nosotros es un placer volver a Buenos Aires esta noche en la que nos celebramos y celebramos la música de Soda Stereo, concluyó hacia las 11 de la noche, cuando ya varios niños dormían en brazos de sus padres mientras les inyectaban rock latinoamericano al inconsciente. Esos niños, seguramente, serán quienes no dejen morir el legado de Soda. En días anteriores al evento, Zeta Bosio ya lo había dicho. Es emocionante trascender generaciones. Que nuestra música siga viva hoy en día. Tan fuerte y formando parte ya de la tradición argentina, como un bien de familia.
Renata Rincón
Fotografías cortesía Movistar
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