Korn Eternos adolescentes

Lunes 17 de abril de 2017
Chamorro Entertainment City Hall Bogotá
Aunque la cartelera de conciertos crece dando gusto a los seguidores de diferentes estilos, pocas son las bandas o artistas de rock pesado capaces de convocar como lo hizo Korn. La segunda visita al país del grupo que lidera el icónico vocalista Jonathan Davis hizo salir de sus casas un lunes en la noche a un buen número de fans de diferentes edades. Gorras y camisetas con el tradicional logo de la r al revés vistieron a esa gran mayoría que colmó el auditorio ubicado al norte de la ciudad.
Los nacionales Electric Sasquatch se encargaron de abrir con un set breve pero donde el sonido les permitió exponer su llamativa propuesta. Plantados con sus extraños atuendos, la agrupación interpretó su rock oscuro dotado de sorprendentes cambios de tempo. Una propuesta no tan fácil de digerir en primera instancia, sin embargo no hay duda de la calidad y empeño que vienen poniendo los de Cali por hacerse notar. Abrir para Korn no fue casualidad.
Un enorme telón de fondo con el logo de la banda en color rojo, la base de micrófono de H.R. Giger, y el par de bombos de la batería debidamente contramarcados, emocionaban a primera vista. Tal y como lo indicaban las recomendaciones del evento Korn inició su espectáculo muy puntual sobre las 8:30 p.m. Right Now, el violento sencillo del año 2003, sería el encargado de meternos en el ambiente cargado de luces blancas y azules.
Hay que decir que a siete años recientemente cumplidos de su debut en Colombia Korn contó con muchas mejores condiciones esta vez. Este recinto está dispuesto para la realización de conciertos con paneles acústicos y una gran tarima elevada lo suficientemente del suelo como para que todos puedan ver. Here to Stay tendría a la gente saltando y cantando a todo pulmón; le seguiría Rotting In Vain, reciente sencillo que funciona a las mil maravillas en vivo con el apoyo en teclados de Davey Oberlin. Allí el telón de fondo cambiaría por la portada a gran tamaño del álbum The Serenity of Suffering.
El cover del grupo funk Cameo, World Up!, sería una particular inclusión en el repertorio, aunque la respuesta de la audiencia sería más explosiva cuando Korn hizo breves interpretaciones de los clásicos Queen con We Will Rock You y Metallica para One entre sus canciones Coming Undone y Shoots and Ladders respectivamente. El show se desarrolló canción tras canción con muy poco discurso o juego con la audiencia por parte de Davis.
Los músicos se ven en muy buena forma. La dupla de guitarras de Munky y Head sirvieron esa andanada de riffs que están grabados en la psiquis de todos los que vinieron a enloquecerse. A destacar la camiseta de Head con la consigna Rock Not Death. Por su lado Ray Luzier es un monstruo. Su cabeza sigue cada golpe de sus manos y tiene por momentos esa onda tribal para castigar los tambores. Era increíble verle lanzar las baquetas al aire y caer perfectas para atinar en uno de los platillos.
Jonathan Davis pegado a su simbólica base de micrófono, repartiendo sus tradicionales movimientos escénicos, con aquellos gruñidos, quiebres de voz y guturales que cimentan el sonido del conjunto, fue toda una experiencia. Incluso a diferencia de la primera visita, tocó su gaita como antesala a Shoots and Ladders. Con su falda, camisa negra y la muñequera patrocinada por la bebida Monster, nos dimos gusto viendo en acción a uno de los grandes frontmans aparecidos en los noventa.
¿Cómo estuvo Tye Trujillo en tarima? Realmente bien. Y no lo digo por ser un chico hasta hace poco desconocido y que luce en el escenario como una versión reducida de su padre, Robert Trujillo (Metallica). Parado junto al bestial baterista Ray Luzier y un par de metros detrás de Head, elevado en un podio sacudiendo su larga cabellera en reemplazo de Fieldy. Sus líneas con el instrumento, tan importantes en el estilo de Korn, estuvieron bien respaldadas. Temas como YAll Want Single, Good God o el emblemático Blind nunca deslucieron. Incluso Tye tuvo unos segundos de ejecución libre a manera de solo antes que Luzier tomase el mando e interpretó un trozo de One de Metallica, una de las piezas seguras en el repertorio de su padre. La situación que en un primer momento decepcionó a algunos, es un hecho histórico, con este jovencito de tan solo 12 años despuntando. Una gran puerta que se le abre.
El concierto pleno de energía gracias a la gran calidad en el sistema de sonido y un repertorio conciso, terminó haciéndosenos corto. Una breve pausa con abandono de la tarima que sería retomado con quizá dos de sus mayores clásicos: Falling Away From Me con un muy divertido bailecito de la mascota Rag Doll, y Freak on a Leash con todos los espectadores bien agitados.
El tiempo no ha castigado a Korn. El registro de sus días con hits bombardeando la radio puede que ya esté un poco lejos, pero el grupo en vivo sigue siendo una fuerza incuestionable. Fieles a lo que han sido para al menos ya dos generaciones, cada canción de seguro trajo muchas memorias a los presentes. Estos 90 minutos de show se nos pasaron volando y abrieron el antojo de un pronto reencuentro. Plena satisfacción.
Martha Liliana Chaves
Fotografías: Khristian Forero
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