Paul Gilbert: Universo de seis cuerdas

Jueves 9 de febrero de 2017 
Auditorio Escuela de Música Fernando Sor – Bogotá 

Poco se le puede cuestionar a un aventajado guitarrista como Paul Gilbert. Sus años de lozanía los entregó con acierto a un grupo tan sólido instrumentalmente como Racer X, dando el salto en la misma década —ochenta— a los multiplatino Mr. Big. Ahora con 50 años de edad y más de una docena de trabajos en calidad de solista, Gilbert, no es solo un versátil compositor y maestro, sus shows resultan altamente entretenidos gracias a la cantidad de corrientes que abarca. 

Su primer concierto en Bogotá fue hace 12 años. Entonces presentaba el álbum “Space Ship One” metido en un traje de astronauta. Unos años más adelante le vimos junto a Mr. Big en un Teatro Jorge Eliecer Gaitán a medio llenar. El Paul Gilbert 2017 trae bajo el brazo el disfrutable disco “I Can Destroy” y le acompañan en tarima Pete Griffin —no se trata del tipo de Family Guy— más el austriaco Thomas Lang en la batería. 

El guitarrista colombiano Jorge Burbano fue el encardo de dar apertura al concierto. Burbano cuenta con dos producciones en el mercado (“Connecting” (2006) y “Back From Hell” de 2010), de las cueles brindó material junto algún avance del tercer disco en el que ya trabaja. Su velocidad en los punteos aunado a una base rítmica de carácter hard rock fueron un abrebocas acertado para la velada. 

A las 8 en punto se paró el power trío comandado por Paul Gilbert. Un viaje por sus días en Racer X sería lo primero en ofrercer con un denominado ‘Massive Medley’. Aquella sucesión de recortes de sus afilados riffs y voluminosos solos se extenderían por 30 minutos aproximadamente. Ya con los dedos calientes, Paul mostraría a continuación sus capacidades vocales con la groovy ‘Everybody Use Your Goddamn Turn Signal’, primer sencillo del álbum “I Can Destroy”. No todo salió bien y el tema tuvo que ser detenido a la mitad cuando la vibración en los amplificadores de retorno distrajeron al músico y se le soltó la cadena.  

La presentación avanzo con más material reciente. Así, ‘Blues Just Saving My Life’ nos adentró en las raíces del rock con el color que da el fuzz característico de Gilbert. ‘One Woman Too Many’ entregó una persistente línea funky que movió a los presentes. Con dos guitarras Ibanez blancas con sus particulares efes falsas —Una cargada en sus brazos y otra puesta en un atril— el músico se despachó en digitación a mil revoluciones desde diferentes ángulos. 

Poco de conversación y mucho de carisma es lo que dejo en el recuerdo Paul Gilbert. Un tipo que en cada nota que interpreta inevitablemente la gesticula haciendo todo sumamente entretenido. Posterior a un solo por parte del poseso Thomas Lang, la banda se lanzó sobre la esperada ‘Technical Difficulties’, corte y álbum insignia de Racer X. El auditorio muy caliente en este punto. Incluso un fan en primera fila le pasaría su bella guitarra a Gilbert quién no dudaría en usarla como parte del show y devolverla con su rúbrica al propietario. 

Ya sudorosos por el arduo ejercicio al que se ve obligada cada punta de este tridente, presentaron una más de la más reciente oferta discográfica con la perfectamente titulada ‘I Am Not the One (Who Wants To Be With You)’ —incluido un solo de bajo de Griffin—. Una relajante versión de ‘Walking on the Moon’, original de The Police más la exigente ‘Little Wing’ de Jimi Hendrix fueron las rendiciones de la noche, para rematar con la energéticamente coreada por el público ‘SVT’. 

Dada la talla interpretativa y chispa que ostenta Gilbert y compañía no cabe duda que es un show bastante recomendable para cualquier adepto al rock. En general.

Como un mago, Gilbert gravita en su universo guitarrero sin denegarse a épocas y estilos. Ese es el gran plus para alejarse del virtuosismo empalagoso de otros reyes solitarios de las seis cuerdas. Con lo visto esta noche, mucha carrera por delante hay para este recurrente de la revista Guitar World. 

Alejandro Bonilla Carvajal 
Fotografías: Khristian Forero

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