No son historias lindas, pero son historias reales

Después de dos discos underground, The Offspring encontró la fórmula del éxito en "Smash", un fenómeno de ventas que no se repitió luego en "Ixnay on the Hombre", que vendió una cuarta parte, pero demostró que la banda tenía más rango del mostrado en su álbum multiplatino, como evidenciaba el amargor post grunge del single Gone Away . Pero, si de rango se trata, lo que vino poco después de "Ixnay on the Hombre", cuya vida comercial duró poco más de un año, sí que fue una declaración poderosa. "Americana" mostraría a unos Offspring nunca antes vistos, pasando de largo del punk en el primer single, Pretty Fly (For a White Guy) , que comenzaba con una cita a Def Leppard y luego se convertía en Low Rider dos punto cero.

Lo único punk de Pretty Fly (For a White Guy) era su sentido del humor. La canción se burla de los adolescentes blancos que se creen negros, un amplio segmento de la población suburbana gringa que el Urban Dictionary define como "wigga", mezcla de white y nigga. El regusto latino de la canción, típico de California, de donde viene el grupo, servía como base instrumental para una crítica un tanto miope hacia millones de jóvenes y su legítima búsqueda de identidad, pero que causó tanta gracia, y en lo musical era tan endemoniadamente pegajosa, que hizo sucumbir a millones e incluso se convirtió en el modelo a seguir para primeros singles de futuros discos, como Original Prankster y Hit That .

"Americana" le devolvió la relevancia comercial a The Offspring sin implicar una total traición a sus orígenes. Si bien el grupo demostraba atrevimiento en el disco, su factura conserva una estética alternativa gracias a la producción de Dave Jerden, el mismo hombre detrás de "Ixnay on the Hombre", un personaje ligado a la flor y nata del rock de los noventa (Jane s Addiction, Alice In Chains, Red Hot Chili Peppers y un largo etcétera), además de una portada a cargo de Frank Kozik, mítico ilustrador de afiches para emblemas como Dinosaur Jr. y Butthole Surfers, quien, para mantenerse creíble dentro del circuito al que pertenecía, cobró la friolera de 75 mil dólares por el uso de un trabajo suyo de parte de una multinacional.

La fuerte resonancia de "Americana" se debe a la identificación que generó. Dexter Holland decidió titular así el disco al darse cuenta de que todas las canciones tenían un hilo en común: la vida suburbana en Estados Unidos bajo un punto de vista que, siendo muy lúdico, deja expuesta la cara menos turística de un país en franca degradación cultural. No era, desde luego, un tratado sociológico, ni mucho menos, pero sí la expresión más franca del cotidiano vivir yanqui. De tanto ver el programa de Jerry Springer, precursor de esa tele morbosa donde la gente anónima amplifica lo más abyecto de sí misma, Holland escribió Why Don t You Get a Job? , una canción sobre personas con tendencias cafichentas que se transformó en un factor clave de la popularidad de Americana. La canción cita con descaro a los Beatles y su Ob-La-Di, Ob-La-Da , aunque la sitúa en un contexto ska, propiciado por los bronces de un integrante de No Doubt, Gabrial McNair.

Todo en "Americana" es un comentario social, una viñeta de alguna situación con la que cualquier gringo medio podría identificarse. En uno de los pasajes más punketas, Walla Walla , se toca la problemática de la delincuencia. En otro momento, She s Got Issues , cuyo video fue protagonizado por una Zooey Deschanel pre fama dosmilera, dedican unos minutos a hablar de salud psiquiátrica. Eso sí, no cabe duda de que el disco no sería recordado por su concepto central de no ser por su tercer sencillo, The Kids Aren t Alright , socialmente la canción más poderosa en la historia de The Offspring, centrada en los jóvenes clasemedieros que crecen sin privilegios y la ven negra en el camino hacia una adultez que no les promete más que frustraciones. No son historias lindas, pero son historias reales.

Andrés Panes

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