Helloween: Happy Happy Ranking

Clásicos fundamentales, experimentos fallidos y cambios radicales marcan la carrera de las calabazas más importantes del Metal, siempre provocando distintas reacciones entre su público. Desde “Walls of Jericho” hasta su álbum homónimo, aceptamos la difícil tarea de clasificar todas sus obras desde menos a más.

 

La discografía de los alemanes Helloween sumó un importante capítulo este 2021, con un trabajo homónimo que trajo de vuelta a dos de sus integrantes más emblemáticos tras décadas de ausencia, volviendo a estar al centro de la escena del Power Metal, género que no sería el mismo sin el gran aporte e influencia de sus trabajos más clásicos. Incluso con una posición tan importante, los formados en Hamburgo no han gozado de una carrera perfecta, teniendo que enfrentarse a cambios de formaciones, fallecimiento de un querido integrante, y trabajos que no han sido del agrado de los fans por varias razones, ya sea por desgaste de una fórmula o experimentaciones poco efectivas. Sobre este último aspecto, en Bulldozer ordenamos cada uno de los 16 larga duración de la banda (Sin contar los covers de “Metal Jukebox” ni las reversiones de “Unarmed”) desde el menos agraciado a su mayor obra maestra, o mejor dicho, desde la calabaza más podrida a la más fresca. 

 

16 - 7 Sinners (2010)

 

 

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Teniendo claro que la esencia de Helloween es predominantemente melódica, la porfía por hacer canciones más pesadas les jugó una mala pasada a los germanos. Intentando retomar la potencia y sonidos más oscuros de discos como “Better Than Raw” o “The Dark Ride”, este álbum cuenta con una veta mucho más heavy metal que power, cosa que dejó a los fanáticos más clásicos marcando ocupado. De hecho, la composición de las canciones ya no estaba en manos de los líderes de antaño, sino que la creación cayó predominantemente en Andi Deris y Sascha Gerstner, dándoles toque que incluso los acercaron al sonido de Judas Priest, con una estética que se la jugó en ese sentido desde la elección del single ‘Are You Metal?’, hasta el diseño de la portada. Sin embargo, y pese al cuestionable éxito de esta producción, contiene joyas memorables como ‘World Of Fantasy’ o ‘If a Mountain Wold Talk’, que justamente son de Grosskopf, uno de los miembros más antiguos de la banda, así como también otras canciones destacadas como: ‘Raise The Noise’ de Weikath y ‘Far In The Future’ de Gerstner. En resumen, un buen disco, pero con una propuesta que no dejó conformes a los seguidores de la calabaza.

 

15 - Straight Out of Hell (2013)

 

 

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Las cosas también dependen del contexto y, en este caso, aplica totalmente el dicho. Si este álbum hubiese estado más atrás en los años o si contara con la voz de Kiske (como sucedió más adelante con “Helloween”), la verdad es que estaríamos contando otra historia. Es más, este disco tiene esa misma estructura de composiciones del homónimo, pero lo cierto es que el desgaste en la banda incluso se estaba viendo reflejado en sus shows en vivo, cada vez menos masivos, manifestando la crisis que -por suerte- se remediaría con el “Pumpkins United”. Este disco no tuvo buena prensa, ni menos recepción del público, pese a que cuenta con algunas de las mejores canciones de Helloween, tales como: ‘World Of War’, ‘Far From the Stars’, ‘Waiting for the Thunder’, ‘Years’ y el tema que da título álbum, todas canciones MUY power metal que merecen ser redescubiertas y disfrutadas. Si, este álbum no tuvo el éxito esperado, pero lo cierto es que ha envejecido demasiado bien.

 

14 - My God Given Right (2015)

 

 

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Los esfuerzos para salir de ese estancamiento creativo que marcó la primera década del nuevo milenio decayeron a comienzos de la siguiente, con álbumes que una vez más no lograban convencer como antaño. Con “My God Given Right” tuvimos una especie de repunte, pero no el que tan necesario era a estas alturas, al ser otra continuación del sonido actualizado de las calabazas, aunque con cierto empuje gracias a ‘Lost in America’, ‘Stay Crazy’ y, especialmente, ‘Battle’s Won’, entre otras que hacen algo menos monótono este viaje. La recepción, si bien fue positiva, no volvió a situarlos en un puesto más alto en lo que a popularidad se refiere, pero afortunadamente, un cambio llegaría de la forma menos esperada: La tan ansiada (Y para algunos, necesaria) reunión con viejos integrantes, pero eso ya es harina de otro costal. Para concluir, el décimosexto álbum de los alemanes cerró una alicaída era con atisbos de mejoría, y no sabremos qué hubiese pasado si se mantenía dicha formación y estilo, pero al menos todavía quedaban ganas de luchar, de una u otra forma.

 

13 - Chameleon (1993)

 

 

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12 - Keeper of the Seven Keys: The Legacy (2005)

 

 

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El título es fundamental para cualquier tipo de obra. En este caso, siendo una referencia directa a sus obras más laureadas, las expectativas no fueron pocas, así como tampoco las dudas que generó inmediatamente: ¿Estaría a la altura? ¿Volverán a ese sonido clásico? ¿Kiske o Hansen harán una aparición? La verdad es que un rotundo no aplica a todas esas preguntas, ya que más allá de su nombre y la portada, se trata de otro reflejo del desgaste que ya evidenciaba la banda en esa época, con poco material convincente y de una extensión no justificada, al tratarse de un álbum doble (Como se planearon originalmente las dos partes lanzadas por separado). Dentro de lo destacable encontramos ‘My Life for One More Day’, ‘Light the Universe’ -junto a Candice Night de Blackmore’s Night-, ‘The Invisible Man’, y ‘The King for 1000 Years’, un valiente intento de crear otra épica como alguna vez fueron ‘Halloween’ y la canción homónima de la saga. Un turbulento primer registro con el baterista Dani Löble y con un creciente rol compositivo de Sascha Gerstner, en donde la duración jugó en contra como pocas veces.

 

11 - Rabbit Don’t Come Easy (2003)

 

 

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10 - Gambling with the Devil (2007)

 

 

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Tras dos entregas que no fueron del agrado de muchos, “Gambling with the Devil” mostró a un Helloween más inspirado, regresando a ratos a esos riffs más pesados que recuerdan a “Better than Raw”, con ese componente melódico que más protagonismo había tenido en aquella época. No es el mejor trabajo de los alemanes, ni tampoco uno para iniciarte en su discografía, pero definitivamente podrás encontrar aquí más de alguna joya que pasa desapercibida, como ‘Kill It’, ‘The Bells of Seven Hells’ o ‘Can Do It’ por nombrar algunos, además de ‘As Long As I Fall’ y ‘Paint a New World’, lanzadas como videoclip. Claro, varios temas duran más de lo que deberían, cosa que juega muy en contra, y algunas melodías no resultan efectivas, pero hay mucho que rescatar, sobre todo tratándose de lo mejor de la segunda mitad de la década del ‘00 por parte de la banda, aunque tampoco digamos que fue tan difícil llegar a dicha conclusión.

 

9 - Pink Bubbles Go Ape (1991)

 

 

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Tras el rotundo éxito de los “Keepers”, no había otra cosa que hacer más que lanzar algo distinto, pues intentar superar lo realizado junto a Kai Hansen -utilizando la misma fórmula- parecía una verdadera locura. Fue así como, tras unos años de “silencio” por problemas que el antiguo sello, los germanos lanzaron uno de los álbumes que te gustan o te disgustan, un disco con personalidad, que mezcla inteligentemente la irreverencia con el power metal y que tiene canciones realmente memorables, como: ‘Someone’s Crying’, ‘The Chance’, la bella ‘Your Turn’ y la impresionante ‘Mankind’, quizás uno de los mejores cortes de la carrera de Helloween. Si bien ya no se contaba con la genialidad de Kai Hansen, Roland Grapow fue el reemplazo perfecto para ir reformando poco a poco Helloween hasta llegar a lo que conocimos en ‘Master of the Rings’ en adelante. Es cierto, este álbum no es de gusto popular, pero hay que reconocer que muchos son los que han redescubierto en esta producción una verdadera joya al escucharlo detenidamente.

 

8 - Helloween (2021)

 

 

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Ya sabíamos cómo funcionaban Michael Kiske y Kai Hansen de vuelta en la banda, así que el siguiente paso era entregar un nuevo larga duración, cuyas expectativas fueron altas desde la primera vez que vimos esa hermosa portada de la mano de Eliran Kantor. Una vez que escuchamos la emblemática voz de Kiske en ‘Out for the Glory’ es imposible no emocionarnos, tal como cuando lo vimos en su última gira, y si bien el trabajo en general no es perfecto en un 100% debido a algunos momentos algo irregulares, logra brillar con luces propias gracias a excelentes canciones, de las que destacan ‘Fear of the Fallen’, ‘Mass Pollution’,  ‘Robot King’ y ‘‘Down in the Dumps’, uniendo tanto el sonido de la última década con la esencia más clásica y con una química entre ambas voces principales más que efectiva. Mención aparte merece la épica ‘Skyfall’, fácilmente la mejor de todo el álbum y un clásico instantáneo que ya esperamos escuchar en vivo.El regreso fue con todo, tal como queríamos. 

 

7 - The Dark Ride (2000)

 

 

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Dado el sonido cada vez más pesado de los dos trabajos anteriores, podía esperarse una progresión en ese sentido, pero es justo decir que nadie se esperaba que fuera tanto. Tan oscuro como su título y portada indican, “The Dark Ride” nos muestra a un Helloween menos acelerado, con afinaciones más bajas en las guitarras y una voz más agresiva. Por más drástico que haya sido para algunos, este cambio estilístico logró una muy buena aceptación por parte de los seguidores y la crítica, pero no dejó satisfecha a la banda, derivando en el despido de Roland Grapow y Uli Kusch por diferencias musicales, e incluso sigue siendo olvidado dentro del setlist hasta hoy, solo tocando en los últimos años la popular y sentimental ‘If I Could Fly’, otra de sus baladas más aclamadas, y en menor medida ‘Mr. Torture’. Después de tanto, escuchar grandes momentos como ‘The Departed (Sun is Going Down)’, ‘Mirror Mirror’, ‘Escalation 666’ y el notable tema que da nombre al trabajo, sería algo que no solo se agradecería, sino que también ayudaría a hacerle justicia al álbum por parte de sus propios autores.

 

6 - Walls of Jericho (1985)

 

 

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Es cierto, este disco quizás no es el más popular o el que tenga el mejor sonido; sin embargo, tiene una importancia histórica y fundamental para el power metal, pues fue aquí donde el heavy metal comenzó a tomar cierta forma distinta en manos del padre del género. Kai Hansen, junto a sus compañeros, no sólo sorprendieron al mundo con un compendio de canciones que arrastraban el speed metal que se venía haciendo en esos años, sino que además agregaron una melodía especial que hizo despertar una vibra en millones de metaleros. ‘Starlight’, ‘Victim Of Fate’, ‘Ride The Sky’ y -sobretodo- ‘How Many Tears’ son enormes composiciones que brillan en la especial voz de Hansen, un genio de esos que sólo nacen cada cierto tiempo. ¿Qué sería de la vida de millones de personas en el mundo si no hubiese existido Kai? La importancia de este álbum va más allá de sus canciones, pues esto es un documento histórico viviente.

 

5 - Master of the Rings (1994)

 

 

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4 - The Time of the Oath (1996)

 

 

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La primera prueba con Andi Deris al frente de la banda ya había sido superada, por lo que se tenía que mantener el nivel ante un escenario tan difícil que todavía se seguía viviendo, sobre todo tras el suicidio del baterista original Ingo Schwichtenberg en 1995. Con riffs de cierta mayor intensidad, “The Time of the Oath” nos muestra un Helloween cada vez más maduro, con temáticas más serias en sus letras, como las profecías de Nostradamus en el tema homónimo, o el desamor en las emotivas baladas ‘If I Knew’ y ‘Forever and One (Neverland)’. Por supuesto, también hay espacio para lo más directo que nos enganchó desde un principio, y ‘We Burn’, ‘Steel Tormentor’, ‘Before the War’ y la archiconocida ‘Power’ son vivos ejemplos gracias a su carácter intenso y, al mismo tiempo, melódico. Una vez más, las calabazas demostraron que todavía podían dar que hablar, y lo hicieron sin necesidad de emular sus primeros trabajos de manera descarada, incluso cuando todavía existía una porción de sus fans que pedían aquello a gritos. El tiempo probó que se equivocaban.

 

3 - Better than Raw (1998)

 

 

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“The Time of the Oath” ya evidenciaba algunos elementos más pesados que sus antecesores, pero “Better than Raw” los llevó a un nuevo nivel desde sus primeros minutos, con Andi Deris canalizando su Rob Halford interior en la intensa ‘Push’, claramente influenciada por ‘Painkiller’. Por supuesto, el sonido que los marcó sigue ahí, pasando de momentos más calmos como ‘Hey Lord’ y ‘Time’ a otros acelerados e intensos como son ‘Falling Higher’ y la épica ‘Revelation’, llena de cambios e intrincados solos por parte de la dupla de Michael Weikath y Roland Grapow, sin dejar de mencionar la notable intro orquestal ‘Deliberately Limited Preliminary Prelude Period in Z’ y el single ‘I Can’, muy popular en nuestro país en aquellos años. Helloween seguía con su esencia tan característica, pero en esta ocasión siguieron llevándola hacia horizontes distintos con un resultado más que favorable. Como si fuera poco, ‘Laudate Dominum’ -cantada en latín- fue, en palabras del mismo Weikath, dedicada a todos los fans sudamericanos, y sería con esta placa que nos visitarían por primera vez en 1998. ¿Cómo no amarla?

 

2 - Keeper Of The Seven Keys, Part I (1987)

 

 

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Si bien “Walls of Jericho” marcó las pautas de un “proto power metal”, lo cierto es que fue este álbum el que dio inicio al género como tal. Este compendio de canciones de melodías únicas no tenían otro destino más que resonar incansablemente en la historia de la música, como el punto de inflexión del heavy metal a algo absolutamente nuevo que sería imitado por muchísimas otras agrupaciones en los años venideros. Es que la impresionante intro ‘Initiation’ ya adelantaba que sería un álbum monumental, decantando en un ‘I’m Alive’ soberbio, con la espectacular voz de un joven Michael Kiske que dejó a todos pasmados. Las guitarras gemelas, que si bien no eran novedad para ese entonces, esta vez traían un virtuosismo inesperado, influenciado por esa idea de Ritchie Blackmore de agregar toques de la música clásica. No se sabía bien qué tipo de música era la que se estaba presenciando; una rara mezcla entre los clásicos del heavy metal y el hard rock, pero que finalmente terminarían siendo un movimiento que hasta hoy mueve a millones de fanáticos. Este disco es casi perfecto, y lo sería si es que no fuese tan corto; al menos existe su segunda parte, con la que definitivamente tallaron a Helloween como una de las bandas más grandes del metal.

 

1 - Keeper of the Seven Keys, Part II (1988) 

 

 

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Dicen que las segundas partes no son tan buenas como la primera. He aquí una de las mayores excepciones a la regla dentro de la música, incluso después de una que ganó los aplausos de muchos. Lanzado al año siguiente de su predecesor, “Keeper of the Seven Keys Part II” marcaría el punto más alto de la carrera de las calabazas hasta ese entonces, convirtiéndose en un trabajo esencial para el naciente Power Metal, al definir gran parte de su sonido. Con Michael Weikath a cargo de la mayoría de las composiciones, himnos como ‘Eagle Fly Free’, ‘Dr. Stein’ y, especialmente, ‘I Want Out’, se convirtieron en infaltables de sus presentaciones en vivo, y cómo no, si son el vivo documento de un mejor momento que sigue imbatible, tanto para los fans como para la crítica especializada. La majestuosa ‘March of Time’, la irónica ‘Rise and Fall’ y la extensa canción homónima son otros de los grandes momentos de este inolvidable LP, cuyo primer lugar en esta lista era algo más que esperable. Lamentablemente, también sería la despedida de la formación más emblemática de la banda, al ser el último junto al emblemático Kai Hansen hasta recién 2021, por lo que una nueva era estaba por comenzar, y no precisamente de la mejor manera, pero al menos siempre estaremos de acuerdo de que el cierre de esta aclamada etapa fue tal cómo debería ser. Indiscutido primer lugar. 

 

Por Luciano González y Rodrigo Bravo