Ellas también gritan: Voces chilenas al extremo Derribando prejuicios en torno a las distorsiones vocales Lunes, 04 de Abril de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis215, mayo de 2021) En la última década, la participación femenina ha tenido un aumento positivo dentro la escena del rock y metal nacional. Si bien las mujeres instrumentistas siguen siendo menos, las cantantes han tomado una posición y un rol fundamental en la sonoridad de la música más pesada. Cada vez son más las bandas con mujeres en sus voces principales, las que van desde el clásico blues y hard rock, hasta las voces líricas y extremas del metal. Es en este último punto donde nos detuvimos para abordar el trabajo de un creciente grupo de mujeres dentro del desconocido mundo de las voces distorsionadas. Por Ilse Farías y Majo Calderón Una distorsión vocal es aquella en la cual la frecuencia fundamental y/o el flujo de aire son rotos, provocando acústicamente un efecto en la voz limpia que puede percibirse como un grito. Este forma parte de las expresiones más primarias de nuestras emociones y no es exclusivo de la especie humana, los animales también se comunican a través de aullidos y rugidos, por lo que gritar es parte de nuestro sentir más primitivo, natural, animal y de supervivencia. Cuando hablamos de voces extremas, nos referimos al uso de la voz para manifestar un sentimiento extremo, de manera intensa, llevando el instrumento vocal “al extremo”, lo que implica –de manera consciente o no– la distorsión de la voz limpia. Con Udara, conversamos con 25 cantantes rockeras y metaleras de la escena local, pertenecientes a distintas generaciones, quienes hacen uso del grito como recurso en sus cantos, intentando calar en lo más profundo, ya sea desde un grito visceral o desde una leve o mediana ruptura de la frecuencia fundamental. Ellas nos contaron acerca de su camino en este mundo de las voces distorsivas, sus desafíos, los prejuicios y críticas, así como también sus referentes y cómo aprendieron esta técnica vocal. Sus valiosas respuestas nos han permitido visualizar, a grandes rasgos, el panorama de las mujeres chilenas en el ámbito de las distorsiones vocales. ¿Canta como hombre? El grito es la forma más primitiva de comunicación, la primera y más visceral expresión desde cuando llegamos al mundo y es por medio de ese estridente y desgarrador primer llanto con el cual anunciamos nuestra incipiente existencia. De ahí en adelante, cada balbuceo y cada gesto forman parte de la intención de revelar nuestras necesidades para sobrevivir, así vamos reaccionando a los diferentes estímulos y expresando innumerables sentimientos por medio de la voz. En la evolución social, el grito de las mujeres ha sido silenciado por siglos. Se ha normado y reprimido esta expresión inherente al ser humano, con la cual podemos opinar, declamar, cantar, criticar, vociferar las injusticias y exigir nuestros derechos. Desde los primeros años de escolarización se nos dice «las niñas no deben gritar», «es feo», «es inadecuado», «no es de señoritas». Expresiones y normas patriarcales que, dentro del terreno musical y específicamente en el escenario del rock y el metal, no han sido la excepción, esto a pesar de encontrarnos con referentes femeninas que desde los años setentas han hecho uso del grito como recurso estético, rompiendo, desde entonces, los estereotipos con su voz y su canto distorsionado. De hecho, aún nos encontramos con una sociedad a la que le es incómodo que las mujeres se expresen desde las entrañas y manifiesten con ira, rabia o dolor, todo aquello que les parece injusto. Es así como nuestras entrevistadas señalan que entre las críticas más recurrentes, han recibido comentarios tan básicos y retrógrados como «el metal es para hombres», «eres poco femenina», «te ves amachada cantando así», «tu canto suena feo», «la banda sonaría mejor con una voz masculina», «el rock se debe cantar en inglés y con voz de hombre», «las mujeres en el metal deben cantar melódico», «estás haciendo algo que le compete a los hombres», etc. Cada una de esas “críticas” asumiendo que el canto distorsionado es exclusivo del género masculino. Estos malintencionados comentarios ponen en cuestionamiento las capacidades de las mujeres que se desenvuelven en esa área específica, y no es coincidencia que esta desvalorización e invisibilización la podamos también evidenciar en todas las áreas en las cuales las mujeres están presentes. En realidad, cualquiera sea el trabajo que desempeñe una mujer está sujeto a ser comparado, invisibilizado y subestimado, solo por el hecho de ser realizado por una mujer. Desde diferentes perspectivas, siguen prevaleciendo los prejuicios, estereotipos y expectativas en cuanto al rol que debe tener la mujer en el rock y el metal; se espera que luzcan como modelos, con cuerpos delgados y con voces etéreas, dulces y líricas. Es así como aquellas que escapan de este molde, son presas de duras críticas. Ejemplo de ello es lo que se vio en el caso de la versión metalera que la agrupación de Vocalistas Femeninas Extremas (Vofemex) realizó al himno feminista ‘Un violador en tu camino’, original del colectivo LasTesis. El video, en las primeras 24 horas de su lanzamiento, recibió miles de visitas y variadas reacciones y comentarios, muchos de estos positivos, así como también críticas destructivas que son testimonio de los múltiples prejuicios hacia las mujeres que se manifiestan a través del grito, la mayoría desde la ignorancia y la desinformación, con argumentos como que las mujeres nos son capaces de hacerlo «igual de bien o brutal», porque anatómicamente los hombres tendrían un instrumento mejor adaptado para gritar. Este es uno de los tantos mitos que surgen alrededor de las distorsiones vocales. Gritos de igualdad Como cualquier otro recurso vocal, el grito es una coordinación motora que se puede entrenar, pudiéndola dominar cualquier persona que tenga una voz sin patologías de base. Toda persona nace con un instrumento vocal que como función primaria tiene la supervivencia y como función secundaria la comunicación, la cual se va desarrollando y entrenando con diferentes propósitos. No tiene que ver con el género y, al igual que para dominar cualquier deporte o destreza física, requiere de disciplina, constancia y entrenamiento. Desde el punto de vista de la técnica vocal actual, se puede tener una buena técnica para gritar, para hacerlo de manera profesional y usarla como recurso estético. En este sentido, se requiere de un entrenamiento vocal completo, el cual incluye trabajar desde la postura corporal, hasta la preparación del sistema respiratorio y los aparatos resonador y fonador. La ejercitación de estos elementos en conjunto y la práctica de las diferentes configuraciones en el tracto vocal, permiten la realización de los distintos efectos vocales. En el universo de la ciencia vocal, existen pocas investigaciones respecto de las distorsiones vocales, comparado con la cantidad de estudios relacionados con las voces líricas o de otros estilos. Paradójicamente, encontramos dos mujeres importantes que destacan con publicaciones en esta área y que han sido pioneras con sus métodos buscando transferir la comprensión y enseñanza de las voces distorsivas. Una de ellas es Melissa Cross, popularmente conocida por ser la creadora del método “Zen of Screaming”, en el cual se reconocen los primeros gritos utilizados en el metal con conceptos como fry, false chord o death growl. Cross es además reconocida por ser entrenadora vocal de muchos cantantes de metal, entre ellos: Jesse Leach (Killswitch Engage) y Eddie Hermida (Suicide Silence), y además mencionada por muchas de nuestras vocalistas nacionales como una de las inspiraciones y referentes más importantes junto con Angela Gossow. En este punto, también aparecen nombres como Alissa White-Gluz (Arch Enemy), Otep Shamaya (Otep), Morgan Lander (Kittie) y entre las más actuales, Tatiana Schmaylyuk (Jinjer). Otra mujer importante en el desarrollo de enseñanzas vocales es Cathrine Sadolin, autora del método CVT (siglas de “Complete Vocal Technique”) quien, desde una perspectiva de reconocimiento y aplicación de tres principios básicos, cuatro modos y múltiples efectos vocales, cualquier cantante puede desarrollar el aprendizaje de efectos (como overdrive en su voz de manera saludable, es decir, que no provoque lesiones). A pesar de que los dos métodos mencionados son relativamente antiguos, estos recién comenzaron a masificarse en nuestro país en la década del 2000 gracias al internet, así como también han ido apareciendo distintos tutoriales en YouTube que han servido de referencia para quienes han entrado a este mundo de las distorsiones vocales, esto, a falta de escuelas que impartan la enseñanza de esta técnica. Por lo mismo, no es raro que predomine el aprendizaje de forma autodidacta, sobre todo en quienes tienen más trayectoria y son las primeras referentes de la escena nacional. Interpretando la fuerza interior Afortunadamente, hoy existen métodos más actualizados y acordes a la investigación vocal actual. En Chile, podemos encontrar varios profesores de canto interesados en la enseñanza de estas técnicas y varias de nuestras vocalistas coincidieron en nombres como Francisco Cruzat (Audiopsicótica), Rodrigo Pérez (Cries), Cristóbal Aragón (Academia Vocal Chile) y Nicolás Hormazábal como sus entrenadores. Este último, estudioso profesor que introdujo al país la visión de la antropofisiología vocal, creada por el brasilero Ariel Coelho, que ofrece la posibilidad de reconocer y entrenar más de 30 distorsiones vocales. Dentro de las mujeres que podemos destacar en el entrenamiento de distorsiones vocales, encontramos a Tamara Rivas, creadora de Vofemex y Jo Salinas, exprofesora de la Academia Vocal Chile. En nuestro país, encontramos desde la década de los ochentas, a referentes femeninas que han llevado su voz al extremo como herramienta de empoderamiento y que desde las profundidades del underground de norte a sur de nuestro territorio, han gritado sobre injusticia, muerte, tristeza y dolor. Pudimos contar al menos 30 proyectos musicales con voces femeninas extremas, algunas de ellas mezclan voces limpias con distorsiones y otras son ciento por ciento distorsionadas. En cuanto a sus motivaciones en relación al uso de este recurso vocal, la respuesta más recurrente, hace hincapié en una búsqueda por expandir sus propias habilidades vocales. Asimismo, reconocen otras razones como: el gusto por el metal extremo, buscar canalizar un mensaje en profundidad, el autoconocimiento, sanación y equilibrio espiritual, la poca presencia femenina en el metal e incluso demostrar que las mujeres podemos, luego de haber escuchado en reiteradas ocasiones un «no puedes» o «no debes porque esta música es de hombres». Otras razones manifestadas son «expresar y liberar la rabia y opresión», «validar el canto gutural femenino», «sentir que hago algo distinto», «interpretar la fuerza interior», «vi a otra mujer gritar y quise hacerlo», «quería tocar black metal, necesitaba aprender a hacerlo». Los desafíos de nuestras cantantes de rock y metal son muchos y no solo pasan por el sexismo y machismo de la escena, también se hace presente el trabajo en relación a los miedos internos y prejuicios, la descentralización para quienes son de regiones, la accesibilidad a recursos teórico-prácticos, la búsqueda de un estilo propio y originalidad, la disciplina en el cuidado de la voz y el desarrollo de una técnica apropiada, así como también la necesidad de crear espacios para compartir experiencias de enseñanza-aprendizaje entre mujeres. En nuestro país, el conocimiento y desarrollo de los distintos métodos y técnicas para el canto distorsionado está todavía en pañales, por lo mismo el trabajo y la labor que han desarrollado todas aquellas mujeres que han adoptado el grito como recurso de expresión en su música, representa sin duda un aporte a la escena del rock y metal nacional, no solo por el testimonio y registro que puedan dejar en sus trabajos discográficos, sino también por ser referentes y abrir el camino para futuras generaciones. Agradecemos las valiosas respuestas y la inspiración de este artículo, a las poderosas voces del rock y metal nacional de Aline Snow (Vilú), Karina Ugarte (Vilú, Witches Sabbath), Daniela Ordoñez (Sepulchral Rites), Tamara Rivas (Chances), Laura Vargas (The Inferno Doll), Caroline Díaz (Sukuba), Sirena Carolina (Aurora Voraz), Magdalena Opazo (Egregor), Claudia Celis, (Luctus Hydra, Sarkus, Kiepja), Paulina Cádiz (Warpath, Lupus, Kiepja), Violeta Terán (Tierra Gris), Jo Salinas, Johanet Amatizta, Cinthia Santibáñez (Crisálida), Rose Blackeda (Annagram), Paola Ríos (Mutant Modjo), Henyel Sandoval (Udenmapu, La Giorgie Boy), Aymarita Colque (Tripulante), Melissen Pedraza (Sine Regnum), Sandra Mayfair (Lyrianth, Cyrine), Marcela “Marceline” (ex Sukuba, Loud), Valerie Kilgore (Vilú, Luctus Hydra, Visceral Devotion), Claudia Cathollem (Uncrowded), Carolina Rebolledo (Grimtotem, Predation), Ignacia Fernández (Decessus) y a todas aquellas que nos cantan y gritan desde las profundidades del underground. Tags #metal extremo #mujeres cantantes #Cathrine Sadolin #Melissa Cross Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Metal Discos Sadism Martes, 28 de Noviembre de 2023 Metal Noticias ''MaidenChile Experience'' reunirá a la fanaticada local de Iron Maiden Martes, 28 de Noviembre de 2023 Metal Articulos Discos 1983: viaje y epílogo Lunes, 27 de Noviembre de 2023 Metal Noticias 'Guardián del Bosque': Bitterdusk presenta nuevo single Lunes, 27 de Noviembre de 2023 Metal Noticias Black Metal desde la Patagonia: Kréen estrena el single 'Lápidas' Jueves, 23 de Noviembre de 2023 Metal Shows Saxon: Una noche aplastante con la vieja escuela Jueves, 23 de Noviembre de 2023 Metal Galerias Saxon - Seize the Day tour Jueves, 23 de Noviembre de 2023 Metal Noticias Habitants anuncia nuevo álbum y estrena adelanto Jueves, 23 de Noviembre de 2023