Kannon

2015. Southern Lord

Todo el trabajo de este dúo de Seattle es tan apasionante como aterrador. Una labor que genera cierto morbo espantoso en cada disco, una especie de vicio en que se saborea la oscuridad más críptica, y sin embargo, se da el lujo de tener su propia y especial metafísica: una fe en algo lóbrego y a la vez resplandeciente y catártico, tal como lo hacen bandas como Meshuggah o The Mars Volta, en las que al parecer existiese una especie de religión apócrifa, tácita y brumosa. Un culto que queda claro en el nombre del disco: “Kannon”, un homenaje a la diosa Guan Yin, deidad que se encarga de oír los lamentos del mundo.  

Una cierta agonía musical existía desde el año 2009 en la banda, fecha en que nació el impresionante y, hasta el momento, insuperable “Monoliths & Dimensions”, disco que en comparación a este, tiene una diversidad musical más amplia, incluso cercana al jazz, y un mayor grado de experimentación sonora y estructural, que lo hacen situarse en las cumbres de la música experimental. Todo esto hacía pensar que este “Kannon” era la esperanza de una nueva obra cargada de genialidad y vanguardia, lo cual, finalmente, tuvo resultados más que discutibles, ya que en esta oportunidad la banda se acerca simplemente al metal, dejando de lado la abstracción y apegándose incluso al metal clásico. La angustia a la que hacía mención solo se había satisfecho parcialmente con las sendas y ya conocidas colaboraciones con Ulver y el gran Scott Walker. 

Lo cierto es que Sunn O))) continúa con sus misas negras dotando a sus composiciones de elementos mántricos que nacen de dos conceptos esenciales e históricos: El primero de ellos es la evolución casi antinatural del docto minimalismo estadounidense, y el segundo, y culpable de mucho, el ideal de Dylan Carlson de Earth quien se atrevió a experimentar en los principios de la década del 90 con un estilo tan poco proclive a los cambios como lo es el heavy metal. De esta mezcla intelectual nació el drone, estilo en el cual el tono y su sostenida duración son las características que le dan a cada creación una sonoridad única y completamente distinguible.

El disco de divide en tres partes homónimas, las cuales se distinguen solo por su numeración, y que rondan los diez minutos de extensión. En la primera de ellas brilla la lenta y distorsionada guitarra de un invitado común: Orem Ambarchi, para luego aparecer la terrorífica voz de uno que ya es de la casa, Attila Csihar, vocalista de la banda black metal Mayhem, quien debe poseer uno de los registros más infernales existentes, cosa a recalcar aunque ya se haya mencionado hasta el hartazgo. Una creación simple, con pocas variantes e instrumentación, pero efectiva en la profundidad que alcanza.

Luego, aparece la pista con un mayor grado de experimentación del disco, ya que nos encontramos con un juego de guitarras de Greg Anderson, O´Malley y el mismo Ambarchi, y a la vez con un Csihar que vocaliza un mantra apocalíptico cuya vibración retumba hasta los más densos abismos. Por otra parte, se perciben tenuemente los sintetizadores ejecutados por Randall Dunn, productor común de la banda. Posteriormente, nos encontramos con “Kannon 3”, creación en la que nuevamente una voz gutural canta una oración de un rito pagano inmortal que se suma a los extensos tonos de guitarras en los que predomina el control, ya que a pesar de que Sunn O))) posee una fuerza descomunal, también está dotado de mucha contención. 

Finalmente, cabe rescatar el arte del disco cuya portada es una escultura de la artista Angela Bolliger y la inclusión de los escritos de la transgresora teórica Aliza Shvarts, ya que por sí mismos también son obras de arte, y que solo hacen resaltar la labor creativa de Anderson y O´Malley, quienes han vuelto a realizar un trabajo notable, aunque menor en experimentación que su predecesor disco, lo cual genera sentimientos contradictorios, pero que de todas formas es capaz de hacer sentir que sus sonidos van mucho más allá de estilos determinados, sino que su búsqueda está en algo metafísico y predominantemente oscuro y sus tonos son solo un medio para llegar a un insondable fin.  

Carlos Navarro A.

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