Sol de los Andes

2018. Beast Discos

Abandonar por un momento la ciudad. Viajar a las montañas, sentir al viento susurrar y escuchar los pájaros cantar. Caminar hasta que la luz de la luna ilumine todo el lugar, con la compañía de un ukelele que entrega el calor necesario para realizar la travesía. Esas imágenes podrían ser el resumen de “Sol de los Andes”, segundo EP de Arranquemos del Invierno, el proyecto solista de Pablo Álvarez, ex–Niño Cohete.

En solo quince minutos, Álvarez logra retratar y proyectar su expedición por la naturaleza, debido a un correcto uso de los recursos sonoros. Por ejemplo, en ‘Líquen’ usa la grabación de la estridulación de grillos, generando la sensación inmediata de estar al interior de un bosque en medio de la noche. Misma impresión se logra en ‘Espíritus Cordilleranos’, debido al sutil sonido percutivo de claves que logran emular la musicalidad casi etérea de las gotas de agua. Todos estos detalles no hacen más que aumentar la percepción del lugar que Álvarez quiere transmitir con sus canciones. Un paisaje frondoso, andino, orgánico. Esa ambientación la refuerza con letras que van narrando lo que ocurre en ese espacio abierto. “Cae el frío de la noche, congelando a su paso todo lo que brota”, canta en ‘Lique’. Por otro lado, su dulce y delicado registro vocal también se pone en sintonía con la atmósfera de va describiendo, y se siente como el suave susurro del viento –debido a su agudo timbre– a lo largo de todo el EP.

Las referencias al sonido de su banda madre están presente en las cuatro canciones.  Los recursos de la electrónica e instrumentos usados son prácticamente los mismos que se encuentran en “La Era del Sur” (2015), el segundo álbum de Niño Cohete (más que evidentes en ‘Ayayai’, cuya melodía en el teclado remite a ‘Pájaros’). Sin embargo, “Sol de los Andes” es una correcta primera aproximación hacia una búsqueda de un sonido más personal de Álvarez, que hoy se ampara en este proyecto bajo el seudónimo Arranquemos del Invierno, como una referencia natural más. Un EP que cumple con la promesa de transportar al auditor al cordón montañoso de nuestra Cordillera de los Andes. Un viaje misterioso e íntimo.

Bastián Fernández

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