A Dying Machine

2018. Napalm Records

"A Dying Machine" es el cuarto larga duración de Tremonti, la banda del guitarrista ex Creed y también de Alter Bridge, Mark Tremonti, un músico siempre prolífico e inquieto, aunque su estilo es tan unidimensional que salvo por su voz, no hay mucha diferencia sónica entre los proyectos antes mencionados, teniendo en cuenta también que en ambos proyectos es el principal y casi excluyente compositor. El hecho de que el productor de la placa sea Michael “Elvis” Baskette que ha producido todos los discos de Tremonti y también detrás de las perillas en los trabajos de Alter Bridge, tampoco ayuda a la hora de poder establecer diferencias estilísticas y de sonido. Por ello, la principal novedad de este nuevo trabajo recae en que se trata de una obra conceptual que viene a ser la banda sonora de una novela del mismo nombre (“A Dying Machine”), escrita por el propio guitarrista junto a John Shirley.

La amalgama de hard rock y heavy metal moderno, siempre con la guitarra de Tremonti como principal foco de atención, con un sonido y afinación distintivas que realzan la potencia de canciones como ‘Bringer of War’, ‘From the Sky’ y el track homónimo, inician el álbum con una gran dosis de fuerza, celeridad y entusiasmo, a pesar de la líricas sobre un mundo distópico a las que alude el concepto del álbum/novela, temática que también ha sido recurrente en la última década en el mundo del rock, aunque cada artista que alude a este tópico, le da una visión e interpretación personal. Mark Tremonti no es un mal vocalista tampoco, aunque su voz no posee muchos matices para ofrecer, siendo las rítmicas armonías de guitarra el hilo conductor de sus canciones, caso de la gran y ganchera ‘Trust’, un himno radial de carácter nostálgico.

La labor del baterista Garret Whitlock y del guitarrista rítmico Eric Friedman (quien además grabó todos las líneas de bajo), cumple correctamente para lo que el álbum requiere; riffeo y percusión poderosa en cortes como la rápida y voraz ‘Throw Them to the Lions’ o la contundente y monolítica ‘Make It Hurt’; sensibilidad y delicadeza en las líneas más desnudas y acústicas de ‘Traipse’ o en la post apocalíptica balada ‘The First the Last’, antes de volver al mismo esquema inicial a partir de ‘A Lot Like Sin’ dejando esa sensación de que el álbum en su medianía se vuelve repetitivo y algo monótono, donde quizás 14 canciones son demasiado y sólo con diez cortes estaríamos hablando de un disco preciso, conciso e inspirado, evidenciando que el exceso de canciones se debe al hecho de tener que cubrir todos los capítulos de la novela, la que finaliza con una industrializada instrumental de corte futurista llamada ‘Found’. De todas formas, y antes del cierre, canciones como la dura y mecanizada ‘The Day When Legions Burned’ suenan ampulosas y convincentes y otra balada como ‘As the Silence Becomes Me’ con claros retazos de Creed en su estructura y armonización, servirán para contentar a los seguidores del guitarrista en cualquiera de sus proyectos que al final terminan metamorfoseándose en prácticamente un solo ente sonoro que solo cambia de nombre y voz.

Con una técnica prolija y depurada, Mark Tremonti ha logrado hacerse un espacio entre los héroes de la guitarra del último lustro, aunque su nivel como compositor parece haber tocado un techo creativo que comienza a repetirse en cada nueva placa que saca. Y como sabemos, un gran intérprete, no siempre es un gran compositor.

Cristián Pavez

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