Sonata Arctica

Talviyö

Jueves, 03 de Octubre de 2019

2019. Nuclear Blast

El debut de Tony Kakko y compañía sorprendió a todos. La velocidad, técnica y aire fresco de sus canciones llegaron a revolucionar un estilo que vivía su momento más épico, uno donde proliferaban muchas bandas que se hermanaban bajo la potencia de un género que se expandió rápidamente por todo el mundo y que parecía no tener límites. Sin embargo, el paso del tiempo -y maduración de los grupos- fueron acercando al power metal a otras vertientes sónicas, venidas preferentemente del hard rock y progresivo, demostrando la versatilidad y exquisita técnica de sus músicos. Pero, ¿este cambio y búsqueda de nuevos horizontes garantiza el éxito? En este caso parece que no.

Si bien esta producción gana un punto importante al realizar la grabación de manera más orgánica (registrando la batería y bajo al mismo tiempo), pierde otro punto en la mezcla final, que privilegia demasiado la voz por sobre los otros instrumentos, haciendo que no destaquen de buena manera la infinidad de elementos que componen las once canciones del álbum. Sin embargo, el defecto principal de este disco es la falta de potencia; un adormilamiento que viene en los finlandeses desde “Unia” de 2007 y que en este registro parece ser aún peor, dejando absolutamente de lado esa rapidez que sorprendió a todos a fines de los 90’.

Si bien los últimos álbumes privilegiaban los mid tempo, igualmente había una que otra canción que matizaba el tracklist, equilibrando el transcurrir de las canciones entre altibajos que se las arreglaban para responder bajo una nota -al menos- satisfactoria. No obstante, en esta “Noche de Invierno” (nombre original del disco en finlandés) no hay ninguna canción que utilice doble bombos, guitarras afiladas, acelerados ritmos o elementos propios del power metal, sino que lleva los más de 56 minutos por pasajes que a ratos simplemente aburren.

Quizás el aspecto a destacar de este álbum es el acercamiento al mundo progresivo, con momentos inspiradísimos, sobresalientes, pero de muy corto aliento, como por ejemplo en el inicio de ‘Whirlwind’ o la medianía de ‘The Raven Still Flies’. Otra cosa a rescatar es la simpleza de ‘A Little Less Understanding’ (de las pocas que se quedan en tu cabeza) o los elementos folk de varios temas en el álbum, pero lo cierto es que -en general- las composiciones carecen de elementos que hagan de este disco algo realmente asombroso.

El atrevimiento y desapego de los esquemas convencionales ya es marca registrada en Tony Kakko, pero ¿hasta qué punto esto es una fortaleza? El vocalista pareciera tener genes felinos, pues los fanáticos le han ido perdonando cada una de las vidas que va perdiendo con álbumes que no logran convencer. El fondo es que ya van seis vidas perdidas al hilo; así que, de acuerdo a la creencia popular, a Kakko le estaría restando sólo una oportunidad antes de desplomarse por completo. La paciencia se está agotando.

Rodrigo Bravo Bustos