Testament

2020. Nuclear Blast

A Testament no hay con qué darle, así tal cual, literalmente. Porque luego de un silencio discográfico de material original de casi una década, el regreso con ‘The Formation Of Damnation’ (2008), significó el inicio de una pletórica, consistente e inspirada segunda juventud para la banda incluyendo además el regreso del hijo pródigo Alex Skolnick a sus filas (sin duda el guitarrista más virtuoso del Thrash), y desde entonces el grupo nos ha regalado una seguidilla de placas de gran factura, donde hoy reluce con toda su genialidad su disco número trece, un enorme y potente “Titans Of Creation”.

Producido por Juan Urteaga quien se ha convertido en un pivote esencial para el grupo desde aquel fantástico “Dark Roots Of Earth” (2012), el disco suena realmente bien, sin caer en los excesos de la sobreproducción que son tan frecuentes en los discos de metal hoy en día. Repitiendo la misma formación del disco anterior ‘Brotherhood Of The Snake’ (2016), al trío original de Chuck Billy en voces, Eric Peterson y Alex Skolnick en guitarras, lo secundan unos inmensos Steve Di Giorgio en bajo y un atómico Gene Hoglan en batería, que sin duda han sido esenciales para poder llevar a la banda al siguiente nivel de calidad interpretativa.

De forma incomprensible la gran pieza instrumental ‘Catacombs’ fue dejada como cierre del disco, pero cuando uno la escucha al comienzo como introducción para ‘Children Of The Next Level’ funciona mucho mejor, dotando al disco de un arranque ciertamente explosivo. El grupo suena exultante y aplastante con un juego de riffs adictivos y el brutal repiquetear del doblo bombo de Hoglan se lleva todo por delante. Las leyendas de la Bay Area están de vuelta y suenan mejor que nunca. ‘WWIII’ mantiene la tónica del inicio, velocidad y contundencia desplegada de forma masiva, triturando todo a su paso. La voz del gran Chuck Billy suena fuerte y segura y es que no hay nada que pueda detener a este descendiente de indios nativos, ni siquiera el maldito Coronavirus que ha golpeado al crew de la banda y al parecer al propio Chuck y su esposa.

Pero Testament no se olvida de sus orígenes, con esos riff gancheros y el groove que te golpea directo al mentón y en la tremenda ‘Dream Deceiver’ se marcan un clásico instantáneo que de seguro será número puesto en los próximo shows en vivo en cuanto la maldita pandemia permita recuperar la normalidad. Los solos de Skolnick suenan clarísimos en la mezcla y el guitarrista está en llamas, metiendo licks, fraseos y bastante shredding que aportan una cuota de espectacularidad a las ya de por si grandes canciones. Otro que está en un nivel altísimo a lo largo y ancho del disco es Gene Hoglan, el nivel técnico de su performance es de otro planeta y en ‘Night Of The Witch’ lo demuestra de forma aplastante. En esta canción Chuck Billy mete unas voces muy agudas que nunca le habíamos escuchado antes y la verdad es que el resultado es fantástico y novedoso, se nota que hay un deseo por parte del grupo de siempre estar probando e intentando nuevos ingredientes. ‘City Of Angels’ nos regala más momentos interesantes como un solo de bajo con wah-wah por parte de Di Giorgio y un extenso e inspirado duelo de solos de la dupla Peterson/Skolnick. ‘Ishtars Gate’ nos regala más soberbias líneas de bajo de Di Giorgio antes de que comience el machaque de las guitarras con esos riffs marca de la casa inconfundibles. ‘Symptoms’ rebaja las revoluciones más no la dureza y la voz de Chuck en el coro se te queda tallada en granito en la corteza cerebral.

No es necesario realizar un ‘spoiler’ de todas las canciones de la placa, porque aquí el nivel se mantiene hasta el final y no hay rellenos innecesarios, pero el riff inicial de ‘The Healers’ debe ser uno de los más viciosos y mala leche del año y los blast-beats de Hoglan transforman por un momento al quinteto en una brutal banda de técnico Death Metal y es que al parecer, en su actual estado de gracia, cualquier cosa que intente Testament les sale de lujo. Lo cierto es que los “Titanes de la Creación” están de vuelta y con un disco que muy probablemente será el mejor álbum de Thrash Metal del año.

Cristián Pavez
 

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