Triptykon with the Metropole Orkest

Requiem (Live at Roadburn 2019)

Viernes, 26 de Junio de 2020

2020. Century Media Records

Es 1987. Celtic Frost lanza “Into the Pandemonium” y divide a los fans con su experimental sonido. En el álbum se incluye ‘Rex Irae’, que sería anunciada como la primera parte de una obra mucho más extensa llamada ‘Requiem’, y que apunta hacia un sonido orquestal con voces femeninas, sumándose aquello al oscuro sonido de los liderados por Tom Gabriel Warrior y el fallecido Martin Eric Ain. Casi 20 años después vería la luz “Monotheist”, el último álbum de los suizos antes de su separación, y ahí estaría ‘Winter’, cuyo subtítulo indica ‘Requiem, Chapter Three: Finale’, sin dar indicios de esa ausente segunda parte. No fue hasta 2019 que la -hasta ese momento oculta- segunda parte de este Réquiem fue revelada al público, y nada menos que en vivo de la mano del actual proyecto de Warrior, Triptykon, y la Metropole Orkest de Holanda, siendo esa única presentación materializada en este primer álbum en directo.

Sin mayor preámbulo, la versión de ‘Rex Irae’ abre el show sin mayores cambios estructurales respecto a su contraparte en estudio, aunque se percibe mucho mejor dada la clara producción de este trabajo, especialmente gracias a como se logran percibir los arreglos orquestales. Por su parte, las voces de acompañamiento de Safa Heraghi se roban la película, más que idóneas para una pieza tan oscura, contemplativa y etérea. En esta edición, además, lleva como subtítulo ‘Overture’ (Obertura), siendo apenas un aperitivo de lo que se vendrá en lo que queda del álbum. La inédita parte dos, ‘Grave Eternal’, parte sin descanso alguno y manteniendo esa atmósfera en la que ya estamos completamente inmersos. Con esos casi 33 minutos de duración, obviamente es un desafío no convertirse en algo tedioso o derechamente monótono. Afortunadamente no es el caso, porque cada momento tiene su duración más que justificada.

Secciones etéreas, con inspirados solos de guitarra como en los primeros minutos, o con instrumentos de viento o violines a lo lejos, son la tónica de la mayoría de esta revelación musical. No hay espacio para lo intenso que hizo conocido a Warrior, cuya siniestra y baja voz es un acompañamiento idóneo para las partes de Heraghi, transmitiéndonos toda esa impronta tan oscura y al mismo tiempo solemne de lo que se conoce como un réquiem. Su final sigue la misma línea, sin un clímax derechamente contundente, pero que cumple su propósito de transición, como indica su subtítulo. Finalmente, ‘Winter’ cierra esta pieza tras la única y breve pausa por parte de los músicos, siendo solamente orquestaciones ambientales siniestras acompañadas de las voces femeninas, nada diferente a la versión original incluida en “Monotheist”, concluyendo así estos 44 minutos.

Es difícil referirse a un trabajo así. Por más que las guitarras pesadas marca registrada de Tom Gabriel Warrior en sus distintos proyectos no sean las verdaderas protagonistas, si lo son su eterna oscuridad y, especialmente, su capacidad de ir más allá a la hora de plasmar su visión en la música. Este Réquiem es la culminación de algo que se inició hace más de 30 años junto a su fallecido compañero Martin Eric Ain, aportándole un peso importante a los sentimientos que le causó esta presentación que asegura no volverá a repetir. Comprensible decisión considerando lo mucho que costó gestarse y la ausencia de alguien tan fundamental. No es fácil de digerir, puede cansar a quienes lleguen buscando otra cosa y quizás se siente lejano al tratarse de un álbum en vivo e iniciar tan bruscamente, pero de todas formas vale la pena darle las oportunidades necesarias para comprender algo de este calibre. Histórico e irrepetible para quienes sigan al emblema del metal suizo. El cierre de un ciclo así no podía ser de otra manera.

Luciano González