Sólstafir Endless Twilight of Codependent Love Lunes, 14 de Diciembre de 2020 2020. Season of Mist A grandes rasgos, las relaciones tóxicas son vínculos afectivos en los que una de las partes, o ambas, se generan daño y malestar físico o psicológico entre sí. Esta peligrosa dinámica emocional es la inspiración de Sólstafir en el nuevo “Endless Twilight of Codependent Love” (2020), su primer álbum con un título en inglés en 15 años, maniobra que no pasa desapercibida cuando se trata de darle un carácter universal al mensaje. Según lo relatado por el vocalista y guitarrista Aðalbjörn Tryggvason en la edición de diciembre del 2020 de la revista Decibel, el título se relaciona con las “sombras que se han venido arrastrando por generaciones” y que cada miembro de la banda puede conectar con sus propias vivencias. “Cuando un niño tiene un padre alcohólico, aprende pronto a leer las señales”, explica Tryggvason, “y se pregunta por qué su mamá tiene un ojo morado o si habrá algo de cenar en la noche. Uno carga con esas señales contradictorias en la adultez, dices que sí cuando en verdad quieres decir no. Aprendes a ser invisible”. A pesar de que Tryggvason declara más adelante en la entrevista que su padre nunca lo maltrató ni nada parecido, sí tuvo que lidiar con el machismo de una generación criada en un ambiente lleno de carencias afectivas, una cadena que él mismo está tratando de romper con su hijo. Estas cargas emocionales están presentes en todos los rincones de “Endless Twilight of Codependent Love” (2020) y es vital entenderlas para apreciar el álbum en su totalidad, sobre todo si se trata de una banda que se expresa verbalmente en su idioma nativo. ‘Drýsill’, “demonio” en islandés, cuenta la historia de una mujer en las garras de un narcisista que la maltrata hasta que ella logra matarlo, una sórdida metáfora para hablar de cómo las personas pueden salir de la oscuridad cueste lo que cueste, todo dibujado en un corte sombrío que pone los pelos de punta gracias a sus sintetizadores y a una figura de bajo cargada distorsión que sobresale entre toda la penumbra gracias a las manos sabias de Svavar Austmann. En la misma línea argumentativa, ‘Rökkur’ cuenta otra historia de abuso doméstico, pero esta vez desde una perspectiva musical mucho más libre, engalanada con una bella introducción orquestal que da paso a un jam lleno de detalles en el que Tryggvason deja el alma con una interpretación dramática en la que otra mujer logra sobreponerse a su agresor. La belleza armónica con la que Sólstafir toca otros temas como el suicidio en ‘Til Moldar’ o las malas influencias que pueden llevar a la pérdida de la identidad en ‘Her Fall From Grace’ deja ver el lado más etéreo de su interpretación musical, esa estética espacial que estremece hasta más no poder y proyecta la vulnerabilidad del ser humano, siempre respaldándose en sus fortalezas instrumentales. A diferencia de muchas bandas que partieron en el lado más extremo del espectro, Sólstafir no siempre establece al metal como punto de partida, sino que lo adhiere a su propuesta según lo requieren las canciones. Esto permite una navegación aún más libre por los mares estilísticos, resguardándose en el post-rock cuando las temáticas son tan intensas como las ya mencionadas, o virando hacia la crudeza del black metal en ‘Dionysus’, en la que solo bastó una toma para que Tryggvason registrara las voces. Incluso pueden llegar a las alturas del rock progresivo en ‘Akkeri’, con un Hallgrímur J. Hallgrímsson que tiene amplia cancha para hacer vibrar el kit de batería mediante una ejecución que aporta grandes cuotas de dinamismo a fin de que el auditor no desvíe su atención. La versatilidad de Sæþór M. Sæþórsson se marca a fuego en las gruesas guitarras cargadas de fuzz que se aprecian en ‘Alda Syndanna’, arropada por una simbiosis entre el rock alternativo y el gótico, mientras que en ‘Or’ primero se embriaga con los brebajes de un solitario blues de cantina y, luego, crece para alcanzar las dimensiones de himno, un track que al principio estaba pensado para ser un B-side, pero que aportaba tanta riqueza al plano general que era imposible dejarlo fuera. El cierre con ‘Úlfur’ evoca la musculatura de High On Fire en la partida, se sumerge en la pesadumbre trágica de YOB, en la aspereza saturada de Elder en el período de “Dead Roots Stirring (2011)”, y desemboca en la melancolía propia del Paradise Lost más orgánico, incluso con un guiño a la percusión de ‘Come Together’ de The Beatles en la planicie de la sección media, una confabulación de factores que propician un viaje exigente en términos sensoriales, pero sumamente gratificante. A la altura de sus más de 25 años de carrera, la séptima placa del combo islandés se siente como un grito de libertad y esto se ve retratado en su arte, en sus letras y en su música. La propuesta visual con la “Dama de la montaña de Islandia”, la pintura creada por Johann Baptist Zwecker en 1864 que engalana la portada, representa la encarnación de Islandia y también es un símbolo del feminismo, lo que no solo concuerda con un disco de mujeres fuertes, sino que con la lucha interna que cada persona libra con sus relaciones tóxicas, no solo con una pareja, si no con todo lo que produzca un malestar físico o psicológico, ya sea la depresión, la soledad o el alcoholismo, por ejemplo. En este sentido, las letras no conforman una obra conceptual como tal, pero giran sobre el eje de la salud mental, un tema sumamente importante en el mundo de hoy y que se trata con la misma delicadeza de la acuarela de Zwecker. Ambos planos se coordinan con un sonido prístino, sublime y abstracto que a veces se vuelve robusto, impredecible y pasional, todo gracias a la brillante producción de Birgir Jón Birgisson, famoso por su relación con los coterráneos de Sigur Rós. Todo esto se traduce en un disco redondo que destaca por su lucidez y que tiene alma de clásico, de esos que permanecen en el tiempo para enseñarnos que hay una luz al final del túnel. “Nada es más importante que romper las cadenas”, reflexiona Tryggvason, “eso es lo que tenemos que hacer”. Si ese era el objetivo de Sólstafir en “Endless Twilight of Codependent Love” (2020), la misión está más que cumplida. Pablo Cerda Tags #Solstafir # Islandia # Endless Twilight of Codependent Love # Season of Mist Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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