Hot Thoughts

2017, Matador Records

Cada vez que uno escucha a una banda de largo aliento con la destreza  –y aparente facilidad- de reinventarse, y de poseer un ímpetu de siempre hacer las cosas correctas, es síntoma inequívoco que se está frente a algo bueno. O por lo menos, interesante. Spoon, banda nacida en el corazón republicano de EE.UU. a mediados de los 90 y con una prolífica discografía de ya 9 álbumes, tiene como común denominador esa capacidad de mantenerse vigentes a través de su sonido.

Para Hot Thoughts, su más reciente producción, los texanos no abandonan este espíritu. El resultado, un largaduración con evidente vocación pop, pero con múltiples matices sicodélicos y aventuras entre el artrock, el postpunk y el dub, donde las guitarras pasan a un plano menor en virtud de las capas rítmicas que entregan los arreglos en teclado y piano, que fluyen orgánicamente entre sí.

Sin duda, este collage sonoro nace en la cabeza de Dave Fridman, el productor con el cual trabajaron esta vez, y cuyas huellas se pueden rastrear en The Flaming Lips, MGMT, Black Moth Super Rainbow, entre otros. El oficio de Fridman llevó a que el disco tomara personalidad, al punto de sobresalir. Hay una intención de pasar entre lo análogo y lo digital en las canciones, como si fuesen un portal en donde podemos rastrear los sonidos alternativos de los 80-90 al mismo tiempo que van apareciendo brochazos de modernidad.

Este juego ha hecho que Spoon sea, de cierto modo, desafiante en la propuesta. Y en esa decisión, las cosas a veces no pueden salir siempre bien. Hay canciones de vocación dance rock, donde el pulso entre batería-bajo son el eje, mientras van floreciendo coloridos detalles desde los teclados, riffs alcoholizados que van y vienen, y el trabajo vocal de Britt Daniels hace todo el resto. Y funciona muy bien (‘Hot Thoughts’, ‘First Caress’, ‘Can I Sit Next To You’, ‘Shotgun’). Por otra parte, están las que proponen una manera sofisticada de concebir el pop –muy a la Thom Yorke-, entre elocuentes y sutiles distorsiones de guitarras en medio de praderas de samples y artilugios digitales, donde la voz de Daniels –a veces reverberada- flota sobre un dub atmosférico, con secuencias y percusiones psicohipnóticas, con resultados interesantes (‘Whisperl’Illistentohearit’, ‘Do I Have To Talk You Into It’, ‘Pink Up’). Pero hay otras en donde tanta “innovación” parece sobrecargada y poco emocionante (‘I Ain’t The One’, ‘Us’).

Además, Hot Thoughts, que a simple vista parece un disco inofensivo en su discurso (“Coconut milk, coconut water / You still like to tell me they’re the same / And who am I to say?”, cantan en ‘First Caress’, por ejemplo), sorprende con un inusual roce político, el primero de Spoon en su historia. Cuenta Daniels, en una entrevista en Esquire, que llegó de manera casual a este tópico, mientras escribía sobre un drama amoroso en ‘Tear It Down’. De pronto, se dio cuenta del mensaje anti-Trump que podía tener el estribillo. Y claro, en cinco líneas, se une la utopía del ‘Heroes’ de Bowie y la subversión de Waters en su opera The Wall: "Let them build a wall around us / I don t care I m gonna tear it down / It s just bricks and ill intentions / They don t stand a chance / I ll tear it down". Nada más evidente. “Es un político cuyo único objetico es dividirnos”, reflexiona el músico sobre el republicano Presidente de EE.UU., ante el dramático conflicto fronterizo que ha creado su administración entre EE.UU. y México.  

Con este disco, Spoon vuelve a posicionarse como una banda inquieta, que no teme a salirse de su zona de confort, arriesgando, lo que siempre será bueno. Tanto para la búsqueda propia de nuevos sonidos, como para su audiencia. Y a pesar que estamos frente a un fenómeno extraño en la música popular, con una banda que cuenta con el beneplácito de la crítica especializada pero que está a kilómetros del reconocimiento global, este trabajo sigue ensanchando sus arcas. Quizás, en algún tiempo, nuevos redactores y amantes de la música los puedan levantar, revalorándolos como una de esas bandas que no logró sintonizar con el espíritu de su tiempo, a pesar de su buen oficio. De culto, les llaman.

César Tudela

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