Neil Turbin: "Si podemos hacer que la gente conecte, es con el lenguaje universal de la música" Exclusiva con la voz del primer LP de Anthrax Viernes, 19 de Julio de 2024 Hablar con Neil Turbin es desenterrar recuerdos de todo tipo, cosa que quedó más que clara al preguntarle sobre la grabación de “Fistful of Metal” (1983), el primer álbum de Anthrax y el único con su voz, recordando con claridad tanto lo bueno como lo malo de aquella etapa de su carrera, en un momento en que el género todavía estaba convirtiéndose en lo que hoy conocemos. A días de su debut en Chile, en donde celebrará las cuatro décadas de dicho trabajo en el club RBX (entradas en Passline), conversamos con el ex vocalista de la institución del Thrash estadounidense sobre lo que será esta primera vez, prometiendo una presentación llena de clásicos Para empezar, cuéntame qué podemos esperar de este show en nuestro país, tu primera vez en Chile, además. Tocaremos todas las canciones de las que fui parte, todas las que escribí o canté, específicamente, será Fistful 40 por “Fistful of Metal”, “Spreading the Disease” y el EP “Armed and Dangerous”, así que serán todas las canciones en las que aporté escribiendo o cantando. Claro, ‘Armed and Dangerous’ es mi canción, escrita antes de que dejara Anthrax, lo mismo con las de “Fistful of Metal”. Así que será eso y mis canciones originales también, porque soy el mismo que cantó ahí, que escribió esas canciones, y que también escribió otras similares en actitud, vibra, percepción, fluidez. Cuento con gente genial, con la que estoy ansioso por hacer esta gira. Claro, será una celebración por los 40 años de “Fistful of Metal”, el álbum debut de Anthrax. ¿Qué recuerdas de todo el proceso de grabación de aquel trabajo? ¿Cómo viviste aquel momento? Recuerdo todo, deberías preguntarme lo que olvidé. Hay cosas que no quiero recordar, digámoslo así, pero lo que pasó fue que fuimos al norte de Nueva York, al estudio donde Metallica grabó “Kill ‘Em All”, Music America, en Rochester, era en un hotel cerca de la torre Kodak, bueno, Kodak era dueña de casi toda la ciudad, tenían un gran complejo, de millas, rodeado por rejas o algo así, tenían una gran presencia en Rochester. Nos quedamos en el suelo de un sótano por tres noches… lo que pasó fue que fuimos al estudio, y mientras íbamos subiendo, vemos que alguien está sacando la mesa de mezcla del estudio, quedamos como ‘estos tipos se llevan nuestros equipos, ¿cuándo lo devolverán?’. Nos frustró saber que después de haber estado tres noches en el frío suelo, no habría un estudio para tocar, así que teníamos que buscar otro lugar. Nos juntamos con Carl Canedy en Elmira, al norte de Nueva York, cerca de una prisión estatal, había un estudio ahí que no estaba a la altura. Grabamos en una cinta muy pequeña, no era un estudio profesional, grabamos en ocho o 16 pistas, no serviría. El problema era el presupuesto, John y Marsha Zazula de Megaforce Records tenían recursos limitados, estábamos fuera del presupuesto (risas). Yo me quedaba ahí, esa era mi idea, el resto de la banda no, iban y volvían los fines de semana, tenía sentido, era un largo viaje. En ese momento de mi vida no quería manejar ocho horas al norte de Nueva York, o quizás más, así que pedí quedarme allá. Me quedé por todo el proceso, de hecho, fui el que estuvo allá desde el inicio hasta el final con Carl Canedy, John Zazula y la banda durante la grabación de sus partes, y resulta irónico que mis partes se grabaron durante los últimos días, no me dieron mucho tiempo, me dieron un día y medio. Grabar solo el bajo de ‘I’m Eighteen’ tomó todo un día, fueron al menos 30 tomas, con la preparación y todo eso para luego tratar de que Dan (Liker) tocara eso. Podía tocar cosas más rápidas como Iron Maiden, pero no podía tocar con ese groove de ‘I’m Eighteen’. Cuando llegó la hora de grabar las voces, me dijeron ‘lo siento Neil, ya no hay más presupuesto ni tiempo, solo apúrate y graba las voces’, así que no les importó mucho. Se trataba de ego y no de hacer un gran álbum, y fue algo desafortunado. Para mí, siempre se trató de un equipo, de hacer las cosas en equipo, compartir y ser parte de eso, pero no eran mis amigos, no trataban de serlo, no éramos un equipo, ellos estaban en su propio equipo. Esa es la dura realidad, no importa lo que quiera hacer. Podrían dar vuelta las cosas y decir ‘Neil era un sujeto muy porfiado’, y todo eso, de hecho, estaba en una habitación llena de abusadores, gente muy mala, durante todo ese tiempo, era manipulación, subversión, todo el tiempo. Es la realidad, no es nada nuevo, lo he dicho antes. Cuando hicimos ‘I’m Eighteen’, yo sugerí ‘If You Want Blood’, y dijeron ‘oh, ya lo decidimos, quieren que hagamos ‘I’m Eighteen’’, Scott (Ian) dijo que ya estaba decidido. No se me explicó que él no lo decidió, solo quería desviar la culpa, fue el sello quien lo decidió, es lo que querían, era por lo que pagarían. ¿Quieres comer? Esto es lo que hay para cenar. Están cocinando y pagando, vas a comer (risas), fue algo así. Tenía 20 años, ¿qué más podía hacer? No teníamos el dinero para grabarlo por nuestra cuenta sin esa gente. Fue frustrante, porque de verdad quería hacer algo que pareciera más apropiado para la banda, con una canción que reflejara mejor nuestros sentimientos, nuestra vibra, nuestra energía. Alice Cooper es un gran artista, pudieron haber elegido ‘School’s Out’, o algo de “Billion Dollar Babies”, no sé, algo de los otros álbumes, algo de ese de la serpiente, eso hubiese sido genial, pero eligieron ‘I’m Eighteen’. Fue extraño para mí en el momento, pero la hicimos funcionar lo mejor que pudimos, y creo que lo hicimos, pero fue una elección interesante. A John y Marsha Zazula les gustaban otro tipo de música también, como Grateful Dead o los Rolling Stones, y Alice Cooper está muy lejos del Thrash Metal, de lo más pesado. La gente tiene sus ideas, sus opiniones, es como entrar a la casa de alguien y preguntarle quién eligió esos colores (risas). Fue algo interesante, como ganar mucho dinero, pero tener una casa muy rara, y no me refiero a los Zazula. A veces entras a una casa y dices ¿’quién es el decorador?’. Te preguntas por qué hay elefantes por todas las paredes (risas). Fue como salió, con lo que tuvimos que trabajar, y lo hicimos lo mejor posible. Cuando fuimos a Pyramid Studios, un estudio grande, con mejores equipos, mucho más profesional que en el que habíamos estado antes en Almira, mejor que en el que estuvo Metallica, Music America, porque ese no tenía equipos, era un piso frío y duro de cerámica sin equipos, no era muy agradable, así que decidimos ir a otro. Estuvimos ahí unos tres días y tres noches, teníamos que buscar donde comer, de repente algún buen vecino en Rochester nos invitaba a su casa, no teníamos tanto dinero para eso, comíamos al frente para sobrevivir, estábamos apenas en ese momento. Pasaba el tiempo con mi amigo Keith Gruber, hermano de Craig Gruber, bajista de Gary Moore y Rainbow en unos sus años más prolíficos. Keith era un gran tipo, tocaba guitarra y pasábamos mucho tiempo juntos, me llevaba bien con todos, la banda era la que no se llevaba bien, porque eran unos narcisistas abusadores. Solo quería trabajar con ellos y ser parte de un equipo, pero nunca fue así. Cuando llegó el momento, tuve que cantar lo mío dentro del plazo, el cual no era mucho. Por eso, para mí, por querer aportar con un espíritu de excelencia y alto nivel en esas canciones, sentí que fui muy sólido en algunas canciones y no tanto en otras, porque tuve muy poco tiempo, todos estaban apurando, hubo mucho nerviosismo, mucha presión. Después de todo, era mi primer álbum, no mi primera vez en el estudio, pero a los 20 años seguía buscando la mejor manera de hacerlo genial, y todos querían que saliera genial, pero hicimos lo que teníamos que hacer. La forma en que la banda ensayaba era tocar las mismas diez canciones cinco noches a la semana, de lunes a viernes. No podíamos ensayar los fines de semana porque Scott tenía una novia, Marge, a la que iba a ver a Boston, ya que estaba en la universidad. Nos dijo que no ensayaría los fines de semana, y hubiese sido genial poder en esos días, pero nos limitamos al resto de la semana. El tema es que ensayábamos esas diez canciones una y otra vez, sonaban tan fuerte que no podías hablar, no había interacción en cada ensayo. No fue un proceso colaborativo, porque fue la antítesis de una unidad enfocada, como por ejemplo Van Halen, esos tipos eran una unidad enfocada más allá de si se querían o no, eran feroces. Lo mismo AC/DC, son una gran unidad combinada, ya sea con Bon Scott o Brian Johnson, así funcionaban juntos. Con Anthrax era más una cosa de ego, querían escucharse fuerte más que preocuparse de que la guitarra sonara más fuerte que todo lo demás o que la batería opacara a la voz, no les importaba, era generar atención. Eso fue por lo que pasé en ese entonces, no quería llamar la atención, solo quería que la canción quedara genial, no podía importarme menos si alguien me opacaba, no buscaba atención, sinceramente mi propósito es animar a la gente, como una vez me dijo BB King cuando estuve en su bus de gira para el año nuevo del 2000. Le agradecí, era todo lo que necesitaba saber, cómo llegar a la gente, cómo conectar con ellos. Si puedes hacer eso, ni siquiera es necesario hablar el mismo idioma, porque ya lo sabemos, eso es la pasión, la emoción, conectar a un nivel emocional, y sé que hay muchos fans apasionados en Chile. Si podemos hacer que la gente conecte, es con el lenguaje universal de la música, y eso es muy poderoso. Tengo mi forma de presentar las canciones, las he cantado por 40 años, así que sé qué hacer para que conecten, sé cuáles son los tiempos, los arreglos, los finales, así que no serán exactamente como en el álbum, no serán en ese mismo orden. Hasta donde sé, tienes que presentarlas en un buen show, sabiendo cómo tiene que fluir un buen show. No quieres que en el concierto haya un momento para ir a comprar cabritas durante un solo de batería o guitarra de 15 minutos, a algunos les gusta, y está bien, pero no es necesario hacer un solo de 15 minutos, a menos que seas Neil Peart, alguien así merece un solo de batería de 15 minutos, y la gente irá a verlo, pero en un show de Rock, ese es un buen momento para ir a comprar o ir al baño, además que la gente ahora está conversando o mirando el celular. El tema es cómo tener la atención, un show tiene que tener buena performance y enganchar, si no quieres perderte nada, vas a mirar, vas a quedar pegado, vas a ser parte de ello. En el Metal, la gente se mete al mosh, hace stage diving, se hace parte del show. Recuerdo que cuando vi por primera vez a Kiss, en el Madison Square Garden para la gira de “Alive II”, había fuego, sangre, humo, bombas, música genial, un gran show, una gran entrega en las canciones, el mejor momento de Kiss. No quería perderme un solo segundo. Estuve para Black Sabbath con Blue Öyster Cult en el Nassau Coliseum, tenía unos 15 años, el show partió a las 7.30 u 8, y duró hasta las 4 de la mañana, Blue Öyster Cult fue la última banda. Eso fue antes de tener mi licencia de conducir, mi mamá me esperó hasta las 4 de la mañana, no estaba exactamente feliz por ir a buscarme con mi amigo, pero estuvimos ahí. Tenían las cruces, las llamas, Ronnie Dio cantando genial, la banda sonando muy pesada. Estuve en varios conciertos icónicos, totalmente inolvidables. Si quiero ver un concierto, quiero ver algo que me conmueva, no quiero ver bandas solo por verlas, quiero ver algo increíble, ya no ves cosas así. Hoy te cobran mucho por la entrada, ¿pero quién da shows increíbles hoy? Vi a Judas Priest en el último show de la gira de “Point of Entry”, en Nueva York, en 1981 o por ahí. Se sacaron los cinturones y ese tipo de cosas y las tiraron al público después de la última canción, fue genial, la banda estaba en un gran momento, e incluso mejoraron con “Screaming for Vengeance”, pero para mí eso es un show, quiero ver algo emocionante. He visto a Scorpions varias veces, y siempre es algo emocionante, en un gran nivel, y en cuanto al Thrash, hice varios shows con Metallica, y los he visto posteriormente. En aquellos tiempos tenían la fiereza, la determinación, la intensidad, y eso es lo que tienes que llevar al escenario. Al menos así pienso, y siempre he querido llevar eso al escenario, no quiero ser Iron Maiden o Metallica como otros tipos en la banda, tenían un ídolo y querían ser Steve Harris, o Judas Priest. Yo quiero tener todas las características de las bandas que me gustan, eso incluye Saxon, Riot, Accept, y todas esas grandes bandas de Rock de aquel, Led Zeppelin, Deep Purple, Ted Nugent, deja de lado su política, era un grande en aquel entonces, Aerosmith, toda la onda Motown, estuve expuesto a toda esa música, y de eso soy un producto. Además, estoy haciendo shows por Latinoamérica que no son solo de “Fistful of Metal”, estoy haciendo shows de Deep Purple y Rainbow, porque tengo una banda en Florida llamada Purple Rainbow X, con la que hemos tocado cuatro shows este año, tocando material de todos los cantantes de Deep Purple y Rainbow, son dos horas de show. No es fácil cantar esas canciones, no es fácil cantar como Ronnie Dio, Graham Bonnet, Glenn Hughes, Ian Gillan y Joe Lynn Turner, todos tienen diferentes dinámicas, grandes cantantes y canciones muy difíciles para los músicos. También canto Rock y Soul, ya que crecí con ese tipo de música, tengo un set que se adentra en esa onda. Cuando audicioné para Riot en 1985, hacía mucho frío, tomaba café sin parar y estaba temblando, y en vez de pedirme que cantara una canción más Heavy, me pidieron una canción más Soul y Blues, ‘Restless Breed’. Ahí aprendí que debo cuidar mi enfoque más Soul y Blues, así que pasé 20 años buscando eso, en la onda de David Coverdale u Otis Redding, aprendí varias técnicas. En estos viajes, empecé a trabajar en The Metal Voice como periodista, entrevistando a varios músicos, como Lou Gramm de Foreigner o Glenn Hughes, grandes cantantes. Y cuando les pregunté por sus inspiraciones, irónicamente, para Lou Gramm era Aretha Franklin. Quería saber eso y me contaron, así que aprendí. Tengo mi propio enfoque, me encanta lo que hace Jimmy Barnes, tiene un enfoque diferente. Todos vivimos la era de Michael Bolton en los 90, cantando como no se supone que deben cantar los blancos (risas), la gente se sorprendió cuando lo escucharon y vieron que era un blanco. Aprecié mucho la música en esos días, hay bandas muy infravaloradas y muy buenas, como Le Chic, que tuvo un gran hit, ‘Freak’, y la razón por la que es una canción tan buena es que si escuchas las líneas de guitarra y bajo, te sorprendes, las chicas cantaban muy bien, pero la música era intrincada como Dream Theater, no es broma, estos tipos eran músicos serios. Y de esos aprendes, de artistas tan meticulosos y detallados, James Brown tenía músicos así, Little Richard, y de ahí vengo. No hay nada malo con eso, en los 80 estaba esta mentalidad de dividir y conquistar que decía que el Punk y el Metal eran enemigos, pero me gustaban ambas. Después de tanto tiempo en la escena del Thrash Metal, ¿cómo la ves hoy en día? ¿Sientes que los cambios que ha tenido han sido para mejor o para peor? Creo que es bueno que todavía haya una escena, que haya gente que aún le importen las bandas. Hay muchas cosas que han cambiado, creo que han arruinado la manera en que la gente compra música, la tecnología no nos ha ayudado, ha arruinado a la industria, es algo que se pudo prevenir, pero no fue así, y creo que fue algo que fue idea de los políticos. Todo se trata de controlar a la gente, de callar las voces y esconder la verdad. Artistas como Michael Jackson, Prince, Chris Cornell, Chester Bennington… qué coincidencia, todos terminaron sin vida. Si le das una oportunidad a la paz, y si le dices eso a la gente, hay corporaciones que ganan mucho con la guerra, incluso alianzas gubernamentales ganan mucho reconstruyendo países y aportando con armas. Hay dinero que ganar aquí. No es difícil descifrarlo, pero si quieres creer las mentiras… esto ya no es dividir y conquistar, es distraer y conquistar. ¿Qué hace la gente en Latinoamérica con el fútbol? Ni siquiera van a conciertos, allá se vuelven locos por el fútbol. Pero al menos allá se levantan por lo que creen que es lo correcto, creo que es bueno que la gente se manifieste por lo que crea correcto. No digo que esté de acuerdo con la violencia o con cualquier posición política, pero creo que las personas que no expresan su posición ni se arriesgarían por lo que creen… y además, que no buscan la verdad. La gente ya no sabe ni lo que es la historia, creen que saben. ¿Cómo conoces la historia? ¿Porque tu mamá te enseñó? ¿Porque tu profesor te enseñó? ¿Quién les enseñó a ellos? ¿La escuela? ¿Quién le enseño a la escuela? ¿El gobierno? Eso es lo que puedes enseñar, cuando te quieren enseñar la verdad, los jefes dicen que no puedes hacer eso. Es como lo de los perros de Pavlov, enseñas a creer algo, pero depende de ti saber la verdad. Así pasa en la música o cualquier otro medio, son muy fáciles de robar, antes las bandas ganaban mucho dinero por su propiedad intelectual, antes de que se inventara ese término. Esa misma gente inventó la palabra conspiración, para que te traten de conspiranoico. Se ríen de la gente que tiene otras ideas, debes ser un raro si no estás de acuerdo con la sociedad, engañan a la gente. Mientras engañan a la gente, quitan los medios para ganar dinero como artista, si piensas en alguien como Michael Jackson, si él usara unas zapatillas muy extrañas, ¿cuántas personas crees que le copiarían? ¿Millones? ¿Millones de personas comprarían zapatillas extrañas? Yo creo que sí. Ese es exactamente el problema, no quieren otra persona con ese nivel de influencia, no quieren otro Jesús, no quieren otro Elvis, no quieren otros Beatles, otro John Lennon, no quieren nada de eso, porque ellos dicen algo, y Elvis te diría lo contrario, o John Lennon te diría que le des una oportunidad a la paz, me hace sentido, pero, ¿yo qué sé? Mi trabajo es usar mi cerebro, eso es todo. Me gusta usar mi cerebro para crear letras que inspiren y tengan un mensaje, pero creo que van a borrar ese mensaje. Esa es mi respuesta, por eso creo que todo es diferente. Luciano González Tags #Neil Turbin #Anthrax #2024 Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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