Masters of Rock: una cátedra magistral de los maestros Review y fotos de la primera edición del festival Lunes, 01 de Mayo de 2023 Domingo 30 de abril, 2023 Estadio Santa Laura Revisa la galería de imágenes AQUÍ. Monstruos, Maestros, Dinosaurios, Leyendas, todos los epítetos son correctos cuando nos referimos a esas grandes bandas de larga data como las que hoy nos ocupan, y que siguen demostrando que sobre un escenario no hay nadie mejor que ellos, y un completamente repleto estadio Santa Laura fue testigo de una jornada ciertamente memorable, donde la organización funcionó de forma impecable y todas las bandas gozaron de un muy buen sonido, haciendo de la velada un evento grandioso que valía la pena vivir y el cual pasamos a describir. Cleaver: el primer ataque Mientras todavía algunos seguían preguntándose si la supuesta lluvia anunciada para este domingo afectaría al evento, los locales Cleaver tuvieron el honor de ser los encargados de abrir un festival de este calibre. El buen sonido, que sería la tónica de la jornada, hizo que quienes lentamente llegaban al coliseo de Independencia disfrutaran con una propuesta que unió lo alternativo del Rock con sólidos riffs, y dados los vítores recibidos una vez finalizada su presentación, fueron un número cuya efectividad quedó demostrada. Los números de apertura muchas veces no se ven favorecidos por las condiciones en eventos masivos, pero tanto Cleaver como sus sucesores triunfaron en ese sentido, y es de esperar que un momento así logre posicionarlos aún más dentro de la escena nacional, así como también para servir de ejemplo para las condiciones en que los compatriotas puedan hacer lo suyo en los grandes recintos. Bien por el cuarteto. Queenmilk: esas buenas vibras Notorias influencias del Blues y de la huella dejada por Led Zeppelin marcan la propuesta de Queenmilk, quienes derrocharon energía y actitud durante su alrededor de media hora sobre el escenario. El sexteto destacó por su sonido vibrante, incluyendo percusiones adicionales y voces de alto nivel, destacando a Verónica Villarroel y al ya conocido Paulo Domic, aportando varios matices a su impronta como dúo. Material de su álbum “El Descanso” (2018), así como también canciones de lo que será su próximo lanzamiento en estudio, dieron forma a otra media hora de un Rock nacional de alto nivel, en donde también se retiraron entre aplausos de un público todavía reducido en comparación a la capacidad total, pero que no dejó de ponerle atención a lo que tenían en frente con el segundo y último crédito local de este extenso festival. Si más teloneros tuviesen tanto la solidez como el respaldo técnico de estos dos del domingo en instancias de este tipo, la apertura sería algo aún más para tener en cuenta. Skid Row: un glorioso renacimiento Por alguna razón la banda de New Jersey nunca logró consolidar un buen reemplazo para Sebastian Bach ni con Jonny Solinger (QEPD), ni con ZP Theart, pero finalmente y luego de muchos años, el milagro ocurrió cuando encontraron al vocalista sueco Erik Grönwall quien antes de unirse a la banda, también vivió su propio milagro al superar una siempre crítica enfermedad de leucemia. Lo cierto es que el ex H.e.a.t es uno de los mejores cantantes de la generación sub 35 y hoy lo demostró con creces, una verdadera bestia en el micrófono llegando sin problema alguno a todos los high pitch vocals, amén de imponerse como un gran frontman también y gracias a él skid Row está viviendo una segunda juventud que además se refleja en su alabado nuevo álbum "The Gang's All Here" (2022), con el cual la banda recuperó su clásico sonido sleaze. Interpretando dos temas del nuevo disco, el resto del show se concentró en el material de su disco debut homónimo (1989), y de su segundo disco, el apabullante "Slave To The Grind" (1991) y fue precisamente con la canción que da título a ese disco con la cual la banda salió a comerse el escenario. Con un sonido poderoso y bien definido, Dave "The Snake" Sabo y Scotti Hill en guitarras, Rachel Bolan en bajo y Rob Hammersmith en batería, el show fue un mazazo con cortes como 'Big Gun', '18 & Life', 'Riot Act' y 'Piece Of Me' para solo calmar un poquito las cosas cuando interpretaron la power ballad por excelencia 'I Remember You' durante la cual hubo un corte de la amplificación que la banda no notó hasta que el público se los hizo saber, pero el desperfecto no duró más de un minuto y bromeando Grönwall dijo que "son unos bastardos afortunados, van a poder escuchar dos veces la canción" porque la banda la volvió a tocar desde el principio. 'Monkey Business' y el himno de la eterna juventud 'Youth Gone Wild' fueron las encargadas de cerrar un show aplastante. "No nos hacemos viejos tocando rock; nos hacemos viejos cuando dejamos de tocar" dijo Erik al cierre y cuánta razón tiene y la ovación de las miles de almas aquí reunidas, así lo corroboraron. Helloween: nuestras calabazas favoritas Apenas seis meses pasaron para tener a Helloween otra vez en nuestras tierras, tal como hizo saber el carismático Andi Deris. Sin embargo, esta vez no tendríamos ese show completo de más de dos horas como las visitas anteriores, sino que entendiblemente sería algo más reducido y cargado hacia los clásicos que inmediatamente asociamos a los alemanes, no por nada ‘Dr. Stein’ fue el corte que abrió la hora exacta de los pioneros del Power Metal en el escenario del Estadio Santa Laura, seguido de la siempre explosiva ‘Eagle Fly Free’, en donde el siempre aclamado Michael Kiske asumió en solitario la voz principal, iniciando con un especial agregado de serpentina desde las primeras filas. La algarabía total no se hizo esperar, sobre todo cuando el recinto ya comenzaba a repletarse lentamente y la calidad del sonido se mantenía, tal como sucedió con sus predecesores. A las Calabazas les juega muy a favor el hecho de variar entre vocalistas, ya sea con Deris para una tan disfrutada como ‘Power’ o ‘If I Could Fly’ , Kai Hansen -tanto en guitarra como en voz- para la primera parte de ‘Ride the Sky’ y la igual de intensa ‘Heavy Metal is the Law’, o incluso haciendo dúos con Kiske en la emotiva ‘Forever and One (Neverland)’ o ‘Best Time’, único corte del álbum homónimo de 2021. Todos números ya probados alguna vez en Chile, pero que aún así se disfrutaron como siempre, ya sea por los fans más acérrimos que siempre querrán verlos aunque sea en calidad de invitados especiales, o por quienes recién tenían la oportunidad de disfrutar su poderío en vivo. ¿Habremos sonado más fuerte como público que en Sao Paulo, como tanto bromeaba Deris? A la larga, esas comparaciones están de más, especialmente cuando apenas en una hora Helloween se echó al bolsillo a quienes disfrutaron de su show lleno de clásicos y entrega, incluso cuando ya son un número más que probado por estos lados. No queda duda de que volverán, probablemente con un próximo trabajo en estudio que ya planean, y siempre serán bienvenidos con la euforia de siempre. Es cosa de ver la recepción que los himnos ‘Future World’ y ‘I Want Out’ tuvieron al momento de cerrar un nuevo capítulo en una relación con Chile iniciada allá por 1998, también como parte de un festival de nombre similar, curiosamente. Deep Purple: maestría sempiterna Fue cosa de solo escuchar los primeros redobles de batería del legendario e influyente Ian Paice en la inicial 'Highway Star' para que la gente cayera en esa especie de embrujo magnético que Purple elabora con su música, porque cuando se trata de un show de ellos, el público no viene a saltar ni a cabecear, viene a escuchar y admirar a una de las bandas fundacionales del Hard Rock y el Heavy Metal junto con Led Zeppelin y Black Sabbath y ese respeto se palpa en las cerradas y aplastantes ovaciones al terminar cada canción, como 'Pictures Of Home', 'Lazy' y 'When a Blind Man Cries', todas con chapa de clásicos. En mi opinión, su nuevo y reluciente guitarrista Simon McBride le ha devuelto el filo rockero a la banda, considerando que Steve Morse siempre ha sido un guitarrista más cercano a los estilos del rock fusión y el jazz. Y hablar de maestros no es redundante cuando tenemos al único músico que podía situarse en el lugar dejado vacante por el querido Jon Lord: el igualmente tremendo Don Airey, que con su puro solo de teclado en 'Mr. Crowley' de Ozzy ya le basta para estar en los anales de la historia del Rock y el Metal, pero él es mucho más que eso y cuando en su momento solista toca algunos fragmentos y melodías del 'Gracias a la Vida' de Violeta Parra y también de nuestro himno nacional, decir que se roba un trozo de cada corazón allí presente no es exagerar, más aún cuando introduce 'Perfect Strangers' con toda la clase del mundo. Ian Gillan con 77 años de edad nos sigue demostrando que no hay edad para rockear y además de defender de muy buena forma las canciones, sorprende comprobar que no usa teleprompter sobre el escenario como "ayuda memoria" para las letras, y hablando de leyendas, Roger Glover también con 77 primaveras, debe ser uno de los bajistas más consistentes y precisos de la historia y vaya de qué forma lo sigue demostrando durante el concierto. 'Space Truckin', 'Smoke On The Water', 'Hush' y 'Black Night' fueron el cierre gigantesco para un show elegante y sin fisuras, con una banda que no piensa en el retiro sino en ponerse a grabar su nuevo disco de estudio en lo que será el debut discográfico de McBride, en un nuevo y rejuvenecedor capítulo de una banda incombustible. Scorpions: un picotazo que no pierde veneno Con mucha gasolina en el tanque y con una potencia renovada gracias al empuje de Mikkey Dee detrás de los tambores, la banda más exitosa y legendaria emergida desde Alemania, salía al escenario a brindarnos sus siempre sólidas cátedras de Hard Rock. Con un juego de luces notable y espectaculares visuales en las pantallas Led, el pequeño Klaus Meine cantó de forma impecable, siempre secundado de gran forma por esos enormes Rudy Schenker y Mathias Jabs en las guitarras. Con un sonido potente, nítido y filoso, clásicos inoxidables como 'Make It Real', 'The Zoo', 'Coast To Coast' y 'Bad Boys Running Wild' fueron cayendo uno a uno para el beneplácito del masivo público. Siempre sólidos y perfectamente engrasados, un show de Scorpions nunca tiene fisuras y también nos permite sacar nuestro lado más sensible y romántico cuando acometen algunas de sus tantas históricas baladas, en este caso una bellísima 'Send Me An Angel' con todas las linternas de los teléfonos encendidas y una emotiva 'Wind Of Change' con una letra adaptada y dedicada a la gente de Ucrania que mal lo está pasando por la guerra. Un brutal y contundente solo de batería del titánico Dee nos permitió recordar toda su destreza con el doble bombo desde que lo conocimos en 1986 con King Diamond, luego con la súper banda de Don Dokken y durante casi 30 años con los Motörhead del querido y siempre recordado Lemmy Kilmister. 'Blackout', 'Big City Nights', 'Still Loving You' y 'Rock You Like A Hurricane' fueron las encargadas de cerrar un show magnífico y sensacional que se hizo demasiado corto, aunque la banda estuvo largos 90 minutos sobre el escenario, tiempo en el cual tocaron algunos temas de su disco de estudio más reciente "Rock Believer" (2022), del cual interpretaron 'Gas In The Tank', 'Seventh Sun', 'Peace Maker' y el tema título, demostrando que no han perdido su habilidad para componer grandes himnos de Rock de estadios. Unos escorpiones sencillamente notables, que con más años y más sabiduría, siguen siendo letales en su arte y oficio. Ojalá regresen muchas veces más. Kiss: la tercera (despedida) es la vencida Cualquier frío que los presentes tuviésemos a esas horas de la noche desapareció con las llamas de la intro con ‘Detroit Rock City’, porque claro, al igual que aquellas dos jornadas en el Movistar Arena, solo tuvimos fuego y no la pirotecnia que tanto esperábamos, especialmente al tratarse de un recinto abierto en que era más que factible ver todo eso que siempre asociamos a Kiss. Quizás por qué se dio de esta manera, pero aún así fue una deuda que -de cumplir con su palabra de la última vez en Chile- no se saldará. Dejando aquello de lado, todo lo demás fluyó de gran manera, sonando nítidamente y con todo el resto de los agregados escénicos en su lugar, incluyendo aquellas plataformas en las que apenas iniciadas las dos horas de show, obviamente precedidas por ese icónico “You wanted the best… you got the best!". En cuanto a presentación, tuvimos exactamente lo mismo que el resto de la actual gira de despedida, avanzando el show con clásicos de la talla de ‘Shout it Out Loud’, ‘Deuce’ o ‘Heaven’s On Fire’, por nombrar solo algunos de la primera parte. ¿Algún cambio a considerar? Únicamente ‘Makin’ Love’ del fundamental “Rock and Roll Over” fue la sorpresa, pues sólo había sonado en el país durante la primera visita del grupo a Chile, en la recordada edición de Monsters of Rock de 1994. El resto, incluso siendo material ya probado, funcionó tal como se esperaba, porque Kiss es una fiesta de por sí, a pesar de tanto que podamos criticarle, principalmente el desgaste vocal de Paul Stanley y su playback, pero estando ahí, comprendemos por qué tienen una reputación que incluso con tantas despedidas en el cuerpo sigue ahí. Gene Simmons escupiendo sangre y elevándose en su plataforma para interpretar ‘God of Thunder’, un largo solo de Tommy Thayer tras ‘Cold Gin’, otro de Eric Singer con batería voladora incluída en medio de ‘Psycho Circus’ y ‘100.000 Years’, Paul Stanley pasando por encima del público al iniciar ‘Love Gun’ y un duelo de guitarras entre este último y el actual Spaceman son cosas que, tal como decíamos, ya vimos más de una vez, y que aún así resultan efectivas viéndolas en el momento, haya sido por primera vez o cuando ya sabes a lo que vas cuando ves a los cuatro maquillados de Nueva York. Y es que el show de Kiss se disfruta de una u otra manera, incluso cuando quedamos al debe con varios momentos dependiendo de cada quién, ya sea con algo de los primeros trabajos o de la era sin maquillaje. Ese Rock and Roll y show que tanto nos gusta. Cada lado del escenario contaba con monumentos -claramente inflables- de los cuatro miembros de Kiss, y con una carrera que se acerca a su fin, un reconocimiento así nunca está de más, porque eso son: leyendas en su propia liga. ‘Black Diamond’, ‘Beth’ -con Singer cantando y tocando el piano-, ‘Do You Love Me’ y su lluvia de globos, y el claro final con el papel picado y el fuego de ‘Rock and Roll all Nite’ cerraron la que debería ser recordada como la última presentación de la banda que Gene y Paul mantuvieron por ya casi cinco décadas, y por más que cueste decirles adiós, al menos fue una despedida que quedará en la memoria, más allá de cualquier imperfección. Masters of Rock terminó siendo un nombre idóneo a más no poder, tanto para Kiss como para todos quienes se pararon sobre el escenario a hacer lo que mejor saben hacer, cumpliendo cada uno con su cometido de la mejor manera. Y si es que efectivamente las despedidas son reales, al menos su final en Chile fue uno que difícilmente olvidaremos. Luciano González - Cristián Pavez Fotos: Sergio Mella Tags #Masters of Rock #Kiss #Scorpions #Helloween #Deep Purple #Skid Row #Queenmilk #Queen Milk #Cleaver Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Metal Noticias The Metal Fest confirma el cartel para sus dos días Martes, 26 de Septiembre de 2023 Metal Noticias Concurso: Gana una entrada doble para el show de Narnia en Chile Lunes, 25 de Septiembre de 2023 Metal Discos TesseracT Lunes, 25 de Septiembre de 2023 Metal Noticias Concurso cerrado: No te pierdas el regreso de Manowar a Chile Lunes, 25 de Septiembre de 2023 Metal Clásicos Megadeth Domingo, 24 de Septiembre de 2023 Metal Entrevistas Anneke van Giersbergen: Bajo cielos brillantes Viernes, 22 de Septiembre de 2023 Metal Noticias Visions of Atlantis en Chile: detalles de meet & greet Viernes, 22 de Septiembre de 2023 Metal Noticias Vio-Lence regresa a Chile junto a Exhorder Viernes, 22 de Septiembre de 2023