Sodom: El mosheado retorno del Agente Naranja

7 de septiembre de 2023

Teatro Coliseo

 

Tras exactamente 10 años de ausencia, una de las leyendas más importantes y emblemáticas del thrash metal teutónico vuelve a nuestro país en el marco de la celebración de nada menos que 4 décadas sacudiendo nuestros cráneos, con el más sucio y perverso thrash. Todo aquello de la mano bajo el lanzamiento de “40 Years At War- The Greatest Hell Of Sodom” (2022), un LP compuesto por regrabaciones de canciones escogidas con pinzas, las cuales repasan su discografía y darán la oportunidad de escuchar en vivo algunas joyas que no se suelen tocar en sus conciertos. Asimismo, en esta oportunidad debuta en Chile el guitarrista Frank Blackfire, quien grabó un par de álbumes en los ochentas con Sodom para luego irse a Kreator, y ahora está de vuelta desde el 2018 en la banda.

 

A veces cuesta realizar la retrospectiva de que el thrash lleva tantas décadas sembrando el mal entre nosotros con sus ritmos maliciosos, sobre todo una banda como Sodom y la cantidad de éxitos entregados a lo largo de su trayectoria que a momentos se hacen pocos, aunque no sea realmente así. Este mismo fenómeno es lo que genera altas expectativas para este show, reflejado en el sold out de los tickets y con ello recordándonos que Chile es altamente consumidor y conocedor de este género; ¿Qué esperar al respecto de estos titanes alemanes que llevan tanto tiempo en la escena?

 

 

En esta oportunidad los escogidos para dar el puntapié inicial a esta noche devastadora fueron los nacionales Luctus Hydra, con un potente black metal y una carrera de más de 20 años de respaldo. Por otro lado, Dekapited cada día posicionándose como una de las bandas predilectas del thrash chileno atrajo a una gran fanaticada, quienes coreando y mosheando todos sus temas fueron el motor perfecto para el arranque de la velada. Tras una agresiva presentación, que mostró en parte su último lanzamiento “Destrucción Trascendental” (2022), nos dieron un ejemplo del alto nivel de lo que tenemos en este país. Definitivamente, somos un gran semillero de ávidos músicos del metal que merecen catapultarse mucho más lejos.

 

Eventualmente el turno es de los neerlandeses de Sinister, con su death metal con tendencia al brutal, trajeron una parrilla entre clásicos y temas de su último lanzamiento “Deformation Of The Holy Realm” (2020), el cual solo ha recibido críticas positivas. Al momento que tocan el escenario ya se podía visualizar la cantidad real de asistentes, un teatro lleno de distintas generaciones listas para darlo todo en una jornada que sólo prometía brutalidad. Sinister tiene su público de nicho en este país, el cual demostró con agradecimiento la llegada de estos monstruos europeos en el mejor lenguaje del metal; mosh y más mosh. En un microclima tropical generado en el Teatro Coliseo, debido a la gran convocatoria, a momentos se olvidaba que en el exterior es pleno invierno y que el metal hoy es nuestro abrigo y refugio.

 

 

Llega el momento más esperado de la noche y la cancha rápidamente se convertía en un campo de batalla. Las turbas se agolpaban con furia hacia adelante con el afán de estar lo más cerca posible de uno de los “big four” del thrash alemán sin mediar consecuencias, haciendo casi insostenible estar de pie. Suena de repente con vileza un riff como metralleta y aquella inconfundible voz de Tom Angelripper diciendo “seems like dead men want to leave their graves”, la guerra había comenzado nada menos que con una bala directo al pescuezo con material del “M-16” (2001) ‘Among The Weirdcong’. Las cosas se pusieron bestiales del momento uno entre sudor, empujones, mosh y ropa volando, porque Sodom no es una banda que media, no es una banda que va por niveles de intensidad en sus presentaciones.

 

Casi no hubo oportunidad de contemplaciones, sino que puro disparatado thrash a la vena rápido de digerir de aquellos clásicos prometidos y mucho más en el “40 Years At War...” Imposible no sumarse a aquella violenta energía que estos mensajeros del infierno entregan, casi por sobrevivencia y por supuesto las ganas de gozar. La desgarradora y bien conservada voz de Tom orquestaba esta masacre de manera perfecta, relatándonos los horrores de la guerra y bajo todas las circunstancias un aguante admirable. Asimismo, pudimos ser testigos por vez primera del talento de Frank, quien con una habilidad e influencia tremenda dio a entender por qué fue un enclave en plena etapa de los álbumes más formativos de la banda bajo el alero de su prodigiosa técnica. Infaltable mencionar el brutal blast beat de Toni Merkel en la batería, quien en un estilo que claramente busca respetar a Witchhunter logró refinarlo de una elegante manera.

 

 

La sed de thrash se saciaba en momentos peak como ‘Agent Orange’, ‘M-16’ o ‘Nuclear Winter’, en donde la cancha se transformaba en una lacerante y calurosa condena. Hasta el mismo Tom quedaba impresionado al ver una bengala decorando desafiantemente los impetuosos mosh pits que se abrían paso. Es así que fueron casi dos horas de un repaso intensivo por la época de oro de estos tipos obsesionados por la crueldad, que si bien escogieron de todo un poco, el setlist fue más orientado hacia el “Persecution Mania” (1987) y “Agent Orange” (1989), dejando en claro que es aquel sonido el que marca el corazón de la banda. Dos horas de demolición absoluta, en las cuales se dieron también el tiempo de recordarnos sus influencias primarias como con ‘Iron Fist’ de Mötorhead y ‘Leave Me In Hell’ de Venom.

 

¿Cómo es posible que hayamos disfrutado tanto temas que cantan sobre atrocidades bélicas? Bueno, Sodom pareciese ser especialista en esto, trayéndonos un show de primer nivel, en el cual nos invitan a rabiar, a desatar la ira que provocan estas injusticias vividas, sobre todo tan contingentes hoy en la política mundial. La guerra no es bonita, es visceral, es horrible y el thrash pareciese ser la vía de concientización y escape. Esta noche pudimos escapar hacia un vitalismo, el aferrarse a la vida cantando, mosheando y siempre teniendo en el horizonte que lamentablemente lo que nos relata Sodom son escenarios reales.

 

Indudablemente, un gran retorno de parte de estos veteranos del thrash metal, quienes no escatimaron tiempo ni dedicación en el show entregado. Se arengaba de forma continua los olé olé, a los cuales la banda respondía con cándidas sonrisas y esa expresión- y lo dijo Tom de todas maneras- de que somos el mejor público de todos. ¿Cómo no vamos a querer a Sodom? Las expectativas se cumplieron con creces, y a pesar de tan larga carrera siguen teniendo ese sonido demoledor de antaño capaz de romperte los tímpanos. Lo único que esperamos es que no vuelva a pasar toda una década para verlos regresar a este país que los aprecia en demasía.

 

Fran Tassara

Fotos: Francisco Aguilar