Anneke van Giersbergen y Marko Hietala: un abrazo para el alma

Jueves 28 de septiembre, 2023
Club Chocolate

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En una semana cargada de buena música y variedad rockera en Santiago, con excelentes shows de Manowar, Ghost y Crixis, llegaba ahora el turno de disfrutar de una íntima velada con la trovadora holandesa y el finlandés errante, los queridos Anneke van Giersbergen y Marko Tapani Hietala, quienes supieron ganarse un lugar muy profundo en los corazones de los fans locales desde sus primeras visitas con The Gathering y Nightwish, respectivamente. Luego de una ausencia de varios años de nuestros escenarios, ahora regresaban para una mini gira con fechas en Puerto Montt, Concepción y una doble en Santiago.

En el siempre cómodo Club Chocolate, a las 20:10 horas la gran cantante Caterina Nix y el multifacético Nasson, ambos miembros de la excelente banda nacional Chaos Magic, subieron al escenario para realizar una impecable apertura de 30 minutos, donde sorprendieron con algunos covers bien interesantes (‘Shot In The Dark’ de Within Temptation, ‘Enjoy the Silence’ de Depeche Mode y ‘Nemo’ de Nightwish), también interpretando -con el acompañamiento de un tecladista-, piezas de Chaos Magic como ‘Furyborn’ y ‘The Impossible’, ‘Scars’ del disco solista de Nasson y ‘Remember’ de Sinner’s Blood, su otro proyecto. Todo, en un set muy compacto y fluido, pudiendo difrutar una vez más del gran registro vocal de Caterina pero esta vez en un contexto acústico, y el resultado fue de primer nivel.

 

Luego de unos minutos apareció el gran Marko Hietala, quien a sus 57 años se veía muy bien, feliz y repuesto anímicamente después de alejarse de Nightwish por ese agotamiento mental. Tocando el contabajo, acompañado por el simpático guitarrista Tuomas Wäinölä, el show de Marko era del tipo ‘storytelling’, es decir que entre canción y canción iba contando pequeñas historias (alguna muy divertidas), asi como sus pensamientos y reflexiones sobre diferentes temas. En su actuación de 30 minutos destacaron de gran forma la canción ‘Stones’ de su álbum solista “Pyre Of The Black Heart” (2020), con excelentes arreglos folk que por momentos la acercaban al sonido de Jethro Tull. También ofreció covers muy buenos de ‘Jailbreak’ de Thin Lizzy, ‘Holy Diver’ del inolvidable maestro Ronnie James Dio, y una gran ‘Children Of The Grave’ de Black Sabbath, la que Marko dedicó a “todos los políticos corruptos y mentirosos que hay en todo el mundo”.

Luego, fue el turno de la querida Anneke, irrandiando esa simpatía y carisma con la que conecta de manera profunda con la audiencia, inició su set con ‘Agape’. La cantante también contó muchas historias, explayándose en esa forma tan amena y expóntanea que tiene al hablar y dijo que “había compuesto una canción sobre un auto, que era una canción muy rara pero que a ella le gustaba mucho y por eso la quería tocar”, y así interpretó ‘I Saw A Car’. También recordó su paso por Ayreon con ‘Valley Of The Queens’; recordó por primera a The Gathering con ‘The May Song’, de la cual afirmó “nunca he tocado esta canción en formato acústico, asi que si cometo algún error, por favor no la publiquen en YouTube”, desatando las risas de todo el abarrotado recinto. Otro de los grandes momentos de su set solista, con el cual terminó esa parte del show, fue un ovacionado cover de ‘Like a Stone’ de Audioslave. Indudablemente el gran Chris Cornell es otro de los héroes caídos a los que mucho se extraña.

 

Tras cartón, Marko y Toumas regresaron al escenario para, ahora en formato trío junto a Anneke, cerrar la gran velada con versiones ciertamente fantásticas y emocionantes de ‘Catch the Rainbow’ (preciosa), de los grandiosos Rainbow de Ritchie Blackmore y Dio, una enorme y celebrada ‘Wasted Years’ de Iron Maiden, añadiendo una absolutamente fantástica ‘Strage Machines’, uno de los grandes himnos de la mejor etapa de The Gathering. Pero el público quería más y hubo un doble bis con una genial ‘Perry Mason’ de Ozzy Osbourne y ‘The Sound Of Silence’, el legendario clásico de Simon & Garfunkel.

En estos tiempos totalmente convulsionados que vivimos, rodeados de violencia y corrupción, donde la insensibilidad y la inhumanidad nos oprimen, donde el sentido común parece el menos común de los sentidos; el tener la posibilidad de reunirse en estos shows más intímos para refugiarse en la empatía del artista con su público y viceversa, nos brinda una experiencia emocional donde la música es ese abrazo anónimo que todos necesitamos, esa resiliencia para la mente y el espíritu, esa comunión que por un par de horas nos hace sentir parte de algo hermoso y generoso, porque a este tipo de shows uno no viene buscando el virtuosismo ni el despliegue escénico, viene para conocer más a la persona detrás del artista y eso tanto Anneke como Marko lo han entendido cabalmente y siempre se han mostrado profundamente humanos con sus seguidores, por ello no me extraña para nada que en Chile se les quiera tanto. Preciosa velada.

Cristián Pavez
Fotos: Juan Maralla