Mercyful Fate: Aquelarre de oscuro Metal

Lunes 22 de abril de 2024 - Movistar Arena

 

(Revisa AQUÍ la galería de fotos del show)

 

El debut en el país de Mercyful Fate en el Estadio Chile en 1998 no fue el esperado. No por culpa de la banda, sino por una producción amateur y poco profesional; tuvimos una gran revancha al año siguiente en 1999, con un show espectacular en el Teatro Providencia. Luego, la banda se tomó una larga pausa, y ni siquiera había certeza de si volverían algún día, pero la magia negra hizo lo suyo y después de 25 años Mercyful Fate se presentaba por tercera vez en Chile, y en esta ocasión no solo ante sus leales fans de siempre, sino que también ante toda una nueva generación de súbditos que ni siquiera habían nacido en su última visita.

 

A las 20 horas, la banda nacional Mawiza fue la encargada de abrir la velada con su fusión del metal con la cultura mapuche y el resultado no es solo un potente híbrido musical con referencias sónicas a Sepultura y Gojira, sino que también involucra danza ritual y percusión tribal lo que hace de su puesta en escena algo totalmente diferente a lo habitual. Con una etapa previa donde la banda se llamaba Nunca Seremos Dichosos, editando dos discos “Tierra” (2017) y “Kollong” (2019), su evolución se ha mantenido en un ascenso constante optando por cantar completamente en idioma Mapuzugun y ya están trabajando en su disco debut como Mawiza, donde se espera que venga ‘Awükan’, su personal reversión y adaptación de ‘Battery’ de Metallica que sonó en su demoledor y compacto set de 30 minutos.

 

 

Con un telón negro que cubría por completo el escenario y con algunos minutos que se hicieron eternos pasadas las 9 de la noche, comenzaron a sonar por los amplificadores las lúgubres notas de teclado y clavicordio que introducen ‘The Oath’, hasta que ficho telón cae y se devela a la banda que inicia la potente misa negra con una entrada sencillamente espectacular, con King Diamond vistiendo sus atuendos de amo y señor de la oscuridad en un encuentro de brujos y brujas. El escenario lucía espectacular, como un gran mausoleo o tumba de mármol con sus respectivas escalinatas, con la presencia del macho cabrío sobre un altar y desde lo alto una gran cruz invertida coronándolo todo, completado con un gran juego luminotécnico y efectos de humo. Hay que decir que Mercyful Fate vino con su producción completa, la misma que han utilizado en su gira europea y norteamericana y tenerlos en Chile fue un grandísimo privilegio pues la banda en este lado del continente, solo hará shows en nuestro país y Brasil.

 

La locura total desatada en la parte delantera del escenario fue tan caótica y asfixiante como si de un recital de Thrash Metal se tratara, y eso lo notó King cuando dijo que “estábamos completamente locos en el buen sentido de la palabra” y es que el recibimiento fue aplastante, más aún cuando se escucharon los primeros acordes de ‘A Corpse Without Soul’, que llevó la locura incluso a niveles aún más altos, y es que la banda crea una especie de hechizo en vivo del cual resulta difícil abstraerse, sobre todo por esa presencia tan magnética que tiene King Diamond sobre el proscenio y además por esa voz de ultratumba que sigue estando en un nivel altísimo, tal como lo había demostrado en este mismo escenario hace 7 años cuando se presentó con en plan solista. Por otro lado, tenemos a ese gran tándem de guitarras con el histórico Hank Shermann, la mano derecha de King en la composición, junto a Mike Wead (también guitarrista de King Diamond), que se acoplan a la perfección tanto en los fluidos solos como en el trabajo rítmico (aunque los puristas siempre echaremos de menos a Michael Denner, el otro guitarrista original). Y hablando de la sección rítmica, el baterista Bjarne T. Holm estuvo muy compacto, no ha perdido fuelle ni potencia en su pegada y la nueva integrante de la banda sin duda ha sido todo un acierto y un gran descubrimiento, pues la bella y joven bajista británica Becky Baldwin toca con dedos en un estilo totalmente fidedigno al de Timi Hansen, el gran bajista original que lamentablemente falleció de cáncer en 2019.

 

 

Tras cartón, la banda presentó su nuevo tema, un track extenso de 10 minutos titulado ‘The Jackal Of Salzburg’ que próximamente será lanzado en su versión como single de estudio y que también formará parte del nuevo y esperado álbum en el que el grupo lleva trabajando un buen tiempo, y lo cierto es que como adelanto está muy bueno porque suena como el material clásico de la banda, y justamente todo el show se centró en ese período, la era de los monumentales “Melissa” (1983) y “Don’t Break The Oath” (1984), además de dos canciones de su EP de 1982, por lo que lamentablemente no hubo nada de discos grandiosos de los 90’s de la banda como “In The Shadows” (1993) y “Time” (1994), aunque King nos dijo en entrevista que para futuras giras iba a rescatar canciones de ahí.

 

La dinámica del público se dividía entre los que luchaban en la parte delantera por estar lo más cerca posible de King y los de más atrás en un estado de completo trance, bajo el embrujo aplastante, catedrático y legendario de temas monumentales como ‘Curse Of The Pharaohs’, ‘A Dangerous Meeting’, ‘Doomed By The Living Dead’, ‘Melissa’, ‘Black Funeral’, ‘Evil’ y Come To The Sabbath’, tras lo cual la banda se tomó una pequeña pausa, para volver con la estocada final de ‘Satan’s Fall’ y la envasada ‘To One Far Away’. Un show tan perfecto y aplastante, tan monumental de lo que es el Heavy Metal en su concepto más puro y muscular y cuando uno piensa lo influyente que ha sido está banda para gente que va desde Metallica a Marilyn Manson, pasando por el Thrash, Black y Death Metal, mayor valor le asignas a lo que tienes enfrente, por lo que en esta mágica noche de ritual, el juramento no se rompió, al contrario, fue renovado hasta la eternidad y esperando por un pronto regreso de uno de los más grandes Masters de todo el Metal.

 

Cristián Pavez

Fotos: Sergio Mella