Weezer: Nos encontramos en el cruce

A veces el camino significa volver y es la lección que Weezer puso en práctica ahora. Su álbum blanco es lo mejor que han grabado en mucho tiempo. Tras ganar respeto y luego extraviarse, el líder Rivers Cuomo, la banda, el manager y el productor se pusieron de acuerdo para recuperarlo. El regreso en grande está en la intersección de sus dos primeros títulos.

Son los chicos buenos, los nerds declarados vencedores. Encajaron guitarras agrias y melodías dulces desde su debut, el insuperable disco azul de 1994, acompañado de un video como Buddy Holly , clase de pop art con la nostalgia como materia prima gracias al encuadre de Spike Jonze. El público les adoró. No eran pesimistas por deporte como en el grunge, sino románticos con distorsionador y pedal. Del éxito pasaron a la incertidumbre y perdieron el crédito mientras avanzaba su discografía hasta llegar al punto que un nuevo álbum daba más o menos lo mismo, cosechando apenas el cariño del público emo que los eligió como sus padrinos. Tienen un líder con psicología de personaje de Woody Allen, y registran cambios de personal incluyendo un integrante muerto. La historia de Weezer es de guión hollywoodense y si concluyera acá, con el reciente "White Album", sería un final feliz. A los 45 años Rivers Cuomo parece realizado y detenido en el tiempo. Aparenta menos edad, vive en la costa oeste, se casó y es padre de una niña de nueve y un chico de tres. "Un día mío en Los Angeles consiste en levantarme y arreglar mi habitación, después riego las plantas, y cuando estoy preparado, salgo en bicicleta para ir a la playa y ver a chicas guapas en bikini. Si estoy inspirado y de buen humor, después escribo una canción".

El orden de influencias en el último disco dicta primero The Beach Boys y luego The Beatles. A Cuomo ni siquiera le engancha demasiado el "Álbum Blanco" ni la etapa paz-amor-drogas de los Fab Four, sino que prefiere los días efervescentes de "A Hard Day’s Night" (1964). En cambio el sonido de la banda de los hermanos Wilson es palpable desde el arranque con California Kids . Cuomo le contó a la revista Rolling stone que la idea fue sugerencia del nuevo manager. "Él nos dijo ‘chicos deberían hacer un álbum playero’. Fue inspirador y tan obvio, porque amamos a los Beach Boys y vivimos aquí. Está tan cerca nuestro y aún así lo perdíamos".

El bajista Scott Shriner cree que el grupo, cuya nómina completan Brian Bell en guitarra y Patrick Wilson en batería, puso los pies en la tierra nuevamente tras un periodo que consideran experimental (el disco rojo de 2008 producido por Rick Rubin). Agreguemos por cuenta de la casa un par de títulos derechamente flojos como "Raditude" (2009) y "Hurley" (2010). "Se siguió una progresión natural para nosotros, tratando de estirarnos un poco y probar distintas cosas, ver qué funciona y qué no, en qué creemos y en qué no. Encontramos esta pequeña mezcla perfecta que hace grandioso a Weezer y luego es sobre cómo lo mantenemos sonando fresco y moderno. Creo que nuestro productor Jake Sinclair era el hombre correcto para el trabajo. Sé que River escribe diariamente, y está cantando increíble". ¿Qué funciona esta vez? El haber encontrado una intersección entre sus dos mejores avenidas, aquel grandioso debut y el cuestionado segundo álbum "Pinkerton". Sinclair apunta las coordenadas: "sónicamente quería que el registro tuviera toda la impetuosidad y lo imprevisible de Pinkerton, con el pop grunge de verano de los Beach boys del álbum azul".

Rivers Cuomo nació en Nueva York pero creció en Connecticut. Como estudiante era candidato perfecto para el bullying. Le iba mal con las chicas -perdió la virginidad a los 17- y su carrera como futbolista no tenía destino por la baja estatura y una diferencia de dos pulgadas entre ambas piernas. Al poco tiempo de graduarse de la secundaria decidió mudarse a Los Angeles para probar carrera como músico de rock. A pesar de su aspecto enjuto, pensaba en grande. Rivers Cuomo imaginaba la vida como un video de Van Halen. "Sí, bueno, en los ochenta la fantasía, incluyendo la mía, era que te convertirías en estrella de rock y rodarías en chicas. Pero no resultó de esa manera".

Cuomo pareció sabotearse a sí mismo tras el éxito fulminante del debut que sólo en Estados Unidos vendió 3.300.000 copias. En 1996 apareció "Pinkerton". Ahora es un clásico y figura en listados como uno de los mejores discos de todos los tiempos. Pero en su momento encarnó un fenomenal disparo en los pies. No había rastro del equilibrio entre melodía y el amplificador bordeando el máximo. El sonido crudo y saturado reflejaba hastío y los títulos de las canciones eran explícitos desde los acoples y la batería atronadora de Tired of Sex , donde Rivers Cuomo explicaba más o menos lo mismo que Arjona en aquello de "tuve sexo mil veces, pero nunca hice el amor", culpándose de intimar con distintas chicas sin un sentimiento detrás. "Pinkerton" resultó así porque el líder decidió aflojar un poco las riendas que le gusta empuñar. "Decidí no hacer demos y en su lugar solo escribir melodías básicas y cambios de acordes sin orquestar las partes de todo el mundo. Así que entramos al estudio sin saber muy bien qué iba a suceder. Y se les dio a todos mucho más espacio para ser creativos y espontáneos en los instrumentos". Resultado: vendió poco y las críticas iniciales fueron a lo sumo tibias. Los halagos solo aparecieron tras el cambio de milenio.

El origen de ese álbum fue netamente universitario. Con 25 años, Cuomo decidió ingresar a la universidad de Harvard en 1995 para estudiar composición clásica y más tarde inglés. Fue allí donde escribió seis temas, luego abandonó los estudios y solo logró graduarse una década más tarde. No sería la última vez en asumir giros radicales. En 2003 tras asistir a un programa de meditación -disciplina que hasta ahora practica a diario- decidió permanecer célibe, vender casa, auto, y hacer trabajo de voluntariado. Según el músico, esa decisión le permitió mejorar su voz. "Suena mucho más sensible y dinámica ahora", declaraba en aquel tiempo.

Tras “Pinkerton”, Weezer perdió al bajista Matt Sharp y se ganó una demanda del músico alegando pagos por coautoría, resuelta finalmente fuera de la corte. El reemplazante fue Mickey Welsh. Figura en el álbum verde de 2001, la producción que hizo renacer al grupo. Pero entre el consumo de drogas y un desorden bipolar sin diagnóstico, Welsh colapsó al final del tour correspondiente. Hubo un intento de suicidio y se retiró de la música. Poco antes de su muerte en 2011 por sobredosis tocó un par de veces con el grupo. Scott Shriner se convirtió en el tercer bajista debutando en "Maladroit" (2002) y se mantiene en el puesto hasta ahora marcando un récord.

Weezer se asume como clásico. Están en la categoría de banda que monta cruceros por el Caribe con su nombre en compañía de otros emblemas tipo Dinosaur Jr. y Cat Power. Después de dos décadas pueden ser sinónimo de nerds aunque este álbum blanco fue grabado con la complicidad del ambiente de Venice, plena costa californiana, epicentro de una fauna humana que disfruta todo el día de la playa y la poca ropa, la antítesis de la imagen del grupo. Por cierto, otro triunfo nerd. "Quería capturar tanto como pudiera. Por supuesto, siempre las edificantes canciones melódicas y las crujientes guitarras". Para Rivers Cuomo funcionó hace más de 20 años. Ahora también.

Marcelo Contreras

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