Justicia Divina: Paul McCartney - "Flowers in the Dirt" Rescatamos este clásico de 1989 Jueves, 25 de Agosto de 2022 Corrían los coloridos años ochenta y una nueva década le daba la bienvenida a muchos de los sonidos que marcaron la pauta y cimentaron una estética a nivel mundial. En este plano, había un hombre que no necesitaba presentación ni preámbulos para llevar a cabo la revancha que su carrera necesitaba. Paul McCartney es un músico de primera categoría, dueño de un talento indiscutible para escribir y darle vida a éxitos atemporales. Lo demostró con el fenómeno cultural que, junto a Lennon, Harrison y Starr, cambió los paradigmas de la música en los 60 con The Beatles; luego hizo lo suyo y reafirmó que el talento y la creatividad es innata junto a Wings, pero es a mediado de los 80, en esa época de su carrera, donde todo parecía medio confuso y hacían que Macca no consiguiera encajar y encontrar su lugar en este puzzle. Paul atravesaba una complicada racha, luego de grandes éxitos como su debut solista en "McCartney" de 1970, el mítico "Ram", el célebre "Tug of War" y el popular "Pipes of Peaces", piezas que experimentaban un nuevo sonido y jugueteaban con un aura que daban forma a un estilo diferente e innovador. En el año 1986 publicaba "Press to Play", para muchos su punto más bajo. Los críticos se aventuraban a clasificarlo como un álbum "demasiado experimental" y "de calidad leve"; incluso acusaban al artista de mediocre, complaciente y aburguesado, viviendo de las glorias del pasado. A esto se le sumaba la trágica muerte de Lennon a comienzos de la década, con la odiosa comparación que lo perseguía hasta la fecha, siendo un tema todavía para la prensa amarillista de la época. Y justamente, los trabajos de los 80 eran correctos comercialmente, pero carecían de su esencia misma, y es que McCartney parecía haberse propuesto, a modo personal, que sus raíces Beatles no vieran la luz en esta etapa de su carrera solista. Así es como en 1987, el disco "Flowers in the Dirt", viene a reclamar y posicionarlo al lugar donde siempre tuvo que estar, el olimpo de la música popular. Acompañado de Elvis Costello -uno de sus más fieles apóstoles-, a quien conoció a comienzos de los ochenta pero no va a ser hasta ese verano del 87 cuando juntaron sus guitarras en las oficinas de Paul en Londres, donde los primeros acordes abrieron los fuegos para comenzar a dar forma a uno de los discos más completos, intensos y subvalorados de la carrera de McCartney. Un apoteósico coro abre con 'My Brave Face', una pieza cargada de pop compuesta en compañía de Costello que no titubea en mostrarse como es, juguetona, divertida y cargada de un mood festivo, muy en la tecla Beatles con un refresh totalmente sólido, unas potentes líneas de bajo y una armonía vocal que es imposible sacarla de tu cabeza. Gran apertura, gran canción. 'Rough Ride' es poquito más jugada que la anterior, fusionando elementos del country, el funky y la magia McCartney. Otra colaboración entre Macca/Costello ve la luz con 'You Want Her Too'. Un circense intro abre los fuegos a una linda, cálida y envolvente balada que nos recuerda la facilidad que tiene Paul para escribir en este formato. Hasta este punto todo funciona perfecto, pero perfecto es poco para describir el siguiente track. 'Distractions' es por sí sola una obra sublime de delicadeza en estado puro. La melodía te abraza, los arreglos te envuelven y el coro te hace afirmar la genialidad innegable del inglés. En este punto del disco, ya hemos ido tanteando las buenas migas entre Elvis Costello y el ex-Wings, la complicidad y conexiones creativas que van dando forma a este álbum cargado de esperanza. Así lo reafirma el siguiente tema, que hoy merece el podio de clásico: 'We Got Married' es una obra que sintetiza lo que McCarney es; Armonías poderosas, grandilocuentes, arreglos sutiles, detallistas, minuciosos. Una línea rítmica que te atrapa y una letra digna de la época Revolver. En esta canción, nuevamente se suma un viejo amigo a las seis cuerdas, David Gilmour, quien hace lo suyo y le añade un toque épico a la mezcla con un solo de primera. Cerrando la primera parte del disco, Paul lo hace de una manera espectacular con la también merecedora del oro 'Put It There', un track acústico, sencillo pero cargado de emoción, sentimiento y guata. Refleja la madurez de McCartney como padre, esposo, persona y artista que rescata esos tintes sonoros al estilo de 'Blackbird'. Una joyita que sigue vibrando hasta el día de hoy. La segunda parte del álbum abre con 'Figure of Eight', una pieza que nos devuelve ese rock característico de McCartney. Un pegajoso coro, armonías vocales memorables y un ritmo que te mantiene atento durante casi tres minutos y medio. La calidad se hace presente nuevamente y nos confirma el nivel del oriundo de Liverpool en un corte simple pero ambicioso con 'This One', un track en el cual volvemos a sentir el gustito Beatles entre líneas. Le sigue 'Don't Be Careless Love', y aquí es donde comienza el punto de inflexión en el disco. El track es bueno, se disfruta el ritmo y la calidad vocal de McCartney, volviendo a lucir lo que dejó la dupla creativa junto a Costello, pero no alcanza el nivel de las ocho anteriores. Funciona efectivamente, pero comenzamos a quedar con un gustito a poco y probablemente, retrocederemos a la primera parte del disco. Lo mismo ocurre con 'That Day Is Done', 'How Many People' y 'Motor of Love', temas efectivos en el álbum pero no alcanzan a igualar el nivel del lado A. Pero siendo justos, también son temas que logran ganarse un pequeño espacio en todo fanático de Paul. La composición de "Flowers in the Dirt" no duda en volver a sus orígenes. El lado pop brota desde que inicia el disco. Una mezcla de matices, arreglos y armonías nos transmiten felicidad auténtica. Mucha balada poderosa, juguetona y emotiva. McCartney desempolva la guitarra acústica y nos introduce a un par de canciones suaves, coloridas y llenas vivencias como padre, esposo y amante. Podemos apreciar toques de country, funky e incluso rock and roll puro en muchas de sus canciones. En resumen y haciéndole justicia divina a un disco que pareciera estar olvidado, pero que está demostrado que es un álbum soberbio, potente y lleno de hits que trascendieron, permitiéndole a McCartney volver al lugar que merecía. Además, vale recordar que con este disco, vino la gira más grande de Paul a nivel mundial, llenando el Maracaná con más 185 mil espectadores, cerrando una década complicada desde la muerte de Lennon y reafirmando que una de las mentes más brillantes de la música seguía vigente, y lo sigue estando hasta el día de hoy. Diego Salazar Tags #Paul McCartney #Justicia Divina #Flowers in the Dirt #Elvis Costello #David Gilmour Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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