Exorcismo: un viaje entre la metatextualidad y el terror

El subgénero del cine de exorcismos ha sido uno de los pilares fundamentales del terror cinematográfico desde la década de 1970, cuando "El Exorcista" (1973) de William Friedkin irrumpió en la pantalla grande, estableciendo un estándar insuperable para las películas que explorarían lo sobrenatural en los años siguientes. Desde entonces, esta temática ha generado una larga lista de películas que han intentado capturar el miedo a lo desconocido y lo demoníaco, con variado éxito. Entre las más destacadas, "El exorcismo de Emily Rose" (2005) supo mezclar el terror con el drama legal, ofreciendo una historia basada en hechos reales que cautivó a las audiencias. De manera similar, "The Conjuring" (2013) reavivó el interés en el género, con una dirección impecable de James Wan, creamdp una atmósfera inquietante, apoyada por sólidas actuaciones y una historia aterradora. Sin embargo, no todas las producciones han alcanzado el mismo nivel; películas como "Exorcismo en el Vaticano" (2015) o "La Crucifixión" (2017) no lograron salir de la sombra del clásico de Friedkin, cayendo en clichés y perdiendo la esencia que hace de un exorcismo cinematográfico algo verdaderamente escalofriante. Este 29 de agosto llega a las mejores salas de cine del país la esperada película "El Exorcismo", protagonizada por Russell Crowe. Gracias a Cinecolor tuvimos la oportunidad de asistir a su premiere, y ahora compartimos nuestras impresiones de esta nueva incursión en el género del terror.

 

Después de un largo camino, finalmente podemos ver en pantalla El Exorcismo. La película, cuyo rodaje principal se completó en 2019, sufrió una serie de regrabaciones en 2023 debido a los retrasos causados por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, a pesar de este extenso proceso, el resultado final deja un sabor agridulce. La trama sigue a Anthony Miller (Russell Crowe), un actor en declive que lucha por superar sus problemas con el alcohol y reparar la dañada relación con su hija Lee (Ryan Simpkins) tras la muerte de su esposa. Anthony es contratado para interpretar a un sacerdote en una nueva versión de "El Exorcista", lo que lo sumerge en una serie de eventos paranormales que desafían su cordura y su fe. La premisa es indudablemente interesante, con un enfoque metatextual que podría haber dado lugar a un análisis profundo sobre el legado del cine de terror y la lucha interna de su protagonista. Sin embargo, la película se queda a medio camino entre lo que pudo ser y lo que finalmente es. Lo que comienza como un intrigante juego entre lo real y lo ficticio, se desvanece en una narrativa cargada de clichés y situaciones predecibles.

Crowe entrega una actuación sólida, interpretando a un hombre torturado por su pasado, que intenta hacer lo mejor por su hija mientras enfrenta fuerzas más allá de su control. Su interpretación eleva la película pero lamentablemente no es suficiente para salvar una historia que termina sintiéndose desordenada y poco clara. A pesar de algunos momentos de tensión y un desarrollo de personajes que intenta destacar, "El Exorcismo" no logra escapar de la sombra de sus predecesoras en el género. En cuanto a la fotografía, es uno de los aspectos más destacados de la película. Los colores oscuros y saturados logran sumergir al espectador en una atmósfera densa y opresiva que complementa perfectamente la narrativa. El uso del juego de luces y sombras crea un ambiente tenso y lleno de misterio, que junto al diseño de producción, añade una capa adicional de inmersión a la experiencia cinematográfica. El trabajo sonoro también merece reconocimiento, con una mezcla de sonidos inquietantes y una banda sonora que intensifica los momentos de mayor tensión, logrando mantener al espectador al borde de su asiento.

Dirigida por Joshua John Miller, quien es hijo de Jason Miller, el actor que interpretó al icónico Padre Karras en El Exorcista, la película tenía todos los ingredientes para ser una exploración interesante y nostálgica del subgénero, pero en su lugar, se conforma con un enfoque superficial que no aprovecha todo su potencial. En resumen, El Exorcismo tiene sus méritos, especialmente en el trabajo actoral, la fotografía y su intento de ofrecer algo diferente en el género. Sin embargo, su potencial se ve mermado por una ejecución que deja mucho que desear. Aun así, te invitamos a que formes tu propia opinión y te acerques a verla en el cine.

Matías Arteaga