System of a Down

(Comentario publicado originalmente en 2001)

 

2001. American/Sony

El disco tan esperado del 2001 está aquí conteniendo toda su toxicidad, aunque también puede hacer referencia a Hollywood por lo de su portada, la ciudad tóxica. Tendrán que perdonar la preferencia que le doy a esta agrupación de armenios en pie de guerra, pero creo que hemos esperado lo suficiente para que esto resulte una verdadera ocasión. Para brindar en la plaza armenia, asombrarse de la complejidad en las estructuras de composición y poner a System of a Down en un saco definitivamente aparte de las bandas como Slipknot, Korn, Coal Chamber o Deftones. Definitivamente diferentes.

Aquí se escucha una evolución relativa (en ningún caso radical) en comparación a lo que fue su debut, pero aún así hay progresos, de técnica instrumental y arreglos vocales y en menor grado de producción. Este "Toxicity" es demoledor sobretodo en el trabajo de Daron Malakian en guitarra, quién no desperdicia una ocasión para colocar al menos dos riffs de alto octanaje metalero. Y para que hablar de Serj Tankian, el vocalista. Su emotividad y expresión llegan a ser tan gloriosas como la de un inspirado Mike Patton. No sería difícil decir y argumentar sobre la idea de que System of a Down es un grupo que se construye sobre las bases del rock sugerido por Faith No More en temas como 'Surprise You're Dead' y 'Cukoo For Caca'.

Es tanto lo que se escucha en los tres primeros temas, 'Prison Song', 'Needles', 'Deer Dance', tanta aceleración y freno, giros de rápido a lento, quiebres en intensidad y estructura que puede descolocar a cualquiera que los esté escuchando por primera vez. El primer tema de los ya mencionados es uno que recuerda el tenor del debut, Serj probando con tres estilos diferentes de voz y tres cambios notorios en el ritmo y composición de la canción. Una temática algo política, que hace una denuncia frontal del sistema carcelario en EE.UU. Con un riff a la Slayer arranca 'Needles', pero como es la tónica del grupo, la guitarra va y viene como dejando espacio para que la voz tan peculiar de Serj tome el protagonismo y el trabajo entrelazado de una sólida base de bajo/batería destaque. En rigor este disco parece mucho más orientado en la dirección por la que la guitarra quiere llevar al grupo, aunque Malakian tiene claro cuando matizar con lo suave y casi acústico y cuando descargar con furia aggro. 'Deer Dance' va unida a 'Jet Pilot', temas de menos de tres minutos, algo más tradicionales considerando lo extremo que puede llegar a ser System of A Down, el primer tema algo más dramático en su vocalización y armonías, el segundo una aplanadora furiosa pero controlada, aunque ambos poseen la misma esencia en el coro. Es como un 2x1.

Lo que quiero decir es que este conjunto nunca pierde el groove al no caer en el extremo del hardcore. Innecesario el decir que las resonancias del medio oriente (la conexión armenia) está absolutamente centrada en las vocalizaciones de Tankian. Encontrarán aquí más de un tema que recuerda mucho a esas guerreras como 'Ddevil' o 'War?' del primer disco. 'X ' o 'Multiply' es uno de los momentos descontrolados, al punto que hace lo suyo en menos de 2 minutos, con una cita al más clásico sonido nü rock. 'Chop Suey!' bien puede ser la nueva 'Spiders' y está lejos de sonar como esta, solo se puede sugerir en lo melódico y acústico (los arreglos de cuerda y de piano son absolutamente inesperados) del coro, pero el resto, el stacatto de los riffs y las voces son pura agresión. Es una de las canciones que exhibe toda la versatilidad de la banda y el lujo de la producción de Rick Rubin -asociada con los líderes del grupo. Como si faltara algo de sentido del humor en toda esta pesadísima entrega, 'Bounce' la tiene con una marcha de martillo golpeando a cientos de beats por minutos, como un Alice in Chains poseído por el aggro.

'Forest' vuelve al dramático climax vocal de 'Chop Suey!', ojo con el ya que podría ser el próximo single, crescendo en las estrofas y una cuidadosa percusión, que va marcando el ritmo y agregando ese toque exótico, el primero de los temas en lo que va corrido del disco que se empina por sobre los 4 minutos. Punto aparte es 'ATWA', melódica y armónica, con un quiebre tan pesado como el infierno para que finalmente las dos vibras se hagan una hacia el final del tema; uno de los momentos brillantes del disco con ese coro machacante "You Don´t Care about How I Feel" y el "na, na, na, na" que es algo que quedará haciendo eco en tus orejas por un largo rato. 'Science' va directo al grano siendo una de las más simples de Toxicity, aunque es la primera que exhibe una modulación de esas arábicas, tan clásicas de este conjunto armenio-americano por supuesto que siempre mezclado con su dosis de Black Sabbath.

'Shimmy' le sigue en la misma onda, tan breve que apenas deja respirar. Cuando llega el tema que le da el nombre al álbum la sutileza y el peso se hacen uno, gran trabajo de batería el de Dolmayan, mientras que 'Psycho' es pura agresión con una trinchera melódica. El final de 'Aerials' es algo épico, un tema digno del cierre en que System of A Down pone un acento en el heavy tradicional para que luego de cuatro minutos nos dejen con una sección tribal que traslada al mismo origen del sonido de estos armenios. Podría haber sido canción pero el grupo la dejo como un pasaje de salida, la revelación de los espíritus étnicos. Y yo no podría haber esperado menos de esta mística y arte con un disco es asumido. Toxicity es incluso -lo que es mucho decir ya- más versátil ya que a pesar de la rabia con que se hace la entrega, hay mucha profundidad emocional.

Alfredo Lewin