Los Prisioneros

1984. Fusión

 

Diez temas son los que forman parte de esta placa y me atrevería a decir que todos -o casi todos- son sumamente conocidos por la gran mayoría de los chilenos. Y esto sí que es meritorio pues en el rock nacional no son muchos los álbumes que pueden darse el lujo de ser reconocidos transversalmente por todo el mundo… pero lo que provocaron Los Prisioneros con esta placa difícilmente pueda volver a repetirse, por la época, el contexto, el mensaje y la forma de encarar musicalmente las composiciones incluidas en este disco. Claro, todo esto comenzaría a elevar el nombre de Los Prisioneros y sobre todo el de Jorge González, alzándose como uno de los principales referentes de la historia del rock en Chile.

 

La historia cuenta que el primer registro que hubo de este álbum fue producto de una grabación casera que González grabó en su radio con doble cassettera. De ahí no pasaría mucho tiempo hasta que llegó a oídos de Carlos Fonseca -posterior manager del grupo- y luego en los estudios de Francisco Straub se diera, querámoslo o no, vida a una de las producciones más importantes de la historia del rock chileno.

 

Sí, porque puede gustarte o no el estilo de la banda, sus letras, su perfomance instrumental o su postura, pero es indudable que con este álbum Los Prisioneros remecieron la escena nacional y se convirtieron a partir de ese momento en un imperdible del rock de todos los tiempos… más aún si después nos sorprenderían con joyas como “Pateando Piedras”, “La Cultura de la Basura” y cómo no, “Corazones”… joyas, sin duda, pero que no se comparan a “La Voz de los ‘80”.

 

Pero, ¿qué tienen este puñado de canciones que deben estar al lado de imperdibles clásicos del rock de todos los tiempos? Como ya decía, tal vez para muchos estos temas sean musicalmente pobres y su sonido no sea el mejor, pero no hay duda que su mensaje que combinaba un desencanto social con el amoroso, matizado con iluminadas ironías y una música ganchera y digerible -que en muchos casos tomaba referentes tan disímiles como Sandro, Miguel Bosé, Rick Springfield o la música de Flashdance- hicieron mucho para catapultar a esta placa… y claro, el contexto de la época también ayudó muchísimo y Los Prisioneros pasaron de la absoluta marginalidad al suceso masivo, incluso presentándose, enteramente vestidos de negro, en programas como ‘Éxito’… es decir, masivos al máximo.

 

Y reitero una vez más que de estos diez temas, casi el 100% debe ser reconocido por todo el mundo. Vamos por parte, ‘La Voz de los Ochenta’ es el clásico por excelencia, en una especie de radiografía de la época el trío formado por Jorge González (bajo y voz), Miguel Tapia (batería) y Claudio Narea (guitarra) hace una declaración de principios con un corte, a estas alturas, histórico con un estribillo imperdible: “Ya viene la fuerza, la voz de los ochenta”.

 

Por su parte, la oscura ‘Brigada de Negro’ puede ser uno de los cortes menos conocidos -aunque no puedo creer que alguien no haya escuchado el coro: “Sábado en la noche, la gente estúpida sobra; sábado en la noche, quien pesca a una chiquilla…”-, pero no por ello de menor calidad. Aquí hay otra radiografía del panorama nocturno de la época, un poco de farsa, algo de alcohol y ‘chiquillas’ al final del callejón. Paralelamente a una letra sumamente bien trabajada, destaca de sobremanera el bajo de González -que es bien simple, claro- pero que está presente a lo largo de toda la canción con figuras precisas y dándole la variedad musical al corte, sobre todo en el coro.

 

Una verdad indesmentible llega con ‘Latinoamérica es un Pueblo al Sur de Estados Unidos’, esta vez en ritmo de reggae… sin comentarios, un tema que 23 años después sigue muy presente en la relación de los países latinoamericanos y las grandes potencias… temazo. ‘Eve - Evelyn’ nos trae un dance guitarreado -con solo de bajo incluido hacia el final de la canción- repleto de desamor. Mientras, lo que sigue forma parte del repertorio más conocido y sobre-escuchado del conjunto… ‘Sexo’ con toda la ironía posible, la juguetona ‘Quién Mató a Marilyn’ cantada por Miguel Tapia -de hecho es la única donde aparece el baterista o alguien más en los créditos- y la ‘balada romanticona’ por excelencia de esta placa, ‘Paramar’… ¿qué más se puede decir de canciones tan conocidas? Temazos.

 

‘No Necesitamos Banderas’ nos trae de vuelta los ritmos reggae para deshacernos de todos los lazos o militancias posibles en quizás uno de los mejores cortes de la placa, con una lírica de un lucidez asombrosa y conmovedora… “Ya todas las divisas, nos dan indiferencia, renegamos de cualquier color. Se llame religión, se llame nacionalidad, no queremos representatividad”. Versos que siguen latentes más que nunca… “Es fácil vegetar, dejar que otros hablen y decir ellos saben mas que yo… ponerse una insignia, marchar detrás de un líder y dejar que nos esgriman como razón… no vamos a esperar, la idea nunca nos gustó, ellos no están haciendo lo que al comienzo se pactó”… definitivamente un gran corte.

 

Ya casi llegando al final aparece ‘Mentalidad Televisiva’, otra canción de desamor encubierta en buenos acordes y una letra inteligente… “ella se imaginó que yo era un campeón, un eterno matador, insensible seductor. Cuado vio lo que yo empezaba a sentir, mi entrega fácil le empezó a aburrir…”. Y cerrando, aparece ‘Nunca Quedas Mal con Nadie’, otro de los temas más conocidos del álbum, una mirada irónica y descarnada de los personajes que por esos días habitaban -y seguro habitan- la fauna nacional… “pretendes pelear y sólo eres una mierda buena onda”, vociferaba González.

 

Si algo queda claro al revisar un disco tan importante como éste, es que el genio creativo de Jorge González era inagotable y sumamente lúcido para captar y llevar a las letras un montón de cosas que sucedían y que había que dar cuenta de ellas. González lo hizo de forma magistral en este disco y lo seguiría haciendo en varias placas más, pero no hay duda que “La Voz de los ‘80” es un trabajo que incluso puedes escuchar hoy y sus líricas suenan frescas y representativas. No sé si será que no hemos cambiado mucho o González realmente se vistió de genio, pero lo concreto es que éste y no otro disco es el clásico número 1 de Los Prisioneros… vaya un reconocimiento para ellos.

 

Rodrigo Carvajal U.