Death Symbolic Martes, 21 de Marzo de 2023 1995. Roadrunner Para 1995, Chuck Schuldiner ya tenía impresionados a todos en el mundillo del metal con su porfía para seguir adelante con Death, cambiando formaciones en cada disco y evolucionando progresivamente el sonido de su banda, en entregas que iban siempre un paso más arriba de sus predecesoras. Ejemplificando esta afirmación, el perfeccionismo técnico a alta velocidad y muy pulcro de “Human” (1991) dejó definitivamente atrás la etapa más cruda, brutal y machacante de la banda, y la senda continuó con “Individual Thought Patterns” (1993), un disco donde a la pulcritud se le agregó más rabia, violencia, peso, sentimiento y profundidad lírica, con una alineación que fue realmente un golazo. Pero hasta entonces Death sólo daba atisbos de un concepto que en “Symbolic” se develó del todo: la belleza, un apelativo que no es necesariamente requerido en el death metal, se presentó con toda su majestad en este disco, donde se mantenían la maestría compositiva, la precisión matemática, la velocidad desenfrenada y el virtuosismo al servicio del arte, pero había un poco menos de ira y más calma, más climas etéreos, aún más profundidad en letras que desnudan el fanatismo de Schuldiner por Frederich Nietzsche, con tópicos como el cuestionamiento a la religión, la hipocresía, la nostalgia o la búsqueda del conocimiento, y una instrumentación gloriosa, magnificente y con un fiato casi sobrehumano. Hablemos de la formación y los detalles técnicos. Para “Symbolic”, Chuck mantuvo al gran baterista proveniente de Dark Angel, Gene Hoglan, pero integró a dos músicos entonces desconocidos para la gran escena: por un lado el guitarrista Bobby Koelble (más cercano al rock de factura setentera y al jazz que al metal extremo, así como a las aulas que a los escenarios), y por otro el bajista Kelly Conlon, dieron el marco para que Schuldiner pusiera en marcha la versión más arriesgada de su proyecto, por el declive que el death estaba comenzando a experimentar entonces. Si bien no estaba el maravilloso bajo sin trastes del monstruo Steve DiGiorgio (ya llegará la hora de hablar de los maestros Sadus), o la guitarra llena de matices de Paul Masvidal, difícilmente “Symbolic” hubiese sonado así con otros músicos. Hoglan –siempre considerado uno de los grandes bateristas del metal- está a un nivel insuperable, mezclando en justísima medida violencia y sutileza, velocidad, intuición y profundidad, mientras que los nuevos integrantes cumplieron con creces en sus respectivas funciones: Koelble es un hallazgo, un músico pleno de pasión, recursos y sensibilidad, mientras que Conlon entrega una performance correctísima, limpia, de bajo perfil y sin altibajos. Producido por Jim Morris, y grabado en los míticos Morrisound Recording Studios de Tampa –quizás un lugar de peregrinación para más de un fan del death por la enorme cantidad de bandas que desfiló por ahí-, “Symbolic” entrega nueve temas, todos parejos en su altísimo nivel, cada vez más cerca de la perfección. Ese siempre fue un anhelo del meticuloso Chuck, que aquí continuó agudizando su irrepetible registro vocal –tendencia comenzada en “Human”-, acercándose cada vez más a lo que logró en “The Sound Of Perseverance”. Es difícil quedarse con algunos temas por sobre otros, pero me parece que ‘Empty Words’ -progresión perfecta de elementos-, ‘1,000 Eyes’ –qué premonitoria letra y una interpretación brutal-, ‘Without Judgement’, con su parte media plena de sentimiento y una lírica que es una bofetada a los dogmáticos y pseudojueces, la colosal ‘Crystal Mountain’ –un tema perfecto, redondo-, ‘Perennial Quest’ –te deja para adentro con tanta profundidad y belleza- y la apertura ‘Symbolic’, destacan algo más que el resto. A menudo algunos dicen que en “Symbolic” comenzó a notarse fuerte la pasión de Chuck Schuldiner por el heavy metal de factura más tradicional y melódica, que después le hizo formar Control Denied. Personalmente, creo que se trata de un disco irrepetible, un título de cabecera, que ha recibido un trato injusto de algunos que quizás ya han sabido o sabrán apreciarlo a su tiempo. Para mí se trata del disco más luminoso y onírico de Death, una entrega que trasciende las fronteras del death metal y podría llegarle a cualquier fanático de la buena música. Un trabajo que, parafraseando la letra de ‘Perennial Quest’, vino “desde ríos de dolor a océanos profundos de esperanza”. Palabras que cobran un nuevo sentido al no estar Chuck entre los vivos. Pedro Ogrodnik C. Tags #Death # Death # Chuck Schuldiner # Steve DiGiorgio # ChuckSchuldiner Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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