Stevie Ray Vaughan

(Publicado originalmente en 2011)

1983. Sony

¿Qué hubiese sido la historia del Blues sin este álbum?, seguramente el 80% de los guitarristas modernos no existiría, o quizás el género estaría casi abandonado comercialmente. Es que sin lugar a dudas que “Texas Flood”, le dio un giro a la música del alma, convirtiéndola en un gancho comercial, pero además un sentido ‘ondero’, ya que el genio de Stevie Ray Vaughan además de poseer una técnica heredada de los guitarristas tejanos de antaño, era un tipo que sabía explotar su imagen de músico “cool”, con una stratocaster gastada y con un tono digno de los dioses. Supo aprovechar los fuertes licks de Albert King y la potente voz de Son House, para llegar a un estado supremo, que hasta nuestros días cuenta con millones de imitadores alrededor del mundo y que simplemente se convirtió en un símbolo para los tejanos, no por nada tiene una estatua que retrata a SRV con su clásico poncho y botas vaqueras.

Pero más allá de la onda que pudo tener, lo más importante lejos, fue la forma de enfrentar el Blues, que junto su mayor influencia, la de su hermano Jimmie Vaughan, hizo y deshizo con los doce compases elevándolos donde ningún otro guitarrista del estilo pudo hacerlo, dándose lujos como tocar en el Carnegie Hall y ser invitado a cuanto show de la época.

El éxito de Texas Flood fue inmediato. La prensa y las giras se hicieron constantes en Estados Unidos, dejando de lado muchos proyectos, entre otros la de abrir los shows de David Bowie. Pero qué le iba hacer, si tenía entre sus manos uno de los mayores tesoros que muchos bluseros de la época andaban buscando: un sonido único, y es eso lo que este disco refleja al pie de la letra, ya que muchos se preguntaban cuál era la fórmula de aquel tono tan distintivo que lograba solo por la potencia de sus dedos y su Fender Stratocaster Texas Special, una guitarra maltratada que compró en los años 70 y que según dicen las historias, nunca pagó.

‘Love Struck Baby’ suena por aquella influencia rockabilly heredada de su hermano Jimmie, aquella mezcla de música blanca country y Bluegrass, con la más visceral tradición norteamericana ligada al Blues. ‘Pride and Joy’ es sin dudas uno de los mayores hits que pudiera haber escrito el tejano, si el mismísimo Eric Clapton cuando manejaba su auto y transmitían la canción por la radio, se detenía en un costado de la carretera sólo para escucharla con atención, y es que tiene aquel groove de un veterano negro que se ha cultivado musicalmente en las profundidades del sur de USA.

Un tema que impensadamente se convertiría en una de las piedras angulares del blues moderno es justamente el single ‘Texas Flood’, tema original de Larry Davis, un músico de la localidad de Little Rock en Arkansas, quien fue bajista de Fenton Robinson y Albert King y que después emprendió una carrera en la guitarra de bastante bajo perfil, y fue este señor quien vendió los derechos de este tema a Stevie Ray en sólo US$200…no sabía lo que realmente había creado.

Pero las reversiones de clásicos estaban a la orden del día, ya que como fiel a las costumbres Tejanas, SRV fue un tipo muy respetuoso de sus raíces y de quienes aprendió a tocar la guitarra, es por eso que rinde tributo a Howlin Wolf, aunque mejor prefiero decir que el tributo es para Hubert Sumlin, el tipo que le enseñó de cómo debía ser el blues en los años 50 y 60 a los blancos, el tema es ‘Tell Me’. Uno que ganó Grammy como mejor instrumental rock, fue ‘Testify’, un tema de George Clinton llevado al rock más extremo y con gran versatilidad en la ejecución de la guitarra.

Buddy Guy siempre estuvo en el camino de Vaughan, ya sea en la enseñanza de los viejos licks de Muddy Waters o tocando juntos, que dicho sea de paso, existe una grabación de antología junta llamada “It’s Called The Blues” tomada en vivo en el club Legend de Guy a fines de los 80…de este maestro de las seis cuerdas, Stevie canta ‘Mary Had a Little Lamb’ provocando un impacto en las audiencias bluseras de la época, ya que no podían creer que un blanco fuese capaz de reversionar un tema que habían muchos intentado hacer, pero el único que lo tradujo en un nuevo lenguaje moderno, fue Vaughan.

Un personaje que aparece bastante en la biografía de Vaughan, es Doyle Bramhall, quien es un baterista con una fama bastante considerable en el sur de USA y fue quien escribió buen aparte de los éxitos de Vaughan, en especial este, ‘Dirty Pool’, que suena como un perfecto slow blues refinado. ‘I’m Cryin’ es la continuación de ‘Pride and Joy’, por lo menos eso representa, al estar alineada con el mismo shuffle, pero un poco más lento.

El álbum originalmente lo cierra el instrumental ‘Lenny’, una obra maestra, que ciertamente va dedicada a su primera esposa que lleva el mismo nombre y que esta le regala una guitarra, la cual se convertiría en una de sus favoritas. Hasta acá llegan los 10 tracks originales que componen el disco Texas Flood, pero en el 2005, la etiqueta Sony Japón, remasterizó los temas e incluyó nuevos temas en vivo, los cuales destacan ‘Tin Pan Alley’, ‘Testify’, ‘Mary Had a Little Lamb’ y el clásico de Lonnie Mack, ‘Wham’, tratando con esto, de rememorar los años gloriosos de un guitarrista que le devolvió el alma al Blues, y como no, si gracias a el, las discográficas comenzaron a contratar artistas de Blues y a realizar grandes campañas para sus promociones…Muchos vieron en SRV la salvación del género, aunque otros siendo muy visionarios, nunca se dieron cuenta del tremendo potencial del Tejano, por ejemplo Bruce Iglauer, dueño de Alligator Records, que después de que el mismísimo Vaughan se ofreciese para su sello, este lo dejó fuera por ser muy rockero…hasta el día de hoy Bruce lamenta no haber contratado a la figura más grande del Blues Moderno, el tornado del Texas, Stevie Ray Vaughan.

Claudio Ibarra