Black Rebel Motorcycle Club

2001. Virgin Records

Esta es la primera producción de Black Rebel Motorcycle Club (B.R.M.C), una nueva banda norteamericana formada por Peter Hayes (guitarra, bajo y voz), Robert Turner (bajo, guitarra y voz) y Nick Jago (batería), que nos sorprende con una propuesta distinta a gran parte de lo que escuchamos por estos días. Con una onda que a ratos se hace sicodélica y en otros se acerca a lo espacial, esta placa es un viaje lleno de melancolía y atmósferas creadas con sonidos estridentes y efectos que le dan el toque distinto a esta propuesta. Así, dentro de toda la conjunción de elementos que nos propone el trío de los Angeles, escuchamos algunas guitarras que evocan a una especie de Velvet Underground moderna y por otro lado también hay espacio para una onda medio Stone Roses... todo esto es parte del sonido de B.R.M.C.

En general la placa sigue una línea más bien calmada y si andas buscando riffs o guitarras afiladas, este no es el lugar, porque lo que nos entrega esta banda es totalmente distinto, con guitarras que crean un ambiente especial, junto a una voz baja y envolvente. De esta manera nos topamos con 'Love Burns', que abre el disco y la excelente 'Red Eyes And Tears' que destaca con una guitarra inspirada y llena de feeling.

Mención aparte merece, 'Whatever Happened To My Rock 'N' Roll', la canción más acelerada del álbum y que tiene algunos tintes punk, pero siempre con ese sonido medio atmosférico, saturado y ruidoso. Luego, volvemos rápidamente a lo que es la tónica del disco y a melodías más reposadas en 'Awake', 'Rifles' y 'Too Real'. Sin embargo, eso no es todo, pues 'White Palms' es un corte más denso, donde el bajo lleva la línea melódica, mientras la guitarra se encarga de completar este "caos sonoro" con ruidos y atmósferas bien etéreas e indescifrables, en uno de los puntos altos del disco. Por otro lado, también está 'Spread Your Love', que es más ganchera y rockera, con un coro que repite hasta el cansancio "Spread your love like a fever...".

Así llegamos al final de la placa, con una sentida interpretación para 'Head Up High', que mantiene los toques más atmosféricos y 'Salvation', que parece una especie de himno, con un ritmo lento y pegado... el final preciso para una producción que matiza la calma de las voces con la intensidad de una guitarra que a ratos se hace magnífica e imposible de seguir. Esto es uno de los puntos a favor de la banda y definitivamente saben explotarlo.

En resumen, es un trabajo que no aburre para nada y mientras más lo escuchas más se adhiere a tu piel. Y, aunque en cierta medida se abuse un poco de los efectos en cada uno de los instrumentos, es posible rescatar minutos de gran lucidez orquestal y una intensidad que no está dada por distorsiones ni por el trabajo de la batería, sino por un conjunto donde tiene vital importancia los sonidos sónicos y por momentos estridentes de la guitarra.

Rodrigo Carvajal U.