Cinderella Long Cold Winter Miércoles, 03 de Abril de 2024 1988. Mercury Apenas Cinderella terminó con las grabaciones de su arrollador debut “Night Songs” (1986), fue que rápidamente “Long Cold Winter” (1988) dirigió su atención a un foco súper claro: el blues-rock y la vida en carretera. Poco a poco decían adiós a sus looks ultra glamurosos, al spandex y al neón -quizás anticipando el inminente cambio en la escena-, por lo que el líder Tom Keifer intentó tomar un giro diferente, alejándose del glam metal y volcándose más hacia un sonido más maduro y acorde a la nueva década que se aproximaba. Lo que no significa que rockeara menos, sino todo lo contrario. El álbum fue producido por el cantante, el bajista Eric Brittingham y el mítico Andy Johns -quien venía de trabajar con Humble Pie, Led Zeppelin, Free, Eric Clapton, The Rolling Stones y Jethro Tull-, y cuya participación de por sí le dio esa estampa de sonido de rock clásico. Su portada, simple y blanca, adornada solo con letras moradas fueron fiel reflejo de un Cinderella mucho menos aparatoso y avocado cien por ciento en la música. En su contexto tenemos que fue concebido entre giras, en medio del constante movimiento que llevaban en ese entonces los oriundos de Philadelphia. Esta dinámica se refleja en la mayoría de las letras y melodía de este material, y fue la testificación más clara de su proceso evolutivo, puesto que al fin estaban sonando como tanto visionaban en un principio y tenían todas las herramientas para lograrlo. Al momento de haberles preguntado sobre esta madurez que estaban abrazando, fue Keifer quien expresó: "Para mí fue una progresión; nos convertimos en mejores músicos y aprendimos a pintar paisajes, utilizando pianos y armónicas para construir los colores. El estilo de escritura no cambió en absoluto porque todo se basaba en el blues, country y gospel, las altas y bajas de la vida o enamorarse y desenamorarse", por lo que el disco blanco de Cinderella no solo evoca la estación fría, sino que también la travesía emocional hecha música. Algo que les compensó con creces. El disco alcanzó el puesto número 10 en Estados Unidos y se convirtió en Doble Platino al vender dos millones de copias a finales de 1988, tal como lo había hecho su anterior debut. Posteriormente, obtuvo la certificación Triple Platino, y en 2019, la revista Rolling Stone lo incluyó en el puesto número 10 de los 50 Mejores Álbumes de Hair Metal de Todos los Tiempos, y me atrevería a decir que no estaban nada errados. A pesar de este éxito en el mercado, al momento de su lanzamiento recibió críticas mixtas que poco y nada afectaron a que “Long Cold Winter” alcanzara el prestigio icónico que ha logrado en el presente. Abriendo la lista de tracks tenemos a la increíble ‘Bad Seamstress Blues/Fallin' Apart At The Seams’ con una intro sureña que marca la pauta de las siguientes 9 canciones. Comenzando con el rasgueo de una guitarra Lap Steel que conjuga lo mejor del blues y el hard rock, con una pizca de sleaze, es que pronto aparece la voz de Keifer luciéndose como nunca antes, acompañado un resonante riff de guitarra y de un ritmo de batería contundente suministrado por el tremendo percusionista que fue Cozy Powell, quien sin dudas enaltece a esta impresionante cinta. Y es que si bien el baterista del grupo, Fred Coury, figura en los créditos, lo cierto es que su participación se limitó solo a shows en vivo y no sería hasta “Heartbreak Station” (1994) que grabaría tras los tambores. Hecha esa salvedad, seguimos con los temazos y llega el turno de ‘Gypsy Road’, uno de los mejores sencillos de glam rock jamás grabados a mi juicio. Rockera, colosal, y con un riff y coro inimitable, es y será la infaltable en toda playlist de éxitos del rock de los 80. Como buen LP ochentero, las baladas no podían faltar. ‘Don't Know What You Got (Till It's Gone)’ a estas alturas se ha convertido en un emblema y sin lugar a dudas, la canción más grande de la banda. Con su melancólico y desgarrador romanticismo presente tanto en su lírica como en la melodía de piano, respaldada por una batería y un solo de guitarra épico, la canción ha superado exitosamente la prueba del tiempo, demostrando su atemporalidad. ‘The Last Mile’ nos trae de vuelta el rock n’ roll simple y errante con una receta previamente utilizada con ‘Gypsy Road’, y por lo mismo funciona con su aire southern y enganchante estribillo. ‘Second Wind', por otra parte, es el número más rápido. Tiene un guitarreo ágil del impecable Jeff LaBar -que aquí se luce- y un sentido de urgencia que se complementa muy bien con un coro abrasador. Es el turno de la canción que da nombre a esta obra, ‘Long Cold Winter’, que se destaca como un lento arder de casi seis minutos de duración, donde Tom Keifer homenajea al blues y al soul a los cuales tanto debía su inspiración. Figuras como Son House, Johnny Winter y Muddy Waters inspiraron esta pieza, y esto cobra forma en un apasionado tributo a las raíces de la música en general. Incendiaria a pesar de estar hecha en medio del invierno. ¡Joya de canción! La pista 7, ‘If You Don't Like It’ desata la furia hard rocker gracias a un destacable trabajo de guitarra de LaBar, intensificando por el poderío vocal del cantante que hacen de esta simple pieza una disfrutable y que, en cierta medida, recuerda a Twisted Sister de mediados de la década. De regreso a las baladas y al último sencillo del álbum, tenemos a la preciosísima ‘Coming Home’, que contiene una apertura acústica que es simple, intensa y con una letra clásica sobre la nostalgia de estar lejos de quien amas. Es teñida de blues que se toca con una guitarra de 12 cuerdas, siendo la fuerza impulsora que la hace sobresalir de entre sus acompañantes. Nos transportamos de vuelta a su época debut con ‘Fire and Ice’. Tom Keifer empuña nuevamente su Les Paul para obsequiarnos puro glam tradicional, audaz y lleno de actitud. Al igual que "Long Cold Winter" abrió con un rock y blues, cierra con una canción igualmente influenciada por ritmos southern, ‘Take Me Back’. Líricamente, está en sintonía con la temática general del álbum, pues transmite la nostalgia de una banda en gira, pero quizás no tiene la misma fuerza que algunas de las otras pistas. Aun así, sigue siendo enormemente disfrutable. Me atrevería a afirmar que, musicalmente hablando, "Long Cold Winter" es superior al debut, ya que desenvolvió a Cinderella en una nueva faceta que les confirió mayores capas de profundidad y versatilidad que con su anterior “Night Songs” no ahondaron. Además, logró catapultarlos más allá de ser considerados como un simple fenómeno pasajero. Ese fue justamente el encanto que los hizo distinguirse de entre tanto grupo de la escena; siempre quisieron hacer discos que no se parecieran al anterior, pero que sí rescataran sus mejores atributos, sin ser caer en excesos y caricaturas de sí en el intento. Chequeado de la lista habían dejado el glam y el hard rock, para luego perfeccionar su inminente dominio en el blues y las power ballads. Esto, sumado a una composición madura y a una notoria mejora en cuanto a aspectos técnicos, hacen que sea una obra maestra y una celebración de la historia del rock en general. Bárbara Henríquez Tags #Cinderella #Long Cold Winter #Tom Keifer #Jeff LaBar #Cozy Powell Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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