KISS

1984. Mercury

En 1984, Kiss se encontraba en una encrucijada decisiva para su carrera. Tras una serie de altibajos durante los primeros años de los 80, la buena acogida de "Lick It Up" (1983) les devolvió en cierta manera el magnetismo que les había quitado la nueva década que venían sorteando a medias con "Creatures Of The Night" (1982). Aunque este último fue un potente regreso al hard rock, comercialmente resultó un fracaso. En paralelo, afrontaban una complicada situación interna: habían despedido a dos de sus miembros fundadores y un año atrás le habían dicho adiós al maquillaje, adoptando un nuevo look con cabello voluminoso ad-hoc con la tendencia glam, la cual, irónicamente, había sido influenciada por la misma banda en un principio.

Si bien estos cambios alienaron a muchos seguidores cansados de tanto cambio, también les dio nueva vida a su música, preparando el terreno para lo que vendría con "Animalize" (1984), pero las trabas siguieron, con Paul Stanley asumiendo prácticamente solo la tarea de completar el álbum, tras el despido de Vinnie Vincent justo antes de las sesiones de grabación. Vincent no solo era el guitarrista líder, sino también una figura clave en la composición, aunque con la reputación de ser problemático. Stanley se vio obligado a encontrar rápidamente un reemplazo y llevar adelante la producción del LP prácticamente sin la ayuda de Gene Simmons, quien estaba concentrado en su incipiente carrera en el cine. Mark St. John fue el seleccionado, aportando un componente técnico importante al sonido, aunque con un estilo algo diferente al esperado por Stanley/Simmons, lo que resultó en una permanencia breve en Kiss, exacerbada por problemas de salud.

Durante la preparación del tour de a St. John se le diagnosticó artritis reactiva, una dolorosa condición que le impidió tocar la guitarra. Fue entonces cuando Bruce Kulick fue llamado como su reemplazo, inicialmente de forma temporal, pero con el tiempo se estableció como miembro a tiempo completo hasta 1996. A pesar de todos estos desafíos, el resultado fue el emblemático álbum con la portada de estampado animal que los mantuvo a flote, acompañados de una exitosa gira y de singles históricos, y otros no tanto, que hasta el día de hoy generan sentimientos encontrados entre los más críticos.

'I've Had Enough (Into the Fire)' y 'Under the Gun' rozaron con el territorio del teatral glam metal de W.A.S.P, demostrando que el grupo aún podía innovar y rockear pesado, deliberando nada más que una potentísima combustión sonora. La película aquí se la roba el batero Eric Carr, quien en realidad se luce en los nueve tracks, sobresaliendo especialmente en 'Under the Gun', de la cual también es coautor. Otro detalle es que ambas tambien fueron coescritas por el productor Desmond Child, vieja arma secreta del grupo y quien jugó un papel crucial nuevamente para "Animalize". Ahora, si se habla de grandes éxitos, tenemos 'Heaven's on Fire' como la que se lleva todos los elogios. Ardiente y minimalista, abre con el grito agudo del Starchild que impone el tono de esta verdadera fiesta ochentera, con todos los excesos de por medio que se ven en el clásico video. "Buscaba la simplicidad", declaró Stanley sobre el single. "Desmond (Child) y yo la escribimos en su casa. Mientras la escuchaba, me preguntaba si era demasiado simple. Pero me encanta". El hit logró escalar en las listas Billboard hasta el puesto 11, impulsando pronto una demanda de gira a niveles que la banda no había visto desde sus mejores días. ‘Burn Bitch Burn’ es otra que arremete fuerte con la primera aparición de Gene en la voz principal. Una canción adrenalínica que tiene una gran ración de las típicas líricas sexuales de la pluma del Demonio, y que bien resumen su persona. Paul vuelve a tomar el micrófono en ‘Get All You Can Take’, otro tema muy sencillo que mete una que otra palabra malsonante que el coro disimula y que, sin duda, es rescatado por el solo de St. John. Simmons cierra el lado A con ‘Lonely Is The Hunter’, una pista nada especial y que para este tramo se escucha un tanto reiterativa.

El lado B les da la oportunidad de redimirse, incluyendo cortes como la impecable balada tipo Kiss, ‘Thrills in the Night’, con ese infeccioso coro que se te queda pegado un buen rato y que culmina la voladura de mente que es ese solo. Muy reminiscente de Kiss de mediados de los 70. Luego están las dos últimas canciones de la lista, ‘While the City Sleeps’ y ‘Murder in High Heels’, ambas cantadas por Gene, ambas medias relleno, según a quien le preguntes. La primera de ellas contiene un ritmo más sosegado y atmosférico, con una lírica sombría que va sobre la decadencia urbana. La segunda, en mi opinión, tiene el mejor riff del disco. Sucia y bien sleazy, se desarrolla como una pieza de hard rock que captura la esencia que se respiraba en esos años. El trabajo de guitarra está magistralmente manejado por Bruce Kulick -que muestra por qué la banda lo mantuvo- y la voz áspera de Simmons le da ese respaldo que, aunque no sea un clásico, aporta su propio sabor al álbum. ¿Media cliché? Bastante, pero también muy efectiva.

Fue gracias a la constante repetición del video de ‘Heaven’s On Fire’ en MTV que “Animalize” logró superar a su anterior “Lick It Up”, alcanzando el número 19 en las listas de álbumes de Billboard y convirtiéndose en platino en Estados Unidos. Rejuvenecedora consagración que les sentó de maravilla después de tantos altibajos. Este LP es polarizante: lo amas o lo odias. Y aunque no es esencial para entender la discografía de Kiss y está muy lejos de estar en su Top, sirve como una certera cápsula del tiempo de 1984, con su icónico animal print y el sonido glam que definió lo que seguiría de década. El resto fue otra historia.

Bárbara Henríquez