Landfall

2018. Nonesuch Records

Cuando el huracán Sandy pasó por la ciudad de Nueva York el otoño del 2012, trajo consigo muertes, daños e inundaciones, y es considerado el segundo más perjudicial, después del paso de Katrina el año 2005. Con Sandy, la multifacética Laurie Anderson, al igual que la gran mayoría de los habitantes, sufrió los daños directos de su paso, la tormenta inundó su casa en la parte baja de Manhattan.

En “Landfall”, Anderson relata a su modo, la experiencia de lo acontecido, desarrollando una narrativa que mezcla electrónica, con instrumentos de cuerda y, en ocasiones, su propia voz que describe las vivencias y sueños alrededor de este hecho. En esta mixtura, recreada en treinta composiciones de cámara interpretadas por Kronos Quartet, reina lo onírico, una belleza completamente oscura, con matices de confusión y caos, que se ven reflejadas en el tono gris de las creaciones. 

De inmediato en su primer corte, CNN Predicts a Monster Storm , en la que una lóbrega melodía abre la historia de Sandy en la vida de Anderson, las cuerdas van contando, desde un ambiente espeso, de oscuridad y devastación, una historia que matiza en diferentes sensaciones lo provocado por el paso del huracán. En The Water Rises un loop se mezcla junto a una melodía mucho más rítmica que lo presentado anteriormente, reflejando en su andar el imparable curso del agua. Así en Our Street is a Black River , Anderson cuenta que vio como un río negro se alzaba sobre las orillas, cruzaba el parque y luego la autopista, para pronto subir silenciosamente por su calle. La música ahora es muy mucho más sigilosa, acompañada sutilmente por un piano. En su final, Laurie sentencia “desde arriba, Sandy era un enorme remolino que se parecía a las galaxias cuyos nombres yo no conocía”. 

De a poco, la música va tomando cada vez más urgencia, el huracán ha llegado y Darkness Falls es alarmante y dramática, mientras que en Dreams , Anderson expone sueños confusos sobre una rítmica base compuesta por las cuerdas percutidas con el arco, sonidos de tormenta y un leitmotiv que va apareciendo en diferentes momentos a lo largo de la pieza.  Una especie de calma e hipnotismo llega de la mano de The Electricity Goes out and We Move to a Hotel , una composición pareja y de pulso andante, que entrega una especie de break dentro del caos.  

Never What You Think It Will Be es una pieza enérgica y totalmente distinta a todo lo escuchado anteriormente: un beat de electrónica y un patrón repetitivo por parte de las cuerdas, lo hacen tener un carácter más efusivo que el resto de la música presentada. En contraposición, llega inmediatamente Thunder Continues in the Aftermath , una sentida y lúgubre  melodía que junto a Another Long Evening dramatizan aún más el ambiente. 

En la recta final We Head Out vuelve a poner urgencia y caos al contexto, para reposar en Everything is Floating , pieza en la cual Anderson relata la instancia post tormenta cuando entra al sótano y encuentra todo inundado, todo lo guardado cuidadosamente durante toda su vida estaba estropeado y convertido en basura. Este hecho generó sentimientos encontrados, describiéndolo a su vez como hermoso, mágico y catastrófico. En el cierre Old Motors and Helicopters , recupera un leitmotiv presentado en alguna de las piezas anteriores, para entregar un final dramático y gris, resumiendo a grandes rasgos el sentimiento general del disco. 

La perfecta alianza de la artista con el cuarteto, se ve reflejada en una intensa interpretación acoplada y sentida, que logra sensibilizar, hipnotizar y sorprender según el momento. “Landfall” parece una colección de sueños, en los cuales se cruzan códigos y patrones, con historias melancólicas y oscuras, interpretadas con la energía y el sentir de las cuerdas. Ellas describen, con su sonido, desde lo más caótico y extremo, hasta lo más sentido y oscuro de las sensaciones provocadas por Sandy y la fuerza de la naturaleza.

Ilse Farías A.

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