Unsung Phophets & Messiahs

2018. Century Media

Cinco años de espera es mucho tiempo, sobre todo cuando la banda israelí tocó el cielo con su placa anterior “All Is One” (2013), indudablemente el mejor disco de su esforzada carrera, que arrancó en 1991. Además el camino al éxito siempre deja algunos heridos, y en este caso significó la partida del grandioso guitarrista Yossi Yassi, uno de los miembros fundadores que optó por ser un artista solista, implicando que ambas partes perdieran algo al separarse; la magia la generaban en el contexto de la banda y no cada facción por su cuenta. En ese escenario y con “All Is One” dejando la vara altísima, Orphaned Land se refundó con una alineación que ya viene trabajando junta hace cuatros años, con el notable Kobi Fahri en voces, Uri Zelcha en bajo, Matan Shmuely en batería, Chen balbus en guitarra y teclados e Idan Amsalem en guitarra y bouzouki.

Con una portada sensacional a cargo del artista francés Valnoir (Jean-Emmanuel Simoulin), quien ha realizado grandes carátulas para grupos como Paradise Lost, Behemot y Morbid Angel, entre otros, y repitiendo el equipo de producción de “All Is One”, con Jens Bogren, donde todo fue grabado y mezclado en los estudios Fascination Street en las ciudades de Estocolmo y Örebro en Suecia, brindando al disco una gran calidad de sonido, con mucho énfasis en los matices de los arreglos orquestales y de los instrumentos folclóricos, generando un inmenso y envolvente sonido para disfrutar el Oriental Metal de Orphaned Land en toda su gran y emotiva dimensión.

Los “Profetas Anónimos y Mesías Muertos” (“Unsung Prophets & Dead Messiahs”), es un disco conceptual basado en profecías y metáforas de la historia del hombre que explican por qué el ser humano es el peor enemigo del propio ser humano, ya que el mundo será destruido por la impasividad de aquellas personas que no hacen nada para cambiar las cosas; los gobiernos generan caos y guerras para que siempre la genta viva con miedo; el miedo es coerción, sometimiento, obediencia, y siempre que que aparece un líder positivo se le asesina, pasó con Sócrates, Gandhi, Martin Luther King y John F. Kennedy; la historia se repite, es cíclica. Evoluciona la tecnología y la ciencia, pero no la naturaleza destructiva del ser humano, vivimos en un mundo frágil, sin educación, sin cultura, donde no preparamos buenos seres humanos, por ello, Orphaned Land nos invita a usar la música como un arma de cambio pacifista, para finalmente poder unir al Judaísmo, al Islamismo y al Cristianismo en su cruzada de hacer del mundo un mejor lugar para vivir, libre de guerras, división y opresión.

El contenido lírico es inmenso, poético y que invita a la reflexión, pero es la música la que canaliza todas las emociones, y el disco está excelsamente bien construido, como una pieza de arte tallada a mano, poniendo atención en cada detalle. Kobi Fahri vuelve a usar sus voces guturales nuevamente, pero son momentos precisos donde efectivamente la música requiere esas voces más desgarradas, ni hablar de los grandes invitados que engrandecen aún más el resultado final del disco, como el tremendo guitarrista británico Steve Hackett, ex miembro de las leyendas progresivas de Genesis que aporta un solo estratosférico en ‘Chains Fall To Gravity’ con un resultado emocionalmente gigantesco. Tremendo el aporte también de Hansi Kursch, el vocalista de los power metaleros alemanes de Blind Guardian, cuya voz en ‘Like Orpheus’ eleva la canción directamente al corazón del oyente. También aparece el poderoso Tomas Lindberg de la banda sueca de Death Metal melódico At The Gates, dándole una cuota de agresividad extra a ‘Only The Dead Have Seen The End Of War’. Incluso el disco tiene una gran conexión con Chile, pues en el último tema ‘The Manifest – Epilogue’ Orphaned Land utiliza una letra en español de Víctor Jara que dice “canto que ha sido valiente, siempre será una canción nueva” (de la canción de Jara ‘Manifiesto’), y escuchar cantar esa frase a un coro clásico de varias voces al unísono, realmente pone la epidermis como piel de gallina.

Un disco como éste no se puede diseccionar canción por canción, hay que escucharlo como un todo, como una experiencia multisensorial, como un viaje a la tierra del medio oriente y dejarse llevar por esos sonidos exóticos y seductores donde Orphaned Land con toda propiedad, reclaman su merecido reino. Parecía imposible, pero lo hicieron de nuevo. Esto es arte en su estado más puro.

Cristián Pavez

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