Motörhead

Bad Magic

Viernes, 28 de Agosto de 2015

2015. UDR Music

Los recurrentes problemas de salud del último tiempo de Lemmy, lamentablemente, siguen repercutiendo en los shows de Motörhead que debe acortar sus actuaciones, pero nada de eso parece evidenciarse en su nuevo disco “Bad Magic”, placa número veintitrés de su dilatada carrera, y álbum con el cual la banda precisamente está celebrando su aniversario número cuarenta.

Si en su anterior trabajo, “Aftershock”, el grupo se decantó hacia un costado más blusero de su siempre potente estilo de rock ‘n’ roll, en “Bad Magic” recuperan ese filo más metálico, agresivo y por momentos punk. Si bien es evidente que la voz de Lemmy tiene bastantes retoques, el grupo suena como esa locomotora sin control que tan bien quedó graficada en la portada de “Orgasmatron” (1986), con el arte del sempiterno colaborador de la banda Joe Petagno, quien realiza un gran trabajo en la nueva portada, que recuerda bastante a la de “Bastards” (1993), aunque lamentablemente el disco no suena ni la mitad de bien que aquél, porque si hay un aspecto negativo del nuevo LP es su malísima producción a cargo de Cameron Webb, un productor que viene trabajando hace años con la banda y que, al menos en este disco, hace sonar todo plano, pastoso, con muy pocos matices y definición. Todo suena empastado, ni siquiera destaca el sonido habitual del bajo Rickenbacker de Lemmy, ni tampoco la descomunal batería de Mikkey Dee, lo que es una verdadera lástima, porque estas mismas canciones con una buena producción brillarían aun más.

El inicio con ‘Victory or Die’ es directo al hueso, con los afilados riffs de Phil Campbell y esa máquina de percusión que es Dee. Pura potencia desatada que se repite en ‘Thunder and Lightning’ un corte más acelerado y agresivo que el anterior, mientras que ‘Fire Storm Hotel’ trae de vuelta esa onda festiva y contagiosa de los cabeza de motor de los noventa de cortes como ‘Born to raise hell’. El break inicial de Mikkey Dee en ‘Shoot Out All of Your Light’ en sencillamente demencial, para luego acelerar a fondo con un doble bombo aceleradísimo, demostrando que con 40 años a cuesta, Motörhead sigue siendo una bomba de neutrones.

El ganchero y pesado medio tiempo ‘The Devil’ presenta como gran novedad un muy buen solo de guitarra de la leyenda de Queen, el gran Brian May, aunque Phil Campbell también despacha buenos punteos en el disco, como el que hace en la tribal ‘Evil Eye’. El sentimiento blusero del disco anterior se mantiene en la balada ‘Till the End’ donde Lemmy fuerza esa voz cada vez más aguardentosa, pero llena de carisma y autenticidad.

La vertiente más punk de la banda se deja ver de buena forma en cortes como ‘Tell Me Who to Kill’ y ‘Electricity’, cortitas y al grano, ya que apenas superan los dos minutos de duración, como lo establece el manual del estilo, para cerrar el disco con una muy buena y acertada versión del clásico ‘Sympathy for the Devil’ de The Rolling Stones y que se desmarca bastante de la versión registrada por Guns N’ Roses en los noventas.

Como corolario nos queda que ningún fanático de Motörhead se sentirá defraudado con “Bad Magic”, el cual es un testamento de su historia y a la vez mantiene el buen nivel habitual de la banda. La cosa es que, si el grupo decide entregarnos una placa más, ojalá cambien de productor.

Cristián Pavez