Corey Taylor

CMFT

Viernes, 02 de Octubre de 2020

2020. Roadrunner

Sin anestesia Corey Taylor debuta en su carrera solista junto a su álbum titulado “CMFT”. El acrónimo para “Corey Mother Fucking Taylor” fue grabado en el Hideaway Studios de Las Vegas, lugar donde hizo un recorrido por canciones que había escrito en sus días en la escuela hasta otras que se dedicó a componer específicamente para dar forma a quizás uno de los álbumes más esperados y comentados del año. Algo que hay que tener en claro para escuchar este trabajo discográfico, es que no se debe esperar un duplicado de Slipknot o Stone Sour, Corey Taylor no necesita de eso para darnos vuelta la cabeza en su propio estilo a lo largo de las 13 canciones que componen este elepé.

Después de aplazar por años su carrera como solista, acompañado de otro Stone Sour, Christian Martucci en la guitarra, junto a Zach Throne también en guitarra, Dustin Robert en la batería y Jason Christopher en el bajo, Taylor nos da la bienvenida a su álbum donde salpica influencias que van desde el country, el hip hop y el punk hasta el hard rock en sus casi 48 minutos de duración.

Dando el kick off a su debut como solista, Taylor nos recibe al más puro estilo del rock de los ochenta. Así es cómo nos encontramos con ‘HWY 666’, canción que con algunos pasajes que pueden recordarnos a Pantera y junto a esa interpretación de rockabilly sureño marca la pauta en cuanto a intensidad y energía de lo que encontraremos en este álbum. A continuación llega ‘Black Eyes Blue’, canción que en algún minuto se llamó ‘Clash rip-off’, nos comparte una faceta más popera en comparación a lo anterior en un himno que presenta algunas sonoridades nuevamente influenciadas por los ochenta, en específico de artistas como Bon Jovi. La canción que fue lanzada como single, en su momento dividió a los fans de Taylor por su sonido más suave en comparación a sus otros proyectos pero es una parada que merece la pena tomar.

Partiendo a toda marcha, ‘Samantha’s Gone’ tiene su fuerte en un coro pegadizo que prepara para quizás uno de los mejores solos de guitarra del álbum. Con un sonido que rememora a Poison, y que va entre el hard rock y progresiones del country, a estas alturas ya vamos olvidando que estamos frente al frontman de Slipknot. ‘Meine Lux’, canción que Taylor escribió en el último tour de Slipknot por Europa y que llegó a modo de epifanía en un sueño, no deja indiferente con su ritmo energético y un coro con un fraseo que a primeras recuerda al rey, Elvis, pero que se mezcla con la propia identidad sonora del álbum. Posee también un solo de guitarra digno competidor del escuchado anteriormente en ‘Samantha’s Gone’. Llegando al quinto lugar del álbum, ‘Halfway Down’ esperó al menos 15 años para ver la luz. El homenaje a la era de Bon Scott en AC/DC, comienza sin tapujos en una entrega llena de rock and roll que promete con revivir la clásica guitarra de aire.

Bajando las revoluciones llega ‘Silverfish’, track algo más genérico que aborda la soledad que conlleva la adicción y por ende la depresión, se diferencia de sus antecesoras por su sonoridad más pausada y melancólica. Con una década sobrio, Taylor explora sus demonios en esta balada con guitarras al estilo de Alice in Chains. A ella se le suma ‘Kansas’ y ‘Home’, canciones que siguen una línea simplista pero efectiva, en las cuales eso sí se echa de menos ese gancho que hace tan especial al resto de los trabajos del disco.

La toxicidad del mundo llega en ‘Culture Head’. Una crítica al fundamentalismo donde Taylor argumenta cómo se ha perdido el respeto entre las personas, sobre todo en las redes sociales. Sin duda una canción que está más vigente que nunca. Con una sonoridad nu metal, más familiarizada con lo que nos tiene acostumbrados en sus otros proyectos. Pasando por la desbordante actitud de ‘Everybody Dies On My Birthday’ con sus líricas que animan al oyente a una positiva lucha, y la despedida a su relación anterior, ‘The Maria Fire’ donde se da a una exploración más inyectada de jazz.

Y si vamos a hablar de canciones que marcan el álbum, la siguiente parada es ‘CMFT Must Be Stopped’. El primer single lanzado del LP, que calzaría perfecto en un evento como Wrestlemania, entrega una fusión de rap rock y hip hop que crean una atmósfera digna de apertura del evento de lucha, guiño que hace el cinturón en la portada del álbum. Si bien la canción no fue del gusto de todos, logró acaparar la suficiente atención como para que sea escuchada aunque sea por mera curiosidad y como no, por la cantidad de reconocidos rostros que hacen su aparición en el videoclip. Cerrando lo que vendría siendo el primer trabajo discográfico solista de Taylor llegamos a ‘European Tour Bus Bathroom Song’. Un track más ligado al hardcore punk, cuenta con ciertos pasajes que recuerdan a ‘Eeyore’ o ‘Get This’ de Slipknot y que además fue escrita hace 10 años, logrando su entrada en este proyecto.

“CMFT” es un fiel reflejo de la personalidad e influencias musicales de Corey Taylor, y es que no tiene ni un ápice de ocultarlo. Canciones como ‘HWY 666’ y ‘Samantha’s Gone’, que tienen más de 20 años de su composición, y otras como ‘Meine Lux’, que fue escrita recientemente, nos da cuenta que Taylor es más que el frontman de Slipknot y Stone Sour, y se encarga de demostrarlo en este LP cargado de Las Vegas que es el perfecto soundtrack para un road trip y que llega para demostrar que no todo está perdido este 2020.

Fernanda Hein