At The Gates

Century Media Records. 2021

 

Se suele llamar “bandas pioneras” a aquellas agrupaciones que de alguna u otra forma estuvieron en el lugar y en el momento indicado. Pero, se tiene que evaluar algo como de suma relevancia: su aporte. Generalmente, cuando se consigue trascender a este “lugar y momento” yendo más allá y posicionando la propuesta musical, hablamos de bandas que perduran y se vuelven referentes para otras agrupaciones y sinónimos de movimientos o escenas.

 

Algo por el estilo sucede con At the Gates: los suecos estuvieron ahí cuando se forjó el “sonido de Gotenburgo” a comienzo de los noventa. A pesar de la salida de miembros fundadores y de una extensa disolución, volvieron con la impronta del death metal intacto. Prueba de ello es su más reciente publicación: “The Nightmare of Being”.

 

Primero, un poco de historia. Siete LPs, un sonido único y personal, integrantes que se han convertido en protagonistas del despegue y asentamiento de una forma de crear metal extremo, para muchos At the Gates es lo fundamental, la crudeza. Después de su reformación en 2010, sus trabajos retomaron la senda de sus primeros años, y su más reciente placa es una muestra de aquella contundencia y honestidad musical. En este nuevo álbum tenemos poco más de cuarenta y cinco minutos de brutalidad, destreza, potencia y un talento que impresiona. Diez canciones que convencen y reafirman su estatus de “referente”. Actualmente At the Gates está conformado por Jonas Björler en bajo, Adrian Erlandsson en batería, Tomas Lindberg en voces, siendo ellos tres miembros fundadores, Martin Larsson y Jonas Stålhammar en guitarras.

 

El álbum comienza con ‘Spectre of Extinction’, una muestra clara de la impronta: death metal directo y potente. La voz característica de Lindberg se mueve con soltura, teniendo esta canción la colaboración, una vez más, del destacado guitarrista sueco Andy LaRocque. ‘The Paradox’ es velocidad pura. Tan contundente que deja una sensación de simpleza. Será uno de elegidos de los fanáticos. ‘The Nightmare of Being’ inicia con una inusitada calma, donde una voz susurrante da paso a una batería rabiosa. Se trata de una mixtura entre crudeza y sosiego, es un muy buen tema. ‘Garden of Cyrus’ se presenta como la lógica continuidad del tema anterior, se recibe como una suerte de contemplación o un viaje profundo, tanto así que un saxofón le da un carácter muy personal y único, otro destacado del disco. ‘Touched by the White Hands of Death’ comienza ominosa y con un aura de misterio, una sensación de oscuridad se despliega con lentitud hasta que la música llega con brutalidad. Veloz, hiriente, punzante, una de las más brutales del disco. ‘The Fall into Time’ es otro destacado. Inicia con una música de orquesta y coros, muy intensos y profundos, Tomas Lindberg comienza a cantar, volviendo aquello luminoso en crudeza y oscuridad, otro con perfil de single. ‘Cult of Salvation’ comienza a una velocidad media siguiendo la voz de Lindberg, para dar paso a momentos de extrema velocidad. Puede entenderse como un tránsito a la parte final del disco. Luego, llegamos a ‘The Abstract Enthroned’, veloz y brutal.

 

‘Cosmic Pessimism’ tiene un inicio meditado y con aires jazzísticos, una voz profunda y metálica se expresa con soltura, para luego pasar a intervalos de mayor rapidez y crudeza. Es una de las canciones más débiles del álbum. Por último, ‘Eternal Winter of Reason’ cierra el disco, comienza con soltura y mucha onda. Es un lado más groove y melódico de AT the Gates, convirtiéndose un cierre del álbum apacible y moderado.

 

En suma, se trata de un disco de calidad y propio de una banda con el nivel y trayectoria de At the Gates. Con más luces que sombras, será disfrutado por los seguidores de la banda y, personalmente, una recomendación para nuevas generaciones. Eso sí, para conocer realmente a At the Gates es necesario pasar, más de una vez, por sus primeros álbumes. Ahí podemos encontrar el por qué son un referente.

 

Felipe Reyes