Yard Act

2022. Island Records

Yard Act rescata el sonido minimalista del post punk inglés en su primer LP "The Overload", trabajo que a ratos coquetea con el no wave y el indie rock, donde el bajo y la batería marcan la pauta y la guitarra se separa de la melodía, sumando a un James Smith que, mediante un sentido del humor particular británico, escribe sobre el capitalismo, la gentrificación y los medios de comunicación.

El EP debut del cuarteto de Leeds, "Dark Days" -estrenado a principios del 2021-, llamó tanto la atención que la revista norteamericana Paste los nombró como mejor artista nuevo del mismo año. Y se puede entender porque de las bandas inglesas que se han catalogado post punk en el último tiempo, Yard Act es de las que más se acerca al sonido clásico de bandas como The Fall, Gang of Four o Delta 5.

Este primer larga duración arremete a principio del 2022, con un sonido filtrado por influencias más contemporáneas o lo que se le llamó garage revival en el 2000. Se puede encontrar a Franz Ferdinand en 'Dead Horse', Arctic Monkeys en 'The Incident' o '100% Endurance', en que el uso de la voz recuerda a la forma de cantar de Julian Casablancas y que le da un final sombrío al disco. En cuanto a sonido, no suena sobre producido y logra captar el sonido post punk más primitivo, donde la química que hay en entre el bajo y la batería es muy importante, mientras la guitarra va rellenando disonantemente la canción. Se destaca el bajista Ryan Needham, con unas líneas que pueden sonar simples, pero le dan mucho groove a las canciones.

El álbum abre con el track homónimo, con James Smith en clave spoken word, después va tomando tomando velocidad llegando a una catarsis, algo así como lo que hace Sleaford Mods, pero con un coro más explosivo. Esta obra tiene la estructura de canción pop, por lo que los coros son bien pegajosos como en 'Payday', 'Land of the Blind' y 'Dead Horse', además de tener una onda muy bailable, notorias en 'Quarantine the Sticks', 'Pour Another' y 'Witness (Can I Get A?)', que es la más corta del álbum y recuerda mucho a Devo.

Además, destaca el uso de sintetizadores, baterías programadas y hasta saxofón en momentos como 'Rich' o 'Tall Poppies', esta última de seis minutos donde narra la historia de una persona de barrio, donde el fútbol es importante para salir de la población, pero que por algún motivo termina haciendo lo que no le apasiona. Viaja tanto narrativa como instrumentalmente, entre guitarras fuzzeadas, un bajo marcado y sintetizadores, que van adornando lo que el vocalista cuenta y cuando comienza a hablar de la muerte, baja la intensidad de los instrumentos. Es una de las canciones que más destaca en "The Overload".

De rápida y entretenida escucha, "The Overload" es un documento muy bailable, a pesar del contenido pesimista de las letras. James Smith relata lo que pasa a su alrededor de una forma bien crítica, cuestionando la gentrificación, el abajismo, los medios de comunicación y al mismo capitalismo, y logra sacar una radiografía de la situación post-brexit que se vive en Inglaterra. Pero lo hace con cierta picardía y sentido del humor muy inglés, que lo hace agradable y atrevido en su actitud. Sin embargo, a pesar de que el disco rescata ese sonido clásico y sea muy disfrutable, no es una obra que va a cambiar las reglas.

Diego Valdés Llanos