Jack White

2022. Third Man

El nombre de Jack White vuelve a resonar por estos lados, esta vez con su cuarta placa solista, “Fear of the Dawn”. Considerando la tremenda trayectoria que el ex White Stripes trae a cuestas, sería fácil asumir que el espacio para las sorpresas es cada vez más reducido, pero este nuevo disco llegó a demostrar que aún tiene la capacidad de entregar un trabajo que en general es sólido y refrescante con sus propias carencias y fortalezas. A muchos les sorprendió el sonido y la impronta de este álbum, llegando incluso a tildarlo de ser a ratos confuso y algo extraño, pero ¿es realmente raro si viene de White? Más bien extravagante podría ser la palabra correcta.

White vuelve para entregarlo todo en esta placa que desde el inicio va construyendo expectativas y las va elevando a medida que los minutos avanzan. Expectativas que comienzan en octubre del año pasado, fecha en la que se lanzó ‘Taking Me Back’, el primer single de este trabajo el cual es el encargado de abrir los 40 minutos de rock que propone el disco. Esta decisión puede ser un arma de doble filo ya que por un lado está la familiaridad de reconocer esta canción, algo que suaviza la sensación de desconexión con su anterior trabajo del 2018, pero por otra parte está el inevitable sentimiento de querer partir por algo nuevo. Por suerte esto llega con el segundo track que además da nombre al disco, y es que ‘Fear of the Dawn’ parte sin respiro con la energía heredada del cierre de su antecesora, y además establece el ambiente y reafirma las bases para lo que escucharemos en las pistas siguientes, dejando claridad en la idea de que estamos frente a un disco caótico, explosivo y lleno de guitarras intensamente sucias, todo esto desde el buen sentido de la palabra. Una mezcla que resulta en un inevitable traspié en las primeras impresiones pero que a partir de la tercera canción ya no es más que una sensación vaga que va desapareciendo debajo del goce que es sentir esta nueva energía que White nos lanza a la cara.

Creo que no es sorpresa que en los créditos de este disco solo se agradezca a Jack White, quien con los años se ha encargado de demostrar y dejar en claro que no necesita a nadie más para entregar un trabajo de calidad, y que esta vez fácilmente podría ser considerado dentro de la lista de los mejores discos de rock del año, aunque este 2022 recién comienza pero las apuestas van por aquí.

Si algo nos ha enseñado el tiempo, sobre todo estos últimos años en medio de una pandemia que llegó a remecer los cimientos de cada uno de nosotros, es que a veces es necesario tomar un respiro para poder entregar eso más cercano a lo mejor de nosotros. A cuatro años del lanzamiento de su anterior placa, Jack White propone esta vez con un disco eufórico, lleno de pasajes que beben directamente de estilos como el nu metal, que va deconstruyendose y abriéndose paso por otras subramas hasta llegar precisamente a las primeras y más básicas tonalidades del blues. Un abanico de géneros que, sin mucho sobresalto al oído, nos transporta canción por canción a medida que avanza el minutaje, un camino que lleva a una conclusión algo confusa que nuevamente se siente como algo de doble filo, y aquí llega una parte importante de aquellas carencias que mencionamos al principio, porque por un lado deja un vacío que no logra cerrar bien esta nueva propuesta, y por el otro está la sensación de querer escuchar más de lo que White tenga para explorar en estas rutas. Y quizás esa era la intención del músico, sobre todo porque este es el primer material de dos que escucharemos de él durante este año.

Y otra cosa que podemos destacar de “Fear of the Dawn”, aparte de la ya tan mencionada sonoridad que logra mantenernos atentos durante las 12 canciones que conforman su lista, es la amplia variedad de temáticas que aborda en sus líricas, desde la ansiedad hasta hacer un pequeño resumen de cómo ha sido esta pandemia desde su inicio. Canciones como ‘What’s The Trick?’, ‘The White Raven’ y ‘Hi-De-Oh’ son solo algunas de las paradas indiscutibles de este larga duración a las cuales hay que poner especial atención en su contenido textual más allá del sonido que presentan.

Y así sin más es cómo el enigmático Jack White reafirma esta falta de pudor y miedo a la experimentación, algo que ha evidenciado a lo largo de sus 25 años de carrera y que con este, su más reciente lanzamiento, se da el tiempo de incluso hacer un viaje a la intensidad de sus trabajos de veinteañero, restaurando aquella sensación con la madurez musical que hoy le acompaña y lo hace bien. Quizás gran parte del mérito ha sido esta costumbre de presentar trabajos que siempre rozan lo confuso y que en base a eso se evalúe bien su propuesta solo por mantener esa impronta, pero algo que pocos pueden seguir haciendo con tanta facilidad es el hecho de ir a por más dentro de la rareza y salir bien parados sin terminar perdiendo a la mitad de sus seguidores con cada disco que publican. Al final, Jack White sigue siendo Jack White, y es lo que todos esperábamos.

Fernanda Hein