The Black Keys

2022. Easy Eye Sound / Nonesuch

Los recesos muchas veces pueden ser positivos, más aún si se trata de reconectar con la fórmula y las raíces que vieron nacer a una de las bandas de garage más prominentes de los últimos 20 años. Desde "The Big Come Up", su debut a principios del nuevo milenio, The Black Keys se han convertido en escuderos del rock-blues moderno, revitalizando y manteniendo viva la esencia del sonido norteamericano.

Así lo demuestran este 2022 con "Dropout Boogie", como es de costumbre, a través de Nonesuch Records, donde la química entre Auerbach y Carney parece inagotable, componiendo todas las canciones y, muchas de ellas, siendo grabadas en una primera toma, manteniendo esa frescura, energía y espontaneidad que te invita a ser parte de un jam al más puro estilo sureño. 'Wild Child' abre los fuegos, siendo su primer single y el aviso que el grupo está de vuelta. Probablemente logre entrar en las listas, ya que mantiene un estilo muy similar al escuchado en "El Camino": pegajoso, envolvente, un coro enérgico que nos recuerda porqué son tan buenos en lo que hacen.

No es desconocido el respeto y la admiración de Auerbach y Carney por las grandes bandas de los 70. Si bien anteriormente ya han versionado clásicos, en este albúm materializan esa devoción con un sello de autenticidad junto a Billy Gibbons de ZZ Top en 'Good Love', donde la arrastrada guitarra de Gibbons nos mantiene alerta, creando una atmósfera junto al teclado que se silencia para que los versos de Auerbach respondan cada arreglo. Un poderoso riff nos invita a sumergirnos en el clásico sonido del rock sureño con 'Baby I'm Coming Home', donde Auerbach nos demuestra la sutileza de escribir un coro poderoso. Esta es probablemente la canción más hard rockera del álbum, con una estructura y solo de guitarra que nos recordará a Lynyrd Skynyrd o The Allmand Brothers.

Si bien la mayor parte del disco mantiene una estética clara, existen canciones que se diferencian al resto: 'It Ain't Over' es una canción con tintes más arraigados al soul y al pop de los 70, pero sin duda es todo un paseo que evoca bohemia, noche y disfrute. Lo mismo pasa con 'How Long', donde pausan el rock para dar paso a un sonido más calmo, contemplativo e íntimo con grandes líneas de bajo. Un respiro que aporta totalmente a este viaje.

"Dropout Boogie" es un regreso sólido, que sigue manteniendo fresco el sonido de The Black Keys y la esencia pura del sonido norteamericano. Se puede intuir que Dan Auerbach y Patrick Carney disfrutan lo que hacen y pareciera que no necesitan demostrarle nada a nadie. Si bien su undécimo álbum no iguala a sus más grandes trabajos y pensando en todo el tiempo que les queda por delante, nos deja la agradable sensación de que siguen en la búsqueda de hacer lo que mejor saben hacer, rock del bueno.

Diego Salazar