Yajaira

2024. Yajaira

A pesar de que tuvimos que esperar 7 años para escuchar la continuación del increíble “Post Tenebras Lux” (2017), las aguas no han estado quietas en el río lisérgico de Yajaira. Nuestra leyenda viviente del stoner nacional acostumbra a lanzar EPs entre medio de sus discos, tal como fue el caso de “Turbias Visiones” (2020), una estación intermedia que legó increíbles adiciones a su catálogo como ‘Fuego negro’ y ‘Actos impuros’, en las que ya se podía apreciar esa química pura que ganan cuando Sebastián Arce, “Flecha” para los amigos, cierra el triángulo con Miguel Ángel “Comegato” Montenegro y Sam Maquieira. Con la misma formación llega el nuevo “Epopeya” (2024) tras un período de transición en el en vivo que tuvo a Kurt Heyer de Bitterdusk y Los Tábanos Experience en la batería, y a Gastón Cantillana de Bombtrack Distro en la segunda guitarra.

Precisamente, gracias a que la banda se mantiene presente en la escena, aunque sea con distintas formaciones, es que muchos de los que pululaban por sus encuentros en directo ya tenían una idea del camino que podía seguir esta nueva producción, pero lo que tenemos entre manos supera con creces a cualquier expectativa. De hecho, la apertura con ‘Epopeya’ deja en claro que Yajaira no ha perdido ni una cuota de poder con el pasar de los años. Esas ondas graves de la cuerda al aire en sus primeros segundos sintonizan de inmediato con el carácter humeante que el trío domina a la perfección y toma distancia de lo directo que fue ‘El fin de los tiempos modernos’ como abrelatas del “Post Tenebras Lux” (2017). Al menos en esta canción, no aplica el cliché que reza: “la banda continúa desde lo que habían dejado en el disco anterior”. No, este es el Yajaira más espeso que evoluciona lo germinado en otras canciones largas de su historia como ‘La Ira de Dios’, por ejemplo.

Esta bestia devora minutaje y se extiende desde una figura cancina, con unas pasadas hermosas de Sam usando la barra de tremolo, crece en su estado natural, alcanza la voz de Comegato y atraviesa ese desarrollo pedregoso que estamos esperando. Tras la vuelta al riff principal, que era lo que estábamos acostumbrados a escuchar en vivo cuando esta canción se estaba gestando, aparece un intermedio de pura psicodelia oscura que es un verdadero deleite. La voz y el bajo de Comegato, la guitarra de Sam y la batería de Flecha reptan lentamente, te envuelven y te comprimen hasta que el solo de Sam muerde con sus dientes eléctricos que perforan de manera profunda. El bajo de Comegato, como si fuera otra cabeza de esta hidra, ataca de manera obsesiva, con los ojos en sangre gracias a la distorsión y el wah. Vaya manera de empezar.

‘Las Pestes’ trae de vuelta al primer “Yajaira” (1998), con la garganta de Sam al más puro estilo de ‘Camonbeibe’, y lo cruza con la premura más reciente de ‘Estallando’ en el anterior “Post Tenebras Lux” (2017), pero esta vez sin esa bajada alucinógena de la última y manteniendo el nervio thrasher. Lo mejor es que Comegato se suma y comparten voces mientras Flecha no baja la intensidad, todo en un poco más de dos minutos y medio que configuran el escalón más urgente del largo. ‘Cuerpos Extraños’ nos sitúa en el presente, con la banda desplegando a sus anchas el rock pesado en su máxima expresión, sin apelativos. Lo que sí hay que resaltar, es esa línea melódica muy en la onda del Pescado Rabioso más lisérgico en los versos y en la parte final, una influencia que no debería extrañar a nadie. Quizá es una obviedad, pero se escucha tan presente que vale la pena mencionarlo.

Una de las joyas de la corona es, sin duda, ‘Vuelta Al Sol’. De hecho, pareciera que el final de la anterior ‘Cuerpos Extraños’ deja el disco en una planicie que permite mirar cómo el track aparece lentamente en el horizonte. Es como si ‘La Mujer y el Dragón’ de “La Ira de Dios” (2002) evolucionara para convertirse en esta parada sónica perfecta, elegante, cristalina y alucinante, hablándonos de la sabiduría de un grupo que alcanza nuevas alturas compositivas. Es una candidata a convertirse en una favorita de muchos. Por su parte, ‘Algo Se Está Quemando’ fue uno de los primeros caballos de batalla de “Epopeya” (2024) y escuchándolo en contexto es bastante fácil entender por qué. Junto a ‘Rayo Psíquico’ y ‘Siglos de Opresión’ constituyen un triángulo en el que se siguen las mismas lógicas del EP “Turbias Visiones” (2020), o sea, mostrar a ese Yajaira maduro que avanza con la seguridad de su legado a fin de configurar un viaje intenso y placentero que no presenta baches, con una primera parte en la que expanden ciertos ingredientes que han aparecido a lo largo de su historia y muestran algunos de los mejores giros melódicos de su propuesta, y una segunda en la que dejan en claro que gozan de un presente formidable con una arquitectura sónica difícil de derribar.

Los bonus tracks ‘Monolítico’ y ‘Odisea’, una instrumental retomada de sus primeros años, no solo cierran el LP de gran forma, sino que logran que la siguiente pregunta gire sin cesar en tu cerebro: ¿cómo lo hace Yajaira para no fallar nunca? Es que son capaces de darle forma a su obra una y otra vez con elementos estilísticos super concretos, como el stoner, la psicodelia y un toque blusero, pero que logran sorprender y darle una bofetada a estos tiempos en los que todo es efímero e insípido. Así es “Epopeya” (2024), un esférico que va a contrapelo de la acelerada modernidad y te invita a una travesía sabbáthica de 52 minutos que tienes que sentir en cuerpo y alma, de manera lenta y real.

Con un proceso de composición que comenzó en pandemia, Comegato y Sam supieron aprovechar ese período de incertidumbre para dar rienda suelta a canciones más extensas con estructuras de mayor complejidad que coquetean con lo progresivo, no casándose con lo enrevesado del estilo, pero sí tomándose de su libertad a fin de que las creaciones vuelen sin ningún tipo de restricción. La producción, grabación y mezcla de Pablo Giadach junto a la banda en Estudio Lautaro sumadas a la masterización de Jack Endino en Seattle es una receta aprobadísima que logra sacar lo mejor de la sinergia entre Comegato, Sam y Flecha, lo que se expresa en esas atmósferas mitológicas acompañadas de líricas siempre abiertas, abstractas y atemporales. A su vez, esta fórmula encuentra su manifestación perfecta en el arte del disco que nace del grabado “Los Cuatro Ángeles Vengadores” creado por el artista alemán Alberto Durero en 1496 y que Leo Rocha revivió con una dirección de arte y diseño que encaja perfectamente con lo que sale de los parlantes.

Pocas bandas pueden darse el lujo de forjar una discografía perfecta. Pues bien, podemos decir con toda seguridad que Sam, Comegato y los distintos músicos que han transitado por la historia de la banda sí lo han hecho posible y esto queda confirmado una vez más en el disco que nos convoca. Puede que algunos lo pasen por alto, pero la influencia del combo nacional se extiende más allá de nuestras fronteras, son venerados como impulsores del sonido sabbáthico a nivel sudamericano junto a Los Natas en Argentina, antes de que existieran las etiquetas con las que tratamos de clasificar su obra. Es un verdadero honor que, a casi 30 años de haber comenzado su odisea musical, Yajaira se mantenga en pie aplanando las difíciles calles del underground y siga entregándonos hazañas monolíticas de alto calibre como “Epopeya” (2024).

Pablo Cerda