Dead Lord: Convertir los problemas en rock "Surrender", la pandemia y el presente del combo sueco en exclusiva Viernes, 07 de Agosto de 2020 Es difícil negar que el Rock sueco es irresistible. Sus guitarras gemelas, sus riffs efervescentes y su fuente inagotable de coros para cantar a viva a voz son la combinación perfecta para caer rendidos a sus pies. Eso es exactamente lo que Dead Lord pretende lograr con el nuevo “Surrender” (2020), un disco de sonido clásico fabricado para derretir la cara de los auditores con diez cortes que harían sentir orgulloso al mismísimo Phil Lynott de Thin Lizzy y que sigue en el carril de lo mostrado en la trilogía “Goodbye Repentance” (2013), “Heads Held High” (2015) e “In Ignorance We Trust” (2017). Tras la partida de Olle Hedenström, el baterista Adam Lindmark, el guitarrista Martin Nordin y el guitarrista y vocalista Hakim Krim entraron como trío al estudio Humbucker en Estocolmo para registrar “Surrender” con el productor Robert Pehrsson (Death Breath, Thunder Express e Imperial State Electric, entre otros) para probar que, a pesar de las adversidades, estaban dispuestos a grabar el mejor disco posible tanto para ellos como para sus fanáticos. Desde Suecia, Mr. Krim recibe el llamado de Rockaxis y nos cuenta sobre la nueva aventura discográfica de Dead Lord y las complicaciones que trajo el coronavirus, además de expresar con fuerza su opinión sobre el panorama musical actual. No son días fáciles para nadie, pero es momento de rockear ahora y llorar después. •Hablemos de “Surrender”, ¿cómo fue el proceso de creación de este nuevo disco? -El proceso fue bastante bueno. A pesar de que la partida de Olle Hedenström fue difícil, en términos de composición, las cosas cambiaron mucho en “Surrender”. Yo escribí todo el material y esperamos hasta el último minuto para cumplir los plazos de grabación, esa presión es lo que nos mantiene en movimiento. Intenté probar con otros métodos, pero al final no resultaron y acabé trabajando las mejores canciones directamente en el estudio (ríe). Lo que sí cambió fue que grabamos como trío y me hice cargo del bajo. A veces grabamos un instrumento a la vez y en otras con la banda completa haciendo jamming, lo que es más divertido, pero, dificulta el resultado final. Fue una montaña rusa de emociones. Un día quedaba conforme y al otro sentía que no tenía idea de cómo estaba sonando. Siempre convivo con esa dicotomía, pero, en mi opinión, el disco suena bien. •Al escuchar “Surrender”, el auditor percibe de inmediato que ustedes no se han rendido cuando se trata de entregar hard rock directo a la vena. ¿De dónde viene el título entonces? -El disco se llama “Surrender” por dos razones. La primera es que yo asumo el rol autoritario en este disco y le exijo a la gente que me escuche, no soy solo el tipo que predica el mensaje. Este rol activo es mucho más divertido que decirle a la gente que debería cuestionar todo. Siempre es mejor ser el villano, a todos les gusta. Es atractivo exigirle a todo el mundo que se rinda ante nuestra autoridad. También hay un dejo de desamor, nos rendimos ante nuestros sentimientos. La portada lo expresa perfectamente, es un tipo que viste de traje y se rindió hace tanto tiempo que se convirtió en una nube. •Esa portada es bastante distinta a lo que venían mostrando normalmente en términos artísticos. Da la impresión de un trabajo musical un poco más sombrío. -Nuestras canciones siempre son enérgicas en lo musical y un poco depresivas en lo lírico (ríe). Cuando escribo sobre algo más triste intento que la canción sea pegajosa. Si vamos a hablar sobre algo malo, ¡al menos tiene que ser divertido! •En la nota de prensa del sello Century Media, el baterista Adam Lindmark menciona que “los últimos años han sido distintos”. ¿A qué se refiere específicamente? -Además de la partida de Hedenström, obviamente, la situación del coronavirus pudrió todo. A medida que voy envejeciendo, leo más libros, aprendo más cosas sobre el mundo y todo parece estar patas para arriba. La llegada de Trump al poder es un buen ejemplo. Aún así, tenemos la fortuna de haber nacido en una parte del mundo en que puedes convertir los problemas en rock, porque todo está muy raro. Las bandas tienen que hacer un disco, girar y, luego, volver a componer. Para mí, la composición es algo que a veces llega y a veces no. Si estás de gira y te sientes feliz, escribes sobre eso y las canciones fluyen naturalmente, pero si tienes diferencias con los demás integrantes de la banda, pierdes el foco porque estás preocupado de eso. Es más, tuvimos que posponer el disco dos veces porque no teníamos suficientes canciones (ríe). •Entonces fue un disco bastante difícil para ustedes... -No tanto. Por cada canción que escribo hay diez que descarto, incluso antes de que lleguen a tener la estructura apropiada. Cuando te preocupas por algo, eso consume tu energía porque intentas hacer lo posible para que todo resulte bien, por eso cuesta tanto escribir canciones. Se supone que siempre es así, pero, cuando el disco finalmente ve la luz, te olvidas de todo el trabajo duro y de la ansiedad que sentiste. •Canciones como ‘Messin Up’ recuerdan instantáneamente a Thin Lizzy. ¿Les molesta que los comparen constantemente con ellos? -Es genial que nos comparen con Thin Lizzy, sería horrible si nos compararan con Red Hot Chili Peppers (ríe). Obviamente se siente la influencia, sobre todo en esa canción. Puede que le haya pedido ciertas cosas prestadas a los gigantes del rock, pero está hecho con mucho amor. Si Thin Lizzy ya no puede escribir más canciones, alguien tiene que tomar la posta, ¿no? El riff del verso en ‘Evil Always Wins’ es una combinación de AC/DC con Kiss. Al final, si le robas a una persona es copia, pero si le robas a varias es inspiración (ríe). •Esa es una buena manera de expresarlo. Considerando que se mueven en la vena del hard rock clásico, ¿escuchan alguna banda actual? -Hoy en día lo menos que escucho es hard rock clásico (ríe). Me gusta mucho el folk estadounidense de los 60, pero, usualmente, me guío por las carátulas de los discos cada vez que compro música. Si la carátula me expresa algo especial, probablemente lo que hay al interior también me genere algo parecido y, si eso no es suficiente, miro la parte de atrás donde sale la foto de la banda y eso me da una pista de cómo debería sonar. Me encanta investigar sobre música antigua, hay muchas cosas geniales a las que también puedes acceder fácilmente usando Spotify. No consumo música nueva en general. Todo el mundo piensa que hay que usar los elementos más avanzados para grabar y que debe sonar perfecto, eso es lo que me aleja de la música actual. Incluso las nuevas producciones de gente como Bruce Springsteen o Bob Seeger suenan demasiado nítidas. Bandas como Imperial State Electric o Hot Breath de Gotemburgo aún conservan el espíritu del rock clásico y, bueno, cuando se trata del heavy metal o del thrash metal no puedes fingir el sonido, es como tener 18 años eternamente (ríe). •¿Y qué piensas de la camada de bandas que están reviviendo el sonido vintage de los 70 como Lucifer, Graveyard, Kadavar o los mismos Imperial State Electric? -Creo que es genial. En el caso de Dead Lord, no se trata de hacer canciones retro, sino de que no suenen tan modernas. Si tu grabas una guitarra o una batería y te quedas con su sonido natural, obtienes algo más parecido a los 70, pero si les empiezas a agregar cada vez más efectos en tu Mac, el resultado va a ser más “fresco”, como del 2020 (ríe). Con Dead Lord, tienes la seguridad de que el álbum no sonará anticuado y de que perdurará. Escucha los discos de finales de los 60 o de los 70 y compáralos con algo del 85 en adelante, que fue cuando la revolución digital irrumpió en los estudios de grabación, descubrirás que todo suena muy arreglado. Quizá a principios de los 80 el equipo digital del estudio no sonaba tan bien, aunque sí tenía un toque distintivo. No me malentiendas, me encantan algunos discos de los 80, pero cuando las bandas modernas intentan imitarlo no me llama mucho la atención. Me encantaría que más bandas se refugiaran en el sonido setentero. •En tu opinión, ¿cuáles son los elementos que convierten a “Surrender” en un disco especial? -Creo que el proceso de grabación lo convierte en un disco especial. El hecho de que lo grabamos como trío ayudó a que todo fuera un poco más fácil. Cuando eres el único encargado de la composición en un álbum, plasmas tu visión y solo tienes que discutirla con dos personas más y no con tres (ríe). Lo difícil fue tocar el bajo, porque nunca he asumido ese rol completamente, debe ser el instrumento más complejo de grabar y no lo notas hasta que escuchas a alguien tocándolo mal, porque es fácil solo marcar las notas y hacerlo aburrido, pero eso no tiene mucho sentido para mí. Tener un álbum con una producción tan buena es lo más gratificante y eso fue gracias a Robert Pehrsson. Él es un poco mayor que nosotros y actúa como tal, le gusta el sonido definido, en vez de solo pararse en la sala de ensayo y poner los micrófonos al frente como lo haríamos nosotros. Encontrar ese punto medio ayudó a que el resultado fuera óptimo. . •¿Cómo van las cosas con el nuevo bajista Ryan Kemp? -Bien, toca el bajo en las canciones extra que grabamos para el CD, algunos covers y la versión en sueco de ‘Letter From Allen St.’. Quisimos que viajara desde Australia, pero recién pudo hacerlo cuando ya habíamos completado la primera parte del disco. El siguiente trabajo ya será con esta alineación de la banda. •¿Qué recuerdas de los últimos shows de Dead Lord antes de la pandemia? -Mi memoria es desastrosa (ríe). Cuando alguien me pregunta sobre mi show o mi festival favorito, siempre pienso en un show gigante, pero no puedo distinguir en dónde fue, solo recuerdo que fue una fiesta tremenda, la pasamos bien y todo el mundo estaba feliz, gritándose en la cara entre las canciones, tomando cerveza con los amigos, andando por ahí sin pantalones ni calcetines, o recibiendo los retos del conductor del bus. Todo eso es un gran recuerdo almacenado en mi cabeza y realmente lo extraño. Ha pasado tanto tiempo que empecé a extrañar hasta las partes malas de estar en gira, como tocar para tres personas en un café de París (ríe). •Comprendo, en Chile ni siquiera tenemos idea de cuándo se reanudarán los shows y es curioso lo que va a pasar con los discos lanzados este año, porque no se van a poder presentar en vivo como estaba planeado. Supongo, entonces, que Sudamérica no está en los planes de Dead Lord en el futuro cercano. -Tuvimos que posponer todas nuestras fechas hasta el 2021 y, como dices, no hay planes para Sudamérica todavía. Básicamente, trataremos de tocar la mayor cantidad de conciertos posibles a penas tengamos la posibilidad, quizá serán unos pequeños shows en Suecia. Lo más probable es que tengamos otro disco terminado para cuando todo vuelva a la normalidad (ríe). Pablo Cerda Tags #Dead Lord # Surrender # Suecia Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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